jueves, 28 de febrero de 2008

La otra revolución naranja

Kenia resulta ser un interesante caso de como proceder ante una crisis institucional. Mwai Kbaki, el presidente saliente keniano se presentó a la reelección para las elecciones previstas el 27 de diciembre del año pasado. Estas elecciones contaron con una presencia importante de observadores internacionales. Para el treinta de diciembre la comisión electoral keniana declaró ganador al candidato del Partido de la Unión Nacional (PUN) liderado por Kbaki por un 2.5% de diferencia con su más cercano contrincante Raila Odinga, lider del Movimiento Democrático Naranja (MDN). En consecuencia se desencadenó una guerra de tipo clánico entre ambos bandos, que tomó tintes étnicos. Se cobraron muertos entre los enfrentamiento entre Policía y manifestantes del MDN. Habiendo tomado formalmente el puesto de Presidente con nuevo mandato, Odinga comenzó a mobilizar los medios nacionales como internacionales condenando un fraude electoral. La tensión fue tal que la Unión Africana convocó a Ban Ki Moon a negociar entre los interesados para parar la crisis keniana. Sus negociaciones fueron infructuosass al grado que para no estancar la negociación se convocó al ex-secretario de las Naciones Unidas, Kofi Annan a asistir al actual secretario general. En este contexto es que Kbaki cedió algo, no todo lo que quería la oposición, quienes exigían la repetición de las eleciones. El presidente ofreció un gobierno compartido entre los dos partidos. Esta oferta se materializó el jueves 28 de febrero al firmarse el pacto en presencia de ambos políticos y Kofi Annan, para la formación de un gobierno de unidad similar al que firmó en su momento Al Fatah y Hamás en La Meca.

Considerando que solamente se trate de un pacto, el cual aún tiene que ver la luz, además que habrá que ver que tanto poder puede tener Odiinga como Primer Ministro, una novedad en Kenia. Al menos sirve de freno el que el MDN haya conseguido mayoría en el Parlamento, importante arma en un gobierno unitario, donde Odinga está en inferioridad jerárquica frente al presidente Kibaki.

Es una relativa victoria. Hasta coincide con el color con el que se abanderó la revolución naranja de Ucraina en el 2004. El resultado fue que el reconteó le robo la presidencia a Yukashenko, teniendo el candidato Youshenko más votos. Al final llegaron a un acuerdo en el cual Yushenko fue Presidente y Yukashenko Primer Ministro. La coalción se rompió por desgaste al tener uno como el otro estrategias diferentes. También en Palestina se intentó un acuerdo similar. Aquí el desarrollo fue diferente, pues se rompió unilateralmente por parte de Al Fatah, quien decidió crear un gobierno de crisis,desconociendo el existente,solamente conformado por Al Fatah.Con el peso que tenía el Hamás en el parlamento esto carece hasta la fecha de toda legalidad, pero en Palestina está entredicho. Actualmente existe el gobierno de emergencia, prolongado al infinito con el Presidente Mahmoud Abbas, y el Primer Ministro Salam Al Fayed. Hamás considera que está legitimamente en el poder, sin dejar de desconocer al Presidente Abbas. Sin embargo la la Franja de Gaza, está en el poder de Hamás, sin un mandato legal. Las fuerzas de Al Fatah han sido expulsadas de ahí en el 2007.

Aún con todo este panorama de experiencias de gobiernos de unidad, no deja de ser un logro que se haya llegado a un acuerdo, que si bien es temporal, es necesario en un país con crisis institucional y con una ola de violencia imparable.

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