viernes, 25 de febrero de 2011

La lenta descomposición del régimen de Ghadafi ante la progresión de la insurgencia

A cada hora que pasa, el coronel Ghadafi pierde un feudo más, una ciudad o un campo petrolero. El este de Libia se ha liberado en toda forma de la autoridad de Tripoli. Tobruk fue la primera ciudad en rebelarse, con el apoyo del ejército libio, que se pasó del lado del pueblo. Incluso las diferentes legaciones diplomáticas de Libia ha hecho defección al coronel. En una situación de creciente aislamiento, con cada vez menos aliados, el paradero del coronel permanece un misterio, quien se ha hecho escuchar en una intervención telefónica, la cual varias veces interrumpida, y de muy mala calidad sonora, el día de ayer. Sus intenciones iniciales de dar condolencias a las víctimas de la represión fue concluida con una fuerte crítica a sus enemigos, que él mismo vinculó con Ossama Bin Laden y la red Al Quaeda.

Hay un creciente abismo entre las declaraciones de Ghadafi y los acontecimientos en Libia y el mundo. Como ya mencionado, las representaciones en Ginebra, Suiza ante la Onu, en Estocolmo, Suecia, en París, Francia, ante el país galo y ante la UNESCO, etc. Los respectivos embajadores y representates se han claramente posicionado con el pueblo y han demisionado de sus puestos. En París una concentración de libios y simpatizantes de la causa han tomado las instalaciones de la embajada de forma pacífica, y han sustituido la bandera verde por la bandera libia de 1951, de tres bandas, rojo, negro y verde, con una luna cresciente y una estrella de fondo. Dicha bandera representa hoy la Libia liberada y ondea ya en lugar de la bandera verde, en muchas ciudades del este del país.

La región de la Cyrenaica, y la ciudad de Benghazi, hasta la frontera con Egipto se considera de facto liberada. Las fuerzas de Ghadafi han perdido todo control sobre esas regiones, como también de los pozos petroleros que también se ubican en dicha región. Los cuarteles del ejército han sido desertados, donde los soldados no piensan en ningún momento dirigir las armas contra sus familiares, amigos o vecinos. Su función consiste ahora de detener a los mercenarios que Ghadafi parece haber contratado para aplacar la rebelión. Ciudades como Tobruk, Al Baida, Darna han pasado su primer viernes tras la liberación con actos multitudinarios después de la oración. En Tripoli al mismo tiempo hubo una calma relativa después de varios días de violentos enfrentamientos callejeros. El ejército sin embargo se enfrentó con insurgentes, matando a cinco de ellos. El aeropuerto de la capital ha estado lleno a reventar de libios y extranjeros queriendo irse del país. Por vía terrestre una marea de personas están llegando a Túnez y a Egipto. Ambos países han recibido en los últimos días una grande cantidad de personas, en circunstancias donde a veces los controles fronterizos son escasos a inexistentes.

La crisis internacional ha seguido también su curso. Mientras que en el consejo de seguridad de la ONU Francia y el Reino Unido han presentado una propuesta de embargo de armas y congelación de bienes de Ghadafi, y las representaciones de Libia se desvinculan de coronel, las condenas formales han pasado a una preparación de la era post-Ghadafi. Los errores diplomáticos que muchas cancillerías occidentales cometieron con Mubarak o Ben Ali, lo quieren evitar a toda costa. Esto no va a resultar fácil cuando Sarkozy firmó en 2009-2010 unos encargos de aviones Mirage a Libia. Estos mismos que en la actualidad son empleados contra la población libia. La diplomacia europea bajo la dirección de Catherine Ashton ha propuesto la imposición de una prohibición de parte del espacio aéreo (No-Fly Zone) para limitar esta táctica empleada por días pasados.

Es más el miedo de la llegada de los inmigrantes libios a Europa que se teme que la situación de seguridad interna de Libia, sobre todo países como Grecia, Italia o Malta, en cercanía del epicentro de la rebelión. Por años Libia ha proporcionado petróleo barato para el sur de Europa. La interrupción parcial de esta producción y la inestabilidad de Libia han terminado por hacer subir el precio del barril a 112 dólares. Esta subida que Arabia Saodita quiere evitar a toda costa, proponiendo paliar todo ese petróleo faltante en el mercado, siendo el mayor productor del mundo actualemente con 9 millones de barriles al día. El margen de mercado que podría afectar Libia o inclusive Argelia no es excesivamente representativo, pero si se hace notar en las bolsas de valores del mundo.

Ghadafi aún controla Tripoli, pero no mucho más que su alrededor. Incluso ahí ya se está viendo amenazado, a la vez que el ejército ha tomado el control del país al este reveindicando ya formar parte de la revolución en curso. En el momento que la capital este realmente asediada, será la hora decisiva de Ghadafi, de ver si realmente quiere dejar su honor y vida en la lucha hasta el último respiro, hasta el último hombre, como suele decir en estos días. O del contrario salga al exilio. Dicho de paso que su popularidad incluso entre sus antiguos aliados más leales en el ámbito internacional lo han dejado también. Si acaso Israel podría acogerlo, o Arabia Saodita, o quizás en Tchad, pero fuera de estos tres casos, es de dudar que cualquier país que sea mínimamente coherente en su política internacional, le abra las puertas, con los antecedentes que dió en sus últimos meses en el poder.

El hecho relevante sigue siendo que la revolución está tomando el país a lentos pasos. En la medida que las zonas estratégicas del este y pronto del oeste caéran en manos de la insurgencia, la caída de Tripoli y de Ghadafi está casi predeterminada. Lo que queda por definir es quando. Esta pregunta se revelará en su momento, pero lo cierto que nada ni nadie en este momento podrá salvar a Ghadafi de su destino, muera en su tierra o en tierra extranjera.

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