El
enfrentamiento ruso-ucraniano se presentó esta semana desde múltiples frentes,
tanto militares como comerciales, que dan a entender que estos roces no se
resolverán en la brevedad.Desde la reunión de Normandía una reunión trilateral
en Bruselas el pasado lunes 9 de junio, no hubo consenso posible entre los Kiev
y Moscú, en cuanto al precio por pagar por mil metros cúbicos de gas, mientras
que los rusos ofrecían una tarifa de $385, por debajo del promedio europeo, y
cercano al que gozara en tiempos de Timoshenko. No obstante ello el primer
ministro ucraniano Arsenii Yatseniuk exigía que el precio fuera de $268 dólares,
precio preferencial que fue vigente durante el tiempo que Ucrania era parte de
la Unión Aduanera con Rusia, ahora que no lo es, Gazprom dice que no ve razón
de cobrar precio de amigos, cuando en realidad Kiev quiere alejarse de Moscú y
acercarse a la Unión Europea (UE). Con todo el encuentro en suelo belga se
concluyó sin éxito, y con la propuesta de volver a encontrarse el próximo lunes
15 de junio, para concluir un acuerdo. Este día es también que se vence el
plazo para Kiev para pagar la deuda acumulada de varios meses que tiene con
Gazprom, que se eleva a pronto 4 mil millones de dólares. Al no programarse
ninguna nueva reunión bilateral, el gobierno ucraniano se verá en la impasse de
o pagar, o ver el flujo de gas interrumpirse hasta nuevo orden.
En
segundo lugar la guerra continúa en el este de Ucrania, donde en las regiones
de Lugansk y Donetsk las repúblicas autoproclamadas se siguen enfrentando al
ejército regular, quien mantiene una operación anti-terrorista que Moscú
condena como contraria al espíritu de reconciliación que el presidente recién
electo Poroshenko proclamó durante su campaña presidencial. Lejos de ello el
jueves 12 de junio se registró por parte de medios presentes y de habitantes
locales el uso de fósforo blanco en Slaviansk, un arma química que está
prohibida por la Convención de Ginebra sobre el Uso de Armas Prohibidas, y
altamente tóxico para la población afectada. A ese efecto Rusia levantó una
condena ante las Naciones Unidas para condenar a Kiev por la violación de esta
convención, algo que el gobierno ucraniano niega rotundamente.
En
tercer lugar unos blindados ucranianos entraron el día de hoy a territorio
ruso, donde entraron hasta ser detectados por el ejército ruso. Sus tripulantes
dieron marcha atrás y volvieron a suelo ucraniano, más dejando atrás el aparato
militar. Este evento fue evaluado por Rusia como una violación de la soberanía
rusa, por parte del ejército ucraniano, y lo llamó una provocación sin igual.
En este aspecto llamó a Yatseniuk a cesar estas mismas, en vistas de una posible
resolución del conflicto.
Con
estos eventos presentes queda claro como el desarrollo de la región no hizo más
que regresar significativamente. Mientras que Kiev no logra recuperar el
control del este del país, tampoco logra
comprar más tiempo a los rusos, pues pensaban que con esta estrategia, y bajo
la protección del Vicepresidente de la Comisión Europea y Comisario para los
asuntos económicos, Olli Rehn, su estrategia de la intransigencia sería
efectiva, lo cierto es que ni siquiera los europeos vieron de buen ojo la
demanda sin concesión del lado ucraniano vis-á-vis con los rusos. Lejos de
ganarse un respaldo económico ponen en aprietos hasta a sus propios socios
europeos, pues si el gas deja de pasar a través de Ucrania, un 40% del gas ruso
en Europa Occidental podría estar en riesgo.
Este panorama que fuera discutido en el pasado por los 28 en vistas de
obtener una mayor independencia de Rusia, no encontraron modo de llevar a cabo la
estrategia aislacionista para con Moscú, sin poner en riesgo el esquema
energético en general.
Ahora
desde el punto de vista militar está más que claro que no se trata de una guerra
donde Rusia tenga una posición activa, pese a los reclamos de los países de
Europa occidental y EE.UU., sino de un asunto interno ucraniano, donde una parte
del país se declaró en rebelión, y tomaron las armas en contra de un poder
central que no les amparaba ni la autonomía en asunto propios, ni siquiera el
uso de la lengua rusa. Si Kiev no es capaz responder a las demandas de sus
conciudadanos del este, los mismos se organizaron para organizar los referendos
del mes pasado, que como se sabe no fueron tomados en cuenta por Kiev, y Rusia
se ha mantenido discreta en el asunto. Son más bien las nuevas élites locales
que están llamando a Rusia a incorporarlos, a imagen y semejanza de Crimea.
Por
lo que Rusia no puede más que mediar entre enemigos acérrimos, quienes han renunciado por lo visto a toda negociación,
para pasar a la ofensiva total, tanto por los pro-rusos como por las
autoridades centrales. Por ello es que tanto el creciente descontrol de la
región afecta ya no sólo a Ucrania, sino a los vecinos inmediatos, como se pudo
presenciar con la entrada de un tanque blindado en suelo ruso. No hay que
confundir aquí los bandos, algo que podría fácilmente ocurrir, los ucranianos
están desgastando su arsenal militar, incluyendo el uso de fósforo blanco, para
someter a poblaciones rusófonas, que se levantaron en armas. Si lo que algunos
es coresponsabilisar a Putin de meterse en Ucrania, más bien habría que pedir explicaciones
a Kiev, de su errático comportamiento en el Lugansk y Donestsk.
Mientras
que el respaldo europeo y ee.uu. esté del lado de Poroshenko y Yatseniuk, su
estrategia seguirá la misma, siempre tratando de ganar tiempo, sin por ello
resolver nada de sustancioso. De lo contrario si el gas deja de llegar,
entonces sí podremos ver acciones más constructivas, cuando se sabe que este
factor en el país centroeuropeo es más que fundamental, es elemental para poder
seguir negociando cualquier salida. Si los europeos llegan a ver que el gas
deja de llegarles, serán los primeros en reclamarles a los ucranianos su
cuestionable estrategia, y posiblemente para ese entonces, Rusia ya tendrá
cubierta su espalda con el histórico
acuerdo sino-ruso recientemente concluido. Europa que esperaba ver el gas de
EE.UU. venir suplir esa demanda, sabrán para ese entonces que las reservas no
sólo fueron exageradas en todos los sentidos, posiblemente se quedarán sin plan
B para operar, o éste les saldrá mucho más caro que lo que actualmente les está
saliendo la cuenta de gas con Gazprom.
Los
ucranianos están verdaderamente jugando con fuego, y a más tardar el martes los
van a ver blanco sobre negro, cuando sin mesa de negociación el cobrador venga
a tocar la puerta del gobierno en busca de la deuda por recaudar. Ante la
evidente imposibilidad inmediata, alguna salida tendrán que encontrar, o
efectivamente verse sin ese gas que actualmente mantiene su economía en
funcionamiento. Y si la guerra se extiende mucho más en el tiempo, también se
alejará toda posibilidad de reconciliación con dichas poblaciones, las cuales
buscarán por todos los medios lograr la incorporación a Rusia, la cual en algún
momento, podría ser estratégicamente interesante para Putin.
Por mientras la jugada estratégica entre los
grandes actores del mundo parece ante todo confusa, dada la actitud de las
nuevas autoridades de Ucrania, las cuales no saben o no quieren llevar las
cosas por un camino del diálogo. Si recortan categóricamente toda autonomía, y
desconocen el idioma empleado por la mayoría de la población, les están negando
derechos fundamentales, que podrían perfectamente justificar la toma de las
armas por parte de las milicias pro-rusas. Mientras que toda la ofensiva
internacional esté dirigida para aislar y negar a Rusia su posición histórica
en la escena internacional, los argumentos esgrimidos son cada vez más dudosos,
como para decirlo de forma neutral.
Ni
sanciones contra la economía rusa, ni ninguna exclusión política, como la
expulsión del ex G8 serán suficientemente convincente para que Moscú “devuelva”
la Crimea a Ucrania, ni tampoco logaran que el comercio entre ellos se
normalice en la brevedad. Lejos de ello desdibuja una nueva configuración
política del mundo, donde el diálogo se ha enterrado tan profundo, que sólo quedan
las acciones unilaterales y el idioma de las sanciones como recurso útil. Antes
que esto se convierta en la realidad en Europa del Este, seremos testigos del
inevitable y catastrófico deterioro de la coyuntura internacional.
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