lunes, 7 de marzo de 2011

La batalla por Sirta o la mediación venezolana como contrapropuesta a la intervención militar en Libia

El conflicto en Libia sigue su curso este fin de semana con un poder central que se reafirma en los días pasados. Las fuerzas rebeldes a Ghadafi que en las semanas pasadas habían ganado territorio en el este y en enclaves del este, se han encontrado con una resistencia inesperada en la localidad de Ra's Lanuf, enfrentándose a un bombardeo desde el aire y un frente del ejército leal a Ghadafi. En días anteriores las fuerzas rebeldes habían avanzado hasta Brega, localidad a medio camino entre Benghazi y Rha´S Lanuf. En esta última se encuentra en un empate técnico, donde ambos campos se están disputando la hegemonía. El avance aparentemente permanente desde el este hasta Tripoli se ha detenido por ahora, tanto en el este como en el oeste, donde las fuerzas leales a Ghadafi están desafiando a los rebeldes en Zawira y en otros enclaves rebeldes de menos tamaño.

Mientras que en el frente de la batalla Ghadafi demuestra ser un enemigo duro de matar con las armas, en la arena internacional se está llevando una batalla muy diferente. La de la propaganda de la normalidad y del combate a los insurgentes con todos los medios disponibles. El énfasis patriótico que el líder de la revolución de 1969 realza en sus discursos se ha acompañado con el hecho de armar a la población de Tripoli, para resistir a los rebeldes, que de facto están en inferioridad numérica, en cuanto más se acercan a la capital Tripoli. Si bien el canal oficialista Al-Libia dice que el ejército está encaminado para la recuperación de Sirta, Tobruk, Benghazi, etc, los rebeldes en voz de la Consejo Nacional Revolucionario desmienten estas declaraciones. La verdad en esta guerra de propaganda y contrapropaganda se hace más difícil en la medida que no siempre es posible corroborar las informaciones in situ.

No obstante la presión continúa sobre el régimen del coronel Ghadafi. Las autoridades aéreas maltesas han rechazado un avión de la aerolínea libia que pedía permiso para aterrizar en el aeropuerto internacional de La Valetta, donde aparentemente se encontraban personas vinculadas con el clan Ghadafi, y hasta familiares directos del coronel en busca de asilo político. Líbano rechazó también en los días pasados la autorización de aterrizar en su suelo a otro vuelo de similares características.

El presidente de Venezuela Hugo Chávez Frías había propuesto hace pocos días un plan de mediación en el conflicto libio. Dicha propuesta fue tomada de diferentes formas por los involucrados en Libia y en el exterior. En primer lugar la Liga Árabe aceptó la propuesta para ser estudiada por su consejo, sin por ello pronunciarse aún. En Libia Ghadafi acceptó dicha mediación, aunque se vió en contradicción con su hijo Saif Al-Islam, quien la rechazó categóricamente. El Consejo Nacional revolucionario por su lado se ha declarado opuesto a dicha mediación, que incluiría a representantes de América Latina y Medio Oriente. Las cancillerías europeas se han dicho contrarias a esta iniciativa, con excepción de España que se mostraba favorable. En general los representantes europeos dicen que sólo la renuncia del líder sería una opción, y que si bien no se habla aún de una intervención real en el país, ni siquiera de una intervención en el espacio aéreo libio, no se quiere dar la más menor posibilidad al coronel a permanecer o salvaguardar sus sistema político. Los rebeldes por su lado la excluyen al considerar que no van a negociar con quien los oprime en igualdad de condiciones, y que su objetivo es llegar a Tripoli y desalojar al coronel.

Mientras que los EE.UU. estudian el caso de armar a los rebeldes con armamento ee.uu., y ya proceden a controlar en parte el tráfico de personas en la frontera libio-tunecina, donde las autoridades locales tunecinas están debordadas por la afluencia de refugiados libios, egipcios, y de otras nacionalidades. Este grado de intervención, que ya se puede considerar una violación de la no-injerencia hacía el estado libio, no es de lejos lo que se imagina la comunidad internacional para el país que hoy toca una crisis que torna en guerra civil en toda forma. Este argumento que es el más importante de la posición de Hugo Chávez, como también de Daniel Ortega, quienes sostienen, no sin fundamento ciertamente, que la creciente intervención en asunto internos de Libia no responden a las necesidades del pueblo libio, sino en un acceso preferencial a los recursos energéticos de Libia a países, que no lo han tenido, y que han tenido que tolerar a Ghadafi de una forma u otra para obtenerlos. En casos de crisis humanitaria se rompe en parte este muro de la no-injerencia, puesto que lo menos que se puede decir, es que el país está lejos de estar en condiciones de normalidad. La rebelión interna no debe de constituir un pretexto para sustentar sus propias ambiciones de naciones como EE.UU. o Gran Bretaña representada en la Alta Comisaria de Relaciones exteriores de la Unión Europea, Catherine Ashton, que ser abandera una voz europea a lo que en realidad son sueños de dominación tardía británica en el mediterráneo oriental.

Las fuerzas armadas de los EE.UU. se han posicionado en la isla griega de Creta, muy cercana de Libia, de forma preventiva. La OTAN no se ha querido meter en la más mínima forma en una intervención, pero la posibilidad de que salgan de Libia, como de hecho ya está ocurriendo una "oleada" de personas en busca de asilo en Europa, su misión es hacer un dique contra esta misma. Estas personas que en muchos casos es emigrante político o económico, han sido imposibilitados durante décadas de viajar a Europa, algo que era un efecto considerado "positivo" de las autocracias árabes en el margen sur del mediterráneo desde el punto de vista europeo. El colapso de Túnez bajo Ben Ali y de Egipto bajo Mubarak, deja a Ghadafi como un posible candidato a ser derrocado. Pero el efecto sorpresa se ha desgastado, y es un hecho que la tenacidad del dirigente libio sorprende a más de un espectador, que a estas alturas esperaba verlo en un exilio cualquiera, pero no aún resistiendo en su bastión más importante que es Trípoli.

No se debe de hacer una asociación falaciosa que por necesidad o por un determinismo apriorista el pueblo que se rebela contra una dictadura (o supuesta dictadura) tiene la batalla ganada de entrada. El clan Ghadafi aún dispone de un fuerte núcleo en Trípoli, y un población que defiende su causa al menos con el mismo vigor que los rebeldes. En esta etapa de enfrentamiento, donde los rebeldes han ganado sin cesar nuevo territorio al en dirección al oeste, ha pasado a un estancamiento, a una guerra de desgaste, donde prevalecerá el que más y mejor armamento tenga, y que disponga de más hombres. Esto dice que los rebeldes están en franca inferioridad en este sentido, lo cual no quiere decir que no tienen posibilidades al igual que las fuerzas leales a Ghadafi. La batalla por Surta, ciudad natal del líder carísmático está en juego, con una batalla alrededor de Ra´s Lanuf, que de ser ganada por los rebeldes les abre la puerta a la última gran población, antes de entrar en las afueras mismas de Trípoli. Tal cual la batalla de Santa Clara en la revolución cubana abrió el camino hacía La Habana.

La mediación venezolana que ha suscitado críticas en la oposición del país y de numerosas cancillerías occidentales, tiene muchos obstáculos para tener real efecto en el desenlace final de la guerra civil. Si bien se puede entender que la intención es preservar la soberanía libia ante toda injerencia extranjera, su efecto colateral de atribuirle autoridad política a Ghadafi, cuando desde Obama hasta Merkel ya quisieran verlo caído, o en un hoyo en la clandestinidad en su propio país, como Saddam Hussein, crea un contrapeso donde tradicionalmente han dominado potencias europeas, en busca de mantener o extender su hegemonía marítima o política. En este mundo multipolar hay más actores del mal llamado tercer mundo, que pueden también ser un interlocutor válido. Si la guerra de desgaste continúa, tarde o temprano habrá que pasar a la mesa de negociación, algo que los rebeldes aún no han considerado. Todo depende del devenir de la batalla alrededor de Ra´s Lanuf.

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