miércoles, 25 de mayo de 2011

Sobre las relaciones Obama-Netanyahu o la búsqueda de perpetuación del status-quo post 1967

El pasado 24 de mayo el primer ministro de Israel Benjamin Netanyahu dió un discurso ante el Congreso estadounidense en el marco de su visita oficial a la nación norteamericana. Su discurso que prometía una propuesta de paz histórica se diluyó en una mera repetición de las condiciones ya conocida de Tel-Aviv para emprender la creación de un estado palestino. En primer lugar indicó que dicho estado no podría tener ejército alguno. Enseguida rechazó categóricamente la creación de la capitalidad palestina en Jerusalén-Este, y se opusó al regreso de los refugiados palestinos a sus tierras. Por el otro lado no consideraba posible un regreso hacía las fronteras de 1967, las cuales calificó de poco viables y por ende no defendibles contra toda agresión en proveniencia de algún estado árabe. Insistió en la necesidad de la presencia del ejército en el valle del Jordán y la permanencia de las colonias judías en territorio ocupado. Su lista de condiciones concluía con que el gobierno de unidad palestino debía reconocer explícitamente el estado hebreo, una insinuación claramente dirigida al Hamás, que hasta la fecha no ha reconocido el estado hebreo.

La gira por EE.UU. de Netanyahu viene muy marcada por los cambios diversos que se han desarrollado en los pasados meses en la región del Oriente Próximo. Desde las revoluciones de Túnez y de Egipto, pasando por la guerra civil en Libia y los disturbios en varios países como Siria, Yemen o Bahrain. La reciente vuelta a la reconciliación interpalestina ha puesto a Israel en una posición incierta. La nueva posición diplomática de Egipto post-mubarak ha sido clave en el progresivo desbloqueo del status-quo, mismo que Netanyahu defiende con toda fuerza como única paz posible en la región.

La posible creación de un estado palestino que esta contemplado para este año, en el seno de las Naciones Unidas parece ser la mayor amenaza para Tel-Aviv. Mientras que la división interpalestina subsistía no había razones reales para preocuparse sobre la seguridad de Israel.Pero si por un lado el cisma ha dejado de ser y la "otra" comunidad internacional reconoce formalmente el estado palestino dentro de las fronteras de 1967, entre los que figura Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay, Bolivia, Ecuador, entre muchos otros, Israel se tiene que fijar con mayor insistencia que nunca en su mayor aliado, los EE.UU. Obama que se ha visto muy crítico hacía la política de colonización, y que ha en el pasado presionado de forma más simbólica que real a su tradicional aliado en Oriente próximo, sin embargo no ha cortado en absoluto su alianza con el lobby judío-estadounidense y por ende con la administración Netanyahu. El aparente amor-odio entre ambos mandatarios pone ante todo en evidencia, que Obama quiere conservar su faceta progresísta sin por ello renunciar a la alianza de intereses judeo-estadounidense.

En consecuencia de lo anterior Obama pretende convencer a sus socios europeos de la necesidad de votar en contra de la creación jurídica de un estado palestino. Razón de ello que le interesa encontrar un terreno común con Londres y París para bloquear esta medida unilateral. En el procedimiento de pasar por la asamblea de las Naciones Unidas la creación de Palestina como estado, esto se parece mucho a la creación de Israel en el 1948. Quizás con la diferencia que para ese entonces las fuerzas israelíes del Tsahal, ya estaban de facto ocupando el antiguo mandato británico, incluso fuera de la zona que se le atribuía al estado hebreo en la partición de 1947. En ese sentido la proclamación del 15 de mayo de 1948 fue posterior a la ocupación. Una declaración "unilateral" de las Naciones Unidas sobre un estado palestino, sólo podría convertirse en realidad si es acompañada por la fuerza necesaria para imponer dicho orden. Es como menos una contradicción el que un estado nacido en teoría de una creación en las Naciones Unidas hace seis décadas, ahora tache de "unilateral" la creación de Palestina por la misma vía.

Las presiones que se están ejerciendo sobre los países occidentales para no colaborar con el gobierno unitario palestino están meramente basadas en que el Hamás por un lado no reconoce a Israel, y que está en la lista de organización "terroristas" tanto de EUA como de la Unión Europea. Con dicha "pérdida" de legitimidad del gobierno palestino se haría factible una subordinación general de la "comunidad internacional" hacía los intereses y políticas de Israel y de sus poderosos lobbies en EE.UU. A la vez serviría como importante eje para preservar el status-quo de 1967.

¿Podrá Netanyahu lograr su objetivo de aislar una vez más a los palestinos y asegurarse la retaguardia en Washington? ¿Acaso Obama se mostrará fiel a la tradición estadounidense en la política exterior en Oriente próximo? ¿Será la Asamblea de las Naciones Unidas una vez más puesta de lado por el Consejo de Seguridad obrando en favor de Israel?

La no realización de la creación de Palestina como estado fue altamente exitosa en el pasado. El rechazo de las demandas hechas por parte de los negociadores palestinos, sobre el derecho al regreso de los refugiados palestinos, a la recuperación de Jerusalén-Este y el no regreso a las fronteras de 1967 aún hacen unanimidad en los países occidentales. Sin embargo nada está dicho antes de hora, y una nueva confrontación en el seno de la Asamblea de las Naciones Unidas, desaparecida desde la defunción del bloque soviético, puede volver y remover las arenas de un status-quo que ha permanecido demasiado tiempo inmóvil.


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