viernes, 15 de abril de 2011

La guerra diplomática en la "comunidad internacional" o el estancamiento de la guerra civil libia

La división reina en la coalición internacional involucrada en Libia desde el 19 de marzo 2011. Una intensa actividad diplomática se ha desplegado en los días pasados, poniendo en evidencia la falta de unanimidad de la "comunidad internacional" en la crisis libia, mientras que se continuaron los bombardeos sobre territorio libio desde el aire. Cuatro fueron los eventos, la Reunión del Grupo Internacional de contacto sobre Libia (GICL) en Doha, Qatar del 11 al 13 de abril, la cumbre de la Liga Árabe en El Cairo, Egipto el 14 de abril, y la reunión de la OTAN en Berlín, Alemania el 15 de abril y la Reunión de los países del BRICS en Beijing, China el 14 de abril 2011.

El Consejo Nacional de Transición Libio (CNT) que goza en la actualidad del reconocimiento de cuatro países, Francia, Italia y Qatar y las Maledivas, estuvo presente en la Reunión del GICL en Doha, a la vez que estuvo el ex-ministro de relaciones exteriores en defección, Moussa Koussa. Mahmoud Shammam, representante del CNT pidió dos cosas a los países occidentales presentes, intensificar los bombardeos sobre el territorio libio, y un suministro de armas al CNT. El punto en común que se encontró entre los presentes, fue la necesaria renuncia del coronel Ghadafi, la necesidad de financiar al CNT, y que éste es el representante legítimo del pueblo libio para ese sector de la comunidad internacional.

La Liga Árabe (LA) en la Cumbre de El Caire de ayer recogió por su lado puntos de vista similares a los esgrimidos en Doha, con la diferencia de una tímida crítica de los métodos empleados en palabras del secretario de dicha organización, Amr Moussa. En la semana anterior la LA había iniciado un alto el fuego para entablar unas negociaciones entre ambos partidos. El gobierno de Trípoli aceptó los términos formulados, pero el CNT no le fue favorable al reclamar la salida incondicional del coronel y de su familia del poder. Con este fracaso más, toda idea de negociación está llegando a un punto muerto. También entra en consideración la posición de Qatar como primer nación árabe que reconoció el CNT, rompiendo el tabú. En consecuencia la LA ha reconocido la legitimidad del CNT y la necesidad de derrocar al coronel, solo que esto debe de ser de forma pacífica, y no como lo plantea la OTAN.

En la Cumbre de Berlín la OTAN se reunió el 15 de abril, con la finalidad de aclarar las divergencias acerca del operativo en curso en Libia. De hecho las opiniones están divididas en el seno de la organización noratlántica. Alemania está opuesta a esta operación, y ha negado toda colaboración militar directa en ella. España también se ha opuesto al suministro de armas a los rebeldes, al considerar dicha acción fuera del alcance de la Resolución 1973. EE.UU., donde el presidente Barack Obama se ha querido dar una nueva imagen su nación en el mundo, se muestra partidario de estas acciones, pero se rehúsa ha participar directamente con su ejército en ellas. Francia y el Reino Unido, como es sabido, son los primeros promotores de esta operación en curso desde su mismo inicio. La situación actual de estancamiento de los rebeldes frente al ejército leal a Trípoli ha puesto en la mesa dos medidas controvertidas para remediar el problema. Por un lado suministrar armamento a los rebeldes, y por el otro enviar tropas en tierra a Libia en apoyo al régimen de facto de Benghazi. A la vez los bombardeos efectuados sobre Misurata, Sirta, y Trípoli en los últimos días, seguirán con esa intensidad, en parte justificado por esa demanda hecha explícitamente por parte del CNT.

Finalmente la Reunión del grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Suráfrica) en Beijing, criticaron duramente el proceder de la OTAN en Libia, y se dijieron favorables a toda negociación en el conflicto. Las condenas expresadas por todos sus participantes son ya una porción importante de la autodenominada "Comunidad internacional", entre las que figuran dos países miembros permanentes del Consejo de Seguridad, Russia y China. Es paradójico, que el presidente Zuma se haya decidido en primero votar a favor de la Resolución nr 1973, y que ahora se posiciona de forma crítica contra la intervención militar. En toda la contradicción existente, los países "emergentes" se están haciendo un hueco en la escena internacional, para contrarestar la unilateralidad de las medidas tomadas por la "comunidad internacional" franco-anglo-estadounidense.

Esta guerra de palabras en el plano internacional tanto interno en la OTAN como en el concierto de naciones muestran porfín un mundo multipolar. Desde el colapso de la URSS y el fin de la guerra fría, la diplomacia internacional estuvo en gran parte dominada por EE.UU. y luego por Francia y el Reino Unido en grado de importancia. La emergencia de lo que se denomina "países emergentes" como Brasil, India, China, México, etc, ha dado un nuevo giro en la escena internacional, con la conformación de bloques alternativos, como el ALBA por un lado, pero también el BRIC, que en 2011 se convirtió en BRICS, y un sinfín de organismos supranacionales, que le hacen actualmente competencia a la voz de Washington, París o Londres. Es así como vemos que una operación que se tramó en Libia, y que en un origen no iba a generar demasiadas disidencias, se ha convertido en eje de división en todos los niveles.

El CNT está ganando bastante reconocimiento internacional, siendo en sí todo menos representativo del pueblo libio. Siendo ante todo presente en la región cirenáica, no abarca a todas las regiones, ni grupos sociales del país. En Trípoli por su lado también se han visto manifestaciones favorables a Ghadafi, que muestran una cierta adhesión al coronel, la menos de un sector de la sociedad. La guerra mediática que pretende dar a ver una unidad, tanto en el lado del coronel Ghadafi, como en el de los rebeldes, muestra la profunda división que enfrenta el país. La bipolarización, la necesidad de posicionarse en el bando que domina una ciudad o región, la constante guerra de desgaste, y con frentes que avanzan y retroceden permanentemente, son cimiento para un enfrentamiento que promete ser lóngevo, si no hay un momento de inflexión por un lado y por el otro.

La reciente caída del ahora ex-presidente Laurent Gbabgo en Costa de Marfíl ha dado esperanzas a los halcones, que buscan por todos los medios deshacerse del incómodo coronel libio. La fallida negociación de la LA, el estancamiento del avance de los rebeldes, la impotencia de alcanzar sus objetivos de forma inmediata, ha llevado a los portavoces de la coalición a hacer presión verbal, donde la fuerza de las armas no llega. Condenar al ostracismo al régimen de Trípoli de forma unilateral, haciendo plenamente uso de su autoridad como representantes de los países más desarrollados y potentes del mundo.

Esta guerra, que por el momento está aún en ventaja para Muammar Ghadafi, mantiene todas las expectativas en vivo. Si en un caso hipotético la OTAN optara por intervención terrestre, entonces se puede decir que el fin de Ghadafi está cerca. Mientras que el parálisis diplomática se mantiene, a la vez que la guerra de desgaste, el bando que más resistencia pueda ofrecer, ganará la guerra civil. En el caso de que el CNT ya esté recibiendo de forma indirecta ayuda militar, lo cual es altamente probable, la existencia del CNT será una realidad hasta nuevo orden. Pero una vez más la alta dependencia del CNT de toda ayuda internacional crea una incógnita mayor.

¿Cuanto tiempo los aliados mantendrán su apoyo tácito antes de entrar ellos mismos a hacer el trabajo sucio? ¿Cuanto tiempo más se hará referencia formal a la Resolución 1973? Y ante todo: ¿Acaso el Consejo Nacional de Transición es EL legítimo representante del pueblo libio?


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