lunes, 3 de marzo de 2008

Alvaro Uribe entre la espada y la pared

Las tensiones entre Colombia, Ecuador y Venezuela están en un nivel máximo. Por lo pronto ya no hay relaciones diplómáticas entre Colombia y sus dos vecinos, pues Correa como Chávez las han roto unilateralmente. Cualquier instancia de diálogo ha quedado por lo mismo rota, al mismo tiempo que ambos vecinos de Colombia han movilizado sus respectivos ejércitos a la frontera con Colombia.

Colombia ha demostrado un desconocimiento absoluto de la soberanía de Ecuador. Una cosa es que el ejército colombiano reprima en su propia jurisdicción nacional, otra que de paso invada a su vecino cometiendo una verdadera masacre, que posteriormente intente matizar con declaraciones contradictorias. La denominada seguridad democrática del presidente Uribe es todo menos democrática,y mucho menos respeta las leyes internacionales. Las tensas relaciones que había mantenido hasta ahora con Correa y con Chávez han tenido ciertamente altibajos, pero nunca habían rozado un nivel tan bajo como ahora. Para llegar al grado que el mismo secretario de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Insulza lo diga, es porque verdaderamente Uribe está actuando de forma cada vez más errática y contraria a toda legalidad de un gobierno respetuoso con sus propios conciudadanos, como con sus vecinos inmediatos.

Aún no se puede hablar de guerra propiamente dicho, pues no ha habido un enfrentamiento entre ejércitos, pero eso si, las fronteras entre ellos están totalmente militarizadas. Está claro que una incursión en territorio vecino es lo mismo que una invasión militar, tal y como lo hace regularmente Israel en Palestina. Esto justifica plenamente el comportamiento de Venezuela como de Ecuador. Por lo pronto Bogotá ha intentado matizar lo sucedido con versiones poco coherentes, en vano, pues queda evidente que con dos fronteras militarizadas lo último que quiere es de nuevo provocar una escalación. Bolivia como la OEA han intentado llevar a los implicados a una mesa de negociación, sin éxito aún. Realmente dudo que ninguno quiera llegar al conflicto bélico. Pero de Uribe, más hombre de guerra que de paz, poco se puede esperar en ese sentido. Ahora que se encuentra entre la espada y la pared, tendrá que retractarse tarde o temprano llevándose una humilliación en su propio país como a nivel internacional. ¿Quién va a querer todavía colaborar con él en el canjeo humanitario con la FARC después de este suceso?

Todo aquel país u organización que pueda mediar entre estos tres tiene la obligación moral de hacer lo humanamente posible para calmar el conflicto y llevarlos a negociar una paz duradera y sólida. Puede que sea la OEA, la CAN (Comunidad Andina de Naciones, a la cual pertenecían los tres hasta que se salió Venezuela), las Naciones Unidas, o porque no EE.UU, que tiene una fuerte influencia en Colombia y podría influir en Uribe. Sea como fuera hay que evitar a toda costa el enfrentamiento. No parece plausible que Venezuela o Ecuador lo provoquen, puesto que el primero no está directamente implicado, pero si aliado al segundo, y Ecuador porque hasta ahora lo único que ha hecho es militarizarse para el hipotético caso de un conflicto. El único agresor aquí es Colombia. Después de esto sería dudoso que respondiera con otro golpe militar en Ecuador, desatando entonces si la guerra en Suramérica.

Esta es la peor crisis que ha sufrido la región en años, y su solución es compleja debido a la falta de comunicación entre ellos actualmente. Uribe tendrá que entrar en razón y reconocer que se ha excedido, o de lo contrario seguir esquivando la verdad con afirmaciones poco convincentes y contradictorias. La vía militar puede llegar a considerarse solamente si todo diálogo se torna inútil. Hasta entonces esperemos que la verdad impere por encima de la violencia, puesto que hasta alguién como Uribe tendrá una faceta humana que le inducirá a reconocer lo evidente. Ante la complejidad de la situación habrá que seguir este asunto de cerca en los siguientes días y semanas para sacar concluciones más acertadas.

No hay comentarios: