viernes, 21 de noviembre de 2008

La pugna por el control del sector energético o REPSOL en retroceso avanzado

España es Iberoamérica, pero no en cualquier sentido. Estta muy bien adquirir la explotación de yacimientos en condiciones muy ventajosas por parte de la Repsol, y malo es que ese beneficio tenga que repartirse después con el estado que detiene la soberanía sobre estos. Aunque ahora España se está equiparando a América latina, al pasar de ser el ejecutor de la compra, a ser el que vende parcelas. Si Gazprom demuestra un interés en adquirir participación en Repsol, la aplicación de las leyes de mercado se ven subordinadas a los intereses de España. Lo cierto es que Rusia ya tiene de facto a toda Europa del norte sometida a su dependencia energética, solo falta el sur de Europa, que permanece libre de control y participación rusa. Aquí se trata de una dependencia energética, pero con países que no podrían posiblemente mover tantos hilos como Gazprom. Argelia es el suministrador de gran parte del gas natural consumido en España, y posiblemente también en Portugal. Aunque en princpio Venezuela ha firmado un acuerdo de venta de crudo en condiciones más ventajosas con España.

Es curioso como Repsol quiere mantener su nacionalidad española, siendo todos sus yacimientos extraeuropeos. Prefieren ante todo socios comunitarios y respetuosos con los postulados neoliberales limitados por los primos intereses españoles. Este asunto roza el orgullo nacional, cuando en realidad los intereses de Repsol no son necesariamente los de España. Los beneficios serán en parte vertidos a las arcas públicas españolas, aunque la curiosa intromisión estatal en asuntos puramente empresariales no deja de sorprender a nadie. De ahí que el tema surga cuando estos intereses están más amenazados que nunca, como con la nacionalización posible de Aerolíneas Argentinas en manos del Grupo Marsans o los yacimientos ecuatorianos que no pasaron a ser exclusividad de Repsol.

En este curso de eventos, faltaría que el gobierno argentino le ponga fin a la explotación de petróleo de la Repsol-YPF, que es una compañía mixta argentino-española. Una vez que la caja de pandora se ha abierto, los tabues del neoliberalismo afloran por su propio peso. Desde el momento en que un gobierno se hace representante de los intereses comerciales de sus empresas en el exterior, las empresas privadas pueden hacer uso de las facultades gubernamentales que le proporciona está alianza. El miedo de ser comida por la Gazprom o posiblemente por la Luikoil, también empresa rusa pero privada, se debe a que Repsol no dispone de yacimientos propios en la jurisdicación española, solo bajo diferentes contratos jurídicos en países de la denominada Iberoamérica. El juego de presión sobre PEMEX le estará costando más de lo planificado debido a la resistencia del pueblo mexicano a ceder el patrimonio común de México a los especuladores repsolianos. En Ecuador tuvieron que acatar el hecho de tener que renegociar un nuevo contrato donde el Estado de Ecuador se queda con la mayor parte de los beneficios, además que tiene que garantizar la inversión y explotación continua, práctica donde la falta de inversión es un propósito en si para sacar divisa del gobierno del país, que cubre las pérdidas ocasionadas por esta misma estrategia.

Si ahora hasta los rusos pasan a ser los que manejan las grandes directrices empresariales del sector energético español, sería el comienzo del progresivo derrumbe del imperio económico español en América latina. La época dorada de este se ha consumido dando paso a esta transición, la cual conllevaraá necesariamente al retroceso económico exterior español, favoreciendo la consolidación económica americana, la cual unificará a la larga los mercados internos de cada país, como medida de protección contra la recesión contagiada por los EE.UU. Cuanto más se dependa de EE.UU en el comercio exterior, y cuanto mayor sea la presencia de empresas estadounidenses en el territorio nacional, más fuerte va a pegar la contracción económica en la economía local. Uno de los más perjudicados según la CEPAL es México, país mayoritariamente exportador e importador de EE.UU con cifras que rondan entre el 70% y el 80% respectivamente. Cuanto más al sur se vaya, y dejando la esfera inmediata estadounidense, con su extensión mediante el TLCAN hasta Canadá y México, mayor es la diversificación entre diferentes mercados donde se comercia. De esa forma América del Sur puede sortear entre Europa, EE.UU, China y sobre todo con sus vecinos inmediatos.

Sin embargo hay que mencionar aquellos países que utilizan la moneda estadounidense como la corriente, como lo es en Panamá, Ecuador, antiguamente Cuba entre otros. La devaluación permanente del dólar catalizará en estos países un deterioro económico importante, hasta que estos países recuperen la capacidad de emitir su propia moneda. Todas estas cuestiones tanto tiempo degradadas al segundo plano constituyen el desmantelamiento de las instituciones nacionales, las cuales lo ceden a los directivos de las empresas que mandan en la economía mundial, y a los organismos internacionales, que colaboran intensamente con el mando económico en Washington.

De nuevo surge la duda, o quizás la confirmación, de que será la naturaleza de las relaciones entre el nuevo mandatario de la Casa Blanca respecto a estos países, que antiguamente eran su patio trasero. Todo está por definirse, aunque el deterioro real de la economía estadounidense es lastre para la recuperación de estos feudos, en el contexto internacional, donde los recursos no renovables vuelven a ser patrimonio de sus respectivos países, y donde la intervención directa dificilmente podría encontrar la aceptación de dirigentes y de los pueblos del continente americano.

Por eso hay que aprovechar la debilidad de los imperios neoliberales para inflingirles aún más sangrías. Entre tantas fusiones, compras y ventas de empresas arruinadas, cambios de equilibrios, los estados tienen que exigir sobre todo en la soberanía del país sobre sus recursos naturales. Por un lado fortifica la posición estatal frente a empresarios rapaces, y acelera el retroceso de los recursos manejados exclusivamente por una multinacional que en tiempos de crisis se sube al tren su estado, para defender sus intereses cuando su autoridad está dañada.

En este contexto quiero reafirmar el derecho del pueblo mexicano a conservar la propiedad del petróleo, y el rotundo rechazo a cualquier intento de privatización de PEMEX, parcial o total. El petróleo es del pueblo, de Bolivia, de Ecuador, de Venezuela y de México. El gobierno espurio de Felipe Calderón carece de toda autoridad para agilizar la cesión parcial sobre ninguna actividad de la paraestatal, como de autoridad legítima para ser un interlocutor de los intereses de México, si con ello se refiere uno a los del pueblo mexicano, no los de CEMEX, TELMEX o BIMBO. Estos son colaboradores, y en esa calidad merecen ser expropiados si acaso llegarán a tener un comportamiento imperialista en cualquier otra parte del continente.

¡Que viva la resistencia de los pueblos frente al imperialismo!
¡Abajo con las oligarquías!

Hasta la victoria siempre
Venceremos

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