viernes, 11 de marzo de 2011

El campo pro-Ghadafi en fase de recuperación militar o la pérdida del control rebelde de Zawiyah

El frente del este de Libia sigue su curso de forma favorable para las tropas pro-gubernamentales en Zawiyah y Ra´s Lanuf. La contraofensiva de Ghadafi en estos dos frentes ha tenido el éxito relativo de retomar el control de Zawiyah y detener el irremediable avance que los rebeldes habían tenido por semanas hasta la toma de Brega. El empleo de la aviación y de las armas, que en el pasado le fueron vendidas por los países occidentales, sirven hoy para reprimir a su propio pueblo. La inferioridad en armamento de los rebeldes, que se abastecen de lo que son capaces de interceptar del enemigo, parece evidente.

En el plano diplomático sin embargo ha habido un cambio mayor para el Consejo Nacional de Transición Libio (CNTL). El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy recibió ayer a tres representantes del CNTL y en dicho acto lo reconoció como legítimo representante del pueblo libio, desconociendo de facto a Muammar Ghadafi. La euforía del campo rebelde en el plano diplomático, que promete en un futuro próximo la instalación de una representación diplomática francesa en la ciudad de Benghazi, o otra libia en París, sería el primer paso para la construcción del nuevo poder post-Ghadafi. La recuperación parcial de la situación militar de Trípoli crea la esperanza en su campo de una recuperación de la situación pre-revolucionaria. De hecho la radicalización creada por la situación de guerra civil más o menos declarada no da pie a la indecisión. En Trípoli misma, la oposición existe y ha tratado en diversos modos de hacerse presente, pero una vez más las medidas coercitivas del régimen del coronel han sofocado todo intento de insurrección en la capital del país.

Mientras que en el nivel de la diplomacía poco ha cambiado, exceptuando la iniciativa francesa, que ha tomado a todas las cancillerías de la Unión Europea por sorpresa. En una reunión en Bruselas, Bélgica los 27 están buscando actualmente una posición común frente a la crisis libia. El binomio Francia-Reino Unido son los que se muestran más pragmáticos en sostener una intervención activa en el país africano, solo si ésta viene avalada por las Naciones Unidas y/o la OTAN. No quieren caer en el intervencionismo unilateral del tipo que derrocó a Saddam Hussein en Iraq en 2003. Incluso el CNTL pide por su lado no solo la implementación de una zona de exclusión aérea (No-Fly Zone), única forma según ellos de derrocar al tirano de Trípoli. La imposición de un embargo en las ventas de armas a Trípoli por parte de países que tradicionalmente se especializan en dicho sector, como Francia, España, Reino Unido o Suiza, poco podrá cambiar actualmente, pues con el armamento disponible Ghadafi tiene suficiente fuerza para imponerse a los libios rebeldes.

La negación a toda negociación con Ghadafi hace unanímidad en casi todos los frentes. En el CNTL como en la política exterior de las cancillerías europeas y la estadounidense (ee.uu.). La Liga Árabe por su lado exprime su rotundo rechazo a toda injerencia en el país por parte de otras potencias extraregionales, que ejercen su voluntad injerencionista con el argumento "humanitario". Cual humanidad nace de estos gobiernos, que durante décadas se han mantenido en permanente contacto e intercambios comerciales, y que han permitido al coronel mantenerse en la cúspide del poder. De la noche a la mañana esto es pasado y nadie va a negociar con el "tirano". Este cambio difícilmente puede convencer a una opinión pública, que desde siempre, al menos una parte de ella criticó la laxitud de los países occidentales paracon Trípoli.

La imposibilidad de detener a estas alturas este conflicto en términos pacíficos parece más que evidente. Ni uno y el otro partido se dicen favorables a una solución que no lleve consigo la derrota del otro. Los pro-gubernamentales enaltecidos por sus éxitos recientes se dicen dedicados a recuperar el país de los agentes del exterior, que amenzaban con hacerse con las principales fuentes de riqueza nacional, el petróleo. Los rebeldes no se ven en la disposición de negociar con el tirano de Ghadafi, y le ponen un ultimatum para retirarse del poder para el próximo viernes. La división de facto del país se ha consumado, y no parece resolverse hasta la capitulación incondicional de uno u otro partido. Esto es válido sólo mientras que la no-injerencia de Occidente siga vigente. En el momento que se llegue a aplicar una zona de exclusión aérea, la ventaja de Ghadafi podría revertirse de nuevo, como también si los rebeldes recibiesen de algún modo armas, con las que podrían reemprender la ofensiva contra Trípoli.

Si de una partida de ajedrez se tratase, para Ghadafi el juego estaría en un empate técnico. Con pocos peones aún disponibles, pero en relativa ventaja con el adversario, Ghadafi sería un rey ciertamente algo debilitado, pero aún lejos del jaque mate. Cada movimiento podría revertir o confirmar el predominio de los pro-guberamentales o fortalecer los rebeldes y poner en una situación delicada al rey aislado y abandonado de sus mejores hombres. En dicha situación sólo queda observar los movimientos de uno y del otro, en los días venideros y entonces sacar nuevas conclusiones

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