sábado, 29 de mayo de 2010

Las elecciones colombianas 2010 o la lucha por el uribismo por permanecer en el poder

El día de mañana el pueblo colombiano eligirá al nuevo presidente. En agosto se termina el segundo y último mandato presidencial de Alvaro Uribe, y su sucesión no parece del todo asegurada según las encuestas. Su candidato el ex-ministro de defensa, Juan Manuel Santos no está en la cabeza de los favoritos. El candidato que acapara la mayoría de estas es el ex-alcalde de Bogotá Antanas Mockus, abanderado del partido verde. Su candidatura tampoco es la primera, sino la tercera en su carrera política. Sin embargo Antanas Mockus nunca había estado tan cerca de arrancarle la victoria al Partido Social de la Unión Nacional, quien ha sacado en dos ocasiones una mayoría contundente con el presidente saliente.

Las tensiones internas de la sociedad colombiana después de estos ocho años son evidentes. Muchos escándalos han minado la credibilidad de este partido, el cual lleva años siendo investigado en cuanto a sus lazos con la parapolítica, donde el mismo hermano del presidente actual, Mario Uribe Vélez se vió implicado y actualmente está en asilo político en la vecina República de Panamá. La gran mayoría de los actuales y antiguos miembros del gobierno de Uribe se vieron en una u otra forma manchados con las consecuencias de la denominada "seguridad democrática". Esta política que en la precampaña de Uribe antes de su primera presidencia era su faro electoral, ha demotrado toda su envergadura militar. El elevadísimo costo corriente en los presupuestos generales del gobierno, los costos humanos en las zonas afectadas por el combate, los falsos positivos de los cuales ahora tanto se habla, las fosas comunes, que recuerdan atrozmente a tantas otras fosas, tales como las de Cambodia o la misma guerra civil española.

En los diferentes debates que se produjeron en la precampaña, donde se hablaron entre otros temas, los más delicados en un hipotético nuevo gobierno.¿Cuales serían las relaciones diplomáticas con los países vecinos, en general hacía América Latina, y en particular a Venezuela y Ecuador? ¿De volver a darse una situación similar a la de 2008, se volvería a repetir la agresión extraterritorial para fines de lucha anti-FARC? Teniendo como candidato al Partido de la U al ex-ministro de defensa, Juan Manuel Santos, este por razones evidentes, defendió argumentativamente su proyecto político, insistiendo ante todo en la necesidad de algunas maniobras, y sobre el posible éxito anhelado. Este se dió por ejemplo en la liberación de la ex-cadidata Ingrid Betancourt, la cual siendo franco-colombiana, comprometía a su vez la relaciones exteriores con Francía, y con el empeño especial que le puso el presidente galo, Nicolas Sarkozy. Lo cierto es que si 15 personas pudieron ser liberadas en estos mandatos, la intervención militar ha sido antepuesta a la negociación de canje humanitario.

Es cierto que la seguridad en las ciudades se ha mejorado considerablemente, lo cual en parte ha permitido un relativo crecimiento y una normalización de parte de la economía formal. El costo humano sin embargo no tiene proporción alguna con lo anterior. Siendo que en Colombia la cifra de desplazados por el conflicto, de huérfanos, indígenas sin tierra, y ante todo las muertes provocadas para estos logros, solo pueden minar los aspectos positivos que resalta Santos en su campaña.

En comparación el perfíl de Mockus es absolutamente pulcro. Fue rector de la Universidad Nacional, dos veces alcalde, y él tanto como su partido verde son absolutamente limpios de parapolítica y corrupción. Su tono conciliador en cuanto al exterior, su empeño en sacar a la luz las investigaciones de la violaciones de los derechos humanos en Colombia. Esto no garantiza en si nada, sino son promesas de una gestión más transparente y de una voluntad de subsanar las heridas de un país que lleva décadas en guerra civil, declarada o no, son las esperanzas que parecen albergarse en su candidatura.

El presidente que salga después de Uribe ciertamente no lo tendrá tan fácil. Hay que purgar la administración de corrupción, clientelismo, remover cabecillas, y sobre todo, hay compromisos internacionales que cumplir. Entre ellos está el Plan Colombia y las bases militares estadounidenes en suelo colombiano. El mantenimiento de los acuerdos militares con EE.UU. son la condicionantes a la reintegración de Colombia en la comunidad latinoamericana, de la cual es considerada a día de hoy, como la Israel de América Latina. En la política interior muchos son los pendientes, y lo cierto es que una sola administración no podrá subsanas los males de dos mandatos de Uribe.

Esto todo tendrá que verse el dia de mañana, cuando se sabrá si en una vuelta se consigue una mayoría absoluta, o se pasará a una segunda vuelta prevista para el 20 de junio del año en curso. Sea la victoria del Partido de la U, o la alternancia, esta decisión depende ahora mismo del pueblo colombiano convocado a las urnas electorales.

Solo el pueblo puede salvar al pueblo.
Que viva la dignidad del pueblo colombiano
Hasta la victoria siempre
Venceremos.

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