lunes, 11 de abril de 2011

El arresto de Laurent Gbagbo por las fuerzas pro-Ouattara o la caída del presidente rebelde bajo la intervención extranjera

La guerra civil marfileña ha llegado a un punto de culminación con el arresto de Laurent Gbabgo. Desde que en los pasados días el presdidente "electo" entró en la ciudad y se apoderó de gran parte de la capital económica Abidjan, la radicalización entre los simpatizantes de ambos líderes, el "electo" como el "saliente", Laurent Gbabgo se ha intensificado. Las ONUCI, organización militar presente en el país desde 2004 junto con la fuerza de intervención francesa se han empeñado en un inicio en no interferir directamente en la toma del palacio presidencial por parte de Alassane Ouattara, aunque sin duda alguna si lo estaba haciendo de forma indirecta. Hasta el día de hoy Laurent Gbabgo estuvo resguardado en su búnker sin rendirse. Pese a los "esfuerzos" llevados a cabo por emisarios de Ouattara para convencerlo de irse por las buenas. Ouattara vociferó que la marcha final se había entamado y se instaló de nuevo en el Hotel del Golf0, donde desde meses anteriores había permanecido recluido rodeado por fuerzas de los cascos azules.

Entonces es el 9 de abril que en reacción al asalto de la residencia presidencial fracasada, Gbabgo devolvió le golpe, haciendo incursiones sobre los cascos azules que protegen al presidente electo en su hotel. Serios tiros se percibieron en el interior del complejo hotelero según testigos. En respuesta esta vez la ONU ha sacado de nuevo su resolución que determina la salida incondicional del presidente Laurent Gbabgo, y según la cual toda medida para llegar a ese fin es buena. El secretario general de dicha organización Ban Ki Moon exortó a presionar aún más al presidente rebelde de la comunidad internacional. La ONUCI y las fuerzas de la Licorne francesa bombardearon desde el aire el edificio presidencial, dañanadolo parcialmente.

La determinación de la "comunidad internacional" y de la ONU para llevar a cabo por la fuerza la llegada al poder del "presidente electo" Ouattara pronto comienza a oler a una intervención no solo necesaria en las circunstancias actuales, sino casi premeditada. Eso hace parecer al político marfileño como dependiente de la ayuda internacional para sostener su posición y legitimidad en su país. O si se invierten los términos, la comunidad internacional es su único garante para un hipotético poder como presidente de Costa de Marfil.

Si se considera que la clave de toda la elección del 28 de noviembre, donde una parte del conteo entró en litigio, este dando dos resultados, la "comunidad internacional" se decidió por uno, y no consideró en ningún momento revisar las urnas, y entonces aclarar el litigio. Fue como una imposición sin condiciones, el presidente electo es Alassane Ouattara. De inmediato tomado por válido en la arena internacional, Francia y las Naciones Unidas fueron los primeros en reconocerlo. Sin embargo otros reconocieron aún a Gbabgo, como fue el caso de Angola o Sudáfrica. Entonces surge la dicotomía paradójica, que la "comunidad internacional" ha reconocido a Ouattara, pero algunos países africanos siguen respondiendo a Gbabgo. No es necesario explicitar en dicho contexto que valor tienen unos como los otros en importancia en una supuesta igualdad jurídica de países en la arena internacional.

Es interesante a su vez ver el apoyo que llegó a recoger Laurent Gbabgo, en manifestaciones populares, después de meses de su hipotético fin de mandato. Su opositor en cambio pena por encontrar una recepción similar, si no es en los sectores más potentes de la economía que son sus más leales seguidores, que en parte son franceses o binacionales franco-marfileños. La economía nacional que está estancada desde el año pasado con la crisis económica ha creado una creciente dificultad para el abastecimiento de alimentos en la ciudad. La subida de los precios de alimentos básicos se ha multiplicado por la escasez y la inseguridad. Ouattara cuando volvió al complejo hotelero, prometió una rápida normalización del abastecimiento.

Gbabgo había pedido la salida de las fuerzas de intervención. Ha lanzado fuertes acusaciones hacia el presidente Sarkozy, acusándolo de intervencionismo neocolonial y de injerencia en su país. Si bien es cierto que la posición del presidente galo no es la óptima en las encuestas más recientes, y que la vista de unas elecciones presidenciales en 2012 hace más necesario cuidar su imagen, el mandatario ha elegido la vía militar, la intervención francesa, que quiere darse como el nuevo policía mundial, capaz de arreglar cualquier problema con su sola presencia militar in situ.

La tarde del lunes 11 de abril las fuerzas pro-Ouatarra y de la Licorne han procedido al arresto de Laurent Gbabgo, su mujer Simone y de su hijo en la residencia presidencial. En efecto todos se encuentran en calidad de detenidos en el Hotel del Golfo, residencia temporal de Alassane Ouattara. La resistencia leal al ya considerado ex-presidente Gbabgo no fue capaz de resistir el asalto final y se rindió. Cual sea su tratamiento en los días por venir es incierto. Con la caída de Gbagbo el país está priori unificado bajo la autoridad Alassane Ouattara. Otra cosa muy distinta es que su legitimidad sea aceptada en la población marfileña. Es de suponer que de encontrarse una oposición interna fuerte, recurrirá a la represión, la que está ahora mismo acusando a su contrincante. En todo caso el país volverá plenamente en la órbita del FMI, donde él mismo fue presidente adjunto en el pasado, y en el giro económico intimamente ligado a Francia, de la que fue colonia, o talvez, lo sigue siendo.

La cabeza ha caído, pero ahora se tratará de ganarse la confianza del pueblo marfileño. Todo dependerá de la forma en la que el recién ungido presidente Ouattara tratará a su antiguo rival, y a sus seguidores, que podrián seguir armados, y estar dispuestos a dificultarle la tarea de pacificar el país. La herida abierta por una crisis política, de una guerra civil y de una internvención extranjera no se cerrará de la noche a la mañana. También la economía ha sufrido estragos importantes. La historia juzgará al ahora ex-presidente caído en desgracia, como su rol en estos meses desde noviembre 2010 hasta abril 2011. La "intervención humanitaria" ha terminado, pero cuanto tiempo quedarán en el país las fuerzas extranjeras, si es que se piensan retirar. El precedente está puesto para el resto de la región bajo dominación neocolonial francesa.

La Francafrique está de nuevo en orden, gracias a la intervención del presidente Nicolas Sarkozy y de las Naciones Unidas. Que generosos son los occidentales para impartir democracia y justicia por el mundo a punta de pistola para quienes "se les resisten". Solo faltaría que los "ingratos" africanos desaprobaran el bienestar que les aportará la democracia recuperada.



No hay comentarios: