lunes, 21 de febrero de 2011

Libia bajo la presión popular o la extensión del llama revolucionaria a Marruecos y Djibouti

El triángulo Libia-Bahrein-Yemen sigue en plena efervescencia después de un fin de semana agitado. Los tres regímenes citados se han visto por diferentes medios metidos en una espiral de contestación con tonos cada vez más radicales. Cabe decirse que la reacción por parte de las autoridades, sobre todo de las fuerzas del orden públic0 no han dudado en emplear la amenaza y la violencia, sobre todo en Libia. Se cree según fuentes varias, que en solo el fin de semana pasado en Benghazi y en Al Baida han muerto más de 200 personas. Cuando el régimen habla de 88 según fuentes propias.

El hijo del coronel Ghadafi, Saif Ghadafi ha pronunciado en la televisión pública un discurso inesperado, y un tanto contradictorio. Declara que el régimen de su padre se defenderá hasta el último hombre contra la contrarevolución. Que en caso de éste caiga, sería el cáos en el país, y habría una vuelta a la guerra civil y al colonialismo. Enfatizó el hecho de que Libia no es Egipto ni Túnez, por lo tanto que el pueblo libio permanecerá unido ante la amenaza. Tantas alusiones a la necesidad del régimen revolucionario, que a estas horas se enfrenta a un foco de subversión en la ciudad, que tradicionalmente se la ha opuesto desde décadas, Bengazi. Sin embargo la segunda ciudad del país nunca ha sido capaz de contrarrestar la autoridad del coronel. El pasado fin de semana se puede verídicamente decir, que la mano dura del régimen ha sido más visible que nunca. La aplicación de métodos represivos, como el aislamiento cibernético y la presencia del ejército en las calles, solo nos dan una idea, de que a falta de una voluntad real de negociar o de dialogar con los sectores de oposición, la fuerza coercitiva es la única solución tangible.

Con toda la fuerza del estado concentrada en la disipación de los movimientos contestatarios, y la incitación de manifestantes pro-gubernamentales a las calles, Ghadafi cree poder contener esta situación, hasta nuevo orden. La persistencia o no de estos movimientos son los indicados para ver, si darle la razón al viejo coronel, que de repente se ha desenmarcarado totalmente a un dictador, que no conoce piedad con los que no están de su lado. Si en el pasado incluso gozó de fama internacional, como el artífice del Panafricanismo, y del antiimperialismo, estos lemas han pasado al olvido, cuando se trata de la supervivencia de su régimen mismo.

En Bahrein los manifestantes de la plaza de las Perlas se vieron asediados por el ejército el viernes. Los enfrentamientos dieron 4 muertos y decenas de heridos. El príncipe heredero Salman bin Hamad Al-Jalifa, encargado por el rey para mediar con los sublevados, en primer lugar dió la orden explícita de que los sitios alrededor de la plaza de las Perlas sean libres del ejército y de la policía. Implícitamente había cedido la plaza a sus ocupantes, seguros ahí de la fuerza opresiva del ejército. Se abrió un espacio de negociación, el cual actualmente sigue en curso. Los ocupantes de la plaza que simbólicamente fue renombrada plaza Tahrir, en alusión a la plaza cairota homónima. Exigieron como precondición la dimisión del gobierno del tío del monarca Jalifa ibn Salman Al-Jalifa, en puesto desde 1971. La presión internacional de parte de los EE.UU. para "permitir la libre expresión", o dicho de otra forma, un cese de los enfrentamientos, obligará más temprano que tarde una reforma política en el el pequeño reino de Bahrein.


En Yemen la oposición contra el gobierno de Ali Abdelaziz Saleh ha seguido su curso. Mientras que aquí también se ha visto el caso de grupos pro-gubernamentales en la plaza de Tahrir de Saana, en Aden y en Taez los violentos enfrentamientos se dieron lugar durante los últimos días. Los estudiantes, atrincherados en el campus del universidad de Saana, son el núcleo de esta revuelta, que exige la dimisión del presidente vitalicio. El saldo de estos días en pérdidas humanas es difícil de calcular, por el cierre mediático que el poder está ejerciendo en estos días. Sin embargo el forcejeo entre los pro-gubernamentales, que se han adueñado de la plaza Tahrir, y cerrando el paso a los opositores que quieren marcar a su vez el territorio de la plaza de la Liberación.

Dos nuevos países se han sumado al concierto del renacimiento árabe, Djibouti y Ma rruecos. En Djibouti, pequeño estado africano, situado en la entrada del mar rojo, y con presencia de bases militares tanto francesas, como estadounidenses (única base en suelo africano en el caso ee.uu.), se ha visto la organización de una sublevación, después del arresto preventivo de tres líderes de la oposición. Los enfrentamientos entre la policía y manifestantes dió lugar a dos muertos, y que la policía ultilizara gas lacrimógeno contra la población.

En Marruecos fue declarado el día de la diginidad el domingo desde las redes sociales. Hubo enfrentamientos en varias ciudades del reino, en Tánger, Casablanca, Tetuán, Larache, Alhucemas. La tensión fue viva entre las fuerzas del orden y los manifestantes, que exigen la disolución del parlamento, y del gobierno y una nueva constitución política para el país. En una monarquía absoluta como es la de Mohamed VI, estas demandas son revolucionarias, en un contexto, donde Marruecos aparecía como un bastión de la tranquilidad al lado de los demás países árabes afectados por la sublevación por todo el mundo árabe. Esto se ha desmentido y ahora somos testigos, como le pueblo marroquí se esta mostrando contra una monarquía impuesta desde 1956 por Francia, antigua potencia colonial en el lado africano del estrecho de Gibraltrar, al lado de España.

Cuando la inestabilidad interna de Marruecos se hace evidente, tal como al parecer también viene en Mauritania, poco o nada se escucha de los saharauis, al respecto de la nueva ola revolucionaria. Este momento de debilidad estructural debería de ser crucial para el gobierno en exilio en Tindouf para volver a poner condiciones en las negociaciones con Marruecos en el marco de las negociaciones de las Naciones Unidas, para la realización del referéndum de autodeterminación. La postura del Polisario ha sido inquebrantable, en favor de las negociaciones, de mantener el cese el fuego de 1991. Este en teoría ya ha sido roto a repetición por parte de Marruecos, pero esto no desanima a Mohamed Abdelaziz a seguir creyendo en su realización. Algunas corrientes dentro del Polisario comienzan a presionar por el retorno de la vía armada, cuando es un momento de debilidad de Marruecos. Hasta ahora nada de eso ha sido mencionado en el Polisario, que sin embargo a 35 años de la salida del Sahara histórico, sigue con capacidad militar, para enfrentar al menos a corto plazo una nueva guerra, como la que tuvo entre 1976 y 1991.

Son cada vez más los frentes donde la voluntad de un cambio político hace unanimidad. Muchos países, donde los poderosos se ven cada día más acorralados por la presión de la calle. Y dos fueron ya, los que claudicaron, Ben Ali y Hosni Mubarak. Ahora la gran pregunta es, quien caerá después. Esta apuesta se está jugando entre Ali Abdelaziz Saleh, en Yemen, Muammar Ghadafi en Libia, Hamad ibn Issa Al Jalifa en Bahrein en primera línea. Cabe ver que nuevos candidatos se suman a la lista de príncipes y presidentes destronados del mundo árabe. Marruecos, Mauritania, Jordania, etc. Es como sale la gran pregunta de: Who´s next?

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