jueves, 8 de enero de 2009

La invasión de Gaza o el retroceso de paz en Medio Oriente

El mundo clama por un cese el fuego y el repudio contra la ofensiva israelí es unánime. Sin embargo con la sola voluntad del presidente saliente de EE.UU. se puede seguir bloqueando el consejo de seguridad hasta donde sea necesario. Es realmente lamentable ver como los diferentes líderes europeos se van a la zona para mediar, y lo que consiguen es entrevistarse con un presidente paletino absolutamente impotente o con un jefe de gobierno israelí que en su última fase se empeña a reenderezar los errores cometidos en Líbano hace ya tres años, en un asalto definitivo sobre la Franja de Gaza. Es propaganda electoral al fin y al cabo. Pues este clima tenso le sería favorable a cualquiera de los dos principales candidatos a las elecciones israelítas próximas, como no es raro en un país que no ha conocido desde su misma creación un solo instante de paz duradera.

La Autoridad Nacional Palestina (ANP) demuestra de nuevo su función decorativa dentro del dichoso proceso de paz eterno. Mahmoud Abbas sabe que pronto se le acaba el mandato., Si no se den las condiciones necesarias para la celebración de unas elecciones palestinas,ya que la misma existencia de un estado palestino es más un holograma que una realidad, ahora se puede permitir de decir cosas concisas, como condenar con duras palabras la invasión sionista sobre lo que es la mitad del territorio sobre el que tiene poder teórico. Se ha especulado sobre la intención de Israel de conquistar la Franja para eliminar a Hamas del mapa y siendo entonces de vuelta entregado a la ANP, por consiguiente a Abbas, que volvería a ser amo de ese enclave son la incómoda presencia de los islamistas. Abbas ha desmentido esta versión, lo cual en si tampoco es garantía de que sea partidario de ese plan, muy en su filosofía de aislar a Hamas, sin por ello renunciar a una recuperación del control sobre ello por parte del Al-Fatah.

Mientras la situación se deteriora constantemente en la Franja misma. Con tres alas de penetración del ejército israelí en el territorio de la Franja, el Hamás ha pasado a un combate de guerra de guerrilla para combatir al enemigo. Con la tregua terminada definitivamente y con un invasor que demuestra una ansiedad absoluta en contra de las autoridades islámicas, toda mediación e vuelve imposible. Israel y sus portavoces principal Bush y Rice, se difunde la idea de que para llegar a una nueva tregua Hamás se tiene que desarmarse por completo, de paso cediendo de forma definitiva cualquier posibilidad de poder negociar en plan de igualdad con el otro partido del conflicto. Israel insiste en el carácter de legítima defensa para su integridad territorial, que de hecho nunca ha tenido del todo, y que por su mismo carácter inestable es probablemente el mejor alibi para los partidarios de la causa hebrea en el sentido que ahora se utiliza. El presidente galo Nicolas Sarkozy ha hecho una visita en el terreno, desplazandose hasta Ramalah misma, para presionar a Israel a ceder a un cese, que se redujo a raquiticas tres horas. Visiblemente las voluntades del ejecutivo israelí hacen hasta lo imposible para seguir justificando lo injustificable, una invasión tan arbitraria como contraria a todo derecho internacional, hasta el de los conflictos mismos.

Luego se dice mucho del antisemitismo, cuando lo que nadie se atreve a decir quizas publicamente es que los descendientes actuales de la raza judía no son dignos ya de merecer ese aura de respeto por las víctimas del holocausto, siendo ellos partidarios, al menos varios sectores de la sociedad judía, de pisotear los derechos del pueblo palestino, con el beneplácito del gran satanás, EE.UU. Sea cual sea el desenlace de esta guerra, quedarán severamente dañadas la credibilidad de Abbas como de Israel. Nadie podrá tomar en serio a un presidente que preocupado por no darles más oxigeno que el necesario a una parte significante de su población, para evitar que estos se te subleven. Si es que se lleguen a celebrar nueva elecciones, ya se sabe que primero se debe de contar con el beneplácito Israel, por ende de EE.UU, lo cual es un riesgo demasiado alto con la poca popularidad de la que goza Abbas y el partido Fatah actualmente. Si es que sobrevive una parte del la organización de Hamás, su popularidad entre el pueblo palestino será tan grande que arrasaría. Dicho de otra forma, se ha vuelto a la dictadura personal que tanto se criticaba hacia el difunto presidente Yasir Arafat. La incoherencia que deja la administración Bush en Medio Oriente será un interesante romprecabezas para la futura secretaria de estado, Hillary Clinton y para el gobierno Obama.

Ante todo se tiene que cesar la violencia, que tiene sus víctimas en un solo bando. Cuando la Liga Arabe se ponga porfín en tono en una sola cuestión referente hacia la crisis surgida por la invasión israeli, estos ya habrán alcanzado su objetivo. Lamentablemente no es la primera vez que este escenario se produce, y francamente no sería dudoso que Clinton sea partidaria de avalar todo y cualquier cosa que ambicione el nuevo gobierno surgido de unas elecciones celebradas en clima de guerra. Talvez se ha demostrado que le modelo de la democracia en Medio Oriente simplemente sirve para la legitimización de un grupo dirigente sobre relaciones clánicas. El protocolo de las elecciones mismas se vuelve simbólico, y lo que realmente prevalece son los intereses comunes que puedan tener o buscar los líderes de cada facción. El sacrificio de la población más vulnerable en este desgaste permanente, siendo los que siempre terminan pagando los platos rotos, algunas veces con pérdidas materiales, otras con la vida misma. Definitivamente es hora de una nueva intifada, y probablemente falten pocos elementos causales para que el coctel violencia y descontento general desemboquen en un levantamiento armado generalizado. Aún siendo contrario a la violencia, es evidente que la única salida para esta desesperada situación. Es un círculo vicioso que carcome a la región desde que se tiene constancia de su historia. No hay que ser ingenuos y pensar que una convivencia pacífica sea posible mientras que Israel goze de la impunidad que tiene actualmente y de la que hace uso recurrente cuando pierde el control de las agrupaciones que a menudo se formaron por el mismo clima de tensión que ha generado la presencia continua del ejército de Israel en las zonas ocupadas.

En definitiva solamente el diálogo y una tregua auténtica podría suponer un avance real para la consolidación de algo semejante a un estado de paz. Esperemos que la "esperanza" obamista se extienda a la región y permita un mejor entendimiento entre palestinos e israelitas. Lamentablemente estos cuentos siempre han terminado por transformarse en cortinas de humo, que a la larga solamente ciegan. Si hay proceso de paz, que sea en pie de igualdad y que no sea un retroceso. O simplemente pronto los palestinos estarán igual que los saharauis, con la diferencia de no tener tierra en el exilio. Espero equivocarme en esto.....

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