viernes, 27 de junio de 2014

La Firma de Acuerdos de Asociación y Libre Comercio entre la UE y Ucrania, Moldavia y Georgia en Bruselas o la expansión de la UE en las periferias de Rusia

El viernes 27 de junio de 2014 fue sin duda “histórico” en Bruselas, Bélgica para  el presidente Petro Poroshenko  de Ucrania, y los primeros ministros de Georgia y Moldavia, Irakli Garibashvili y Iurie Leanca respectivamente. En el segundo día de la Cumbre con los tres países se firmaron los Acuerdos de Asociación y  Libre Comercio con la Unión Europea (UE). En el caso de Kiev, ya se habían firmado parcialmente el pasado 21 de marzo pasado, y había quedado pendiente la firma de lo relativo a los temas económicos.  Con gran euforia el presidente de la Comisión Europea José Manuel  Barroso y el presidente del Conejo Europeo Herman Van Rumpuy, quienes fueron los anfitriones de este acto político de grande importancia.

El presidente Poroshenko en su discurso se refirió de forma muy enfática sobre la importancia para Ucrania de este acuerdo, y sobre todo para con los manifestantes del Euromaidan, quienes en su momento justificaron su actuar por la negativa de Yanukovic de firmar ese mismo documento que hoy fuera efectivamente firmado por un presidente ucraniano, quien insistió que “toda Ucrania, incluida Crimea” ahora eran miembros asociados de la UE. Si además consideramos las problemáticas que pueden tener tanto Georgia o Moldavia, ambos países que están claramente en la órbita o colindantes con Rusia. Es más la cuestión de Abjasia y Osetia del Sur, regiones separatistas, ambas respaldadas y reconocidas por Moscú, y en Moldavia la cuestión de la región de Transnistria, que se encuentra enclavada entre Ucrania y Moldavia, país al que nominalmente pertenece. Como vemos la cláusula territorial aquí toca temas muy delicados en la región.

La reacción rusa no se hizo esperar, puesto que el portavoz de la presidencia rusa, Dimitri Peskorov criticó la postura de la UE, al presentar hechos consumados, sobre los que se pretende negociar. Dijo que Rusia se defendería si sus intereses económicos fuera trastocados por un acuerdo con la UE, y mostró su escepticismo acerca de su alcance real, sin por ello contestar su derecho de elegir su política exterior.
La UE ha ganado un poco más de terreno en Europa del este, en una ofensiva diplomática sin igual, que busca respaldar en algún modo la agenda militar de EE.UU., que está buscando sin cesar la forma de crear más turbulencias políticas y por ahí provocar a Moscú desde su propia periferia. Dado que las poblaciones rusas en territorios separatistas de estos tres estados son y representan para Putin un punto de  atención particular, no es de dudar que hayan aprovechado en cierto modo los europeos la derogación de las leyes que fueron votadas para el apoyo a los rusos en las ex repúblicas soviéticas. Pues con este paso por parte del parlamento ruso, la UE se siente fuerte para una movida decisiva en el posicionamiento regional junto con los estadounidenses.

Mientras que desde el punto de vista militar la OTAN está demandando de Rusia nada menos que la inanición de su fuerza, se está militarizando ella misma, los EE.UU. han estado reforzando sus bases en Polonia y Rumanía, y han estado operando en misiones de cazas por los países báltico limítrofes con Rusia, piden de la misma que desmilitarice su propia frontera. Además piden que cesen toda colaboración con las milicias pro-rusas. A falta de pruebas contundentes no hay evidencia de un vínculo entre las milicias y el ejército, más de contrario, el mismo ejército ucraniano ha hecho accidentalmente o no incursiones en la frontera común en suelo ruso.

Desde el frente político el gobierno estadounidense claramente quiere mantener el rumbo de confrontación con Moscú. Además de fomentar en sus aliados un rumbo netamente anti-ruso, está poniendo en pie una serie de nuevas sanciones en contra de la economía rusa, sin incluso cuidar sus propios intereses, pues con la inversión existente en el sector  energético, por parte de grandes conglomerados ee.uu. con capital en campos rusos, estos están expuestos a reprimendas por parte de los rusos, quienes están viendo como sus socios occidentales están aplicando leyes propias de juego, todo para ellos nada para Rusia. Se sorprenderán en el momento que pierdan ahí su propio bienestar, y quieran luego impugnar a Gazprom y a Moscú de su propia ruina. Tal es la contradicción interna, que los socios europeos se han mostrado muy reservados para llevar a cabo la amenaza de sanciones económicas contra Rusia, siendo está su principal o único proveedor de insumos energéticos. Sin más queda claro que existe una agenda política puesta por Obama hacia sus propios aliados, para emprender una guerra de desgaste, tal cual la guerra fría, donde se valen golpes políticos, económicos e incluso militares.

En un clima de tensión política muy fuerte, la futura asociación y posiblemente adhesión de los tres países a la UE llevará la confrontación a un nivel superior, exasperando las tensiones ya existentes a un grado nunca antes visto. Con una frontera común UE-Rusia con Georgia y Ucrania, vemos que lejos de una integración europea  inocente, se trata de una conquista dentro de las esferas de influencia existentes. Esto podría poner en riesgo el espíritu originario de la UE, o incluso su solidez como bloque, que ya con 28 miembros, tiene problemas estructurales reales, ahora a imaginarse cómo funcionaría con 32, de los que cada vez más se integran sin cumplir con las normas europeas vigentes. Tal es que la creciente politización y polarización entre lo que promete ser la Unión Euroasiática de Rusia con Kazajistán y Kirguistán, por ahora, y el monstruo creciente que es la UE, que terminará por aglutinar hasta los mismo Balcanes, se perfila como  una guerra no declarada en múltiples frentes.


Putin ha jugado muy bien sus cartas por ahora, menos bien lo ha hecho Europa occidental y EE.UU. que están en el juego como los grandes provocadores y agitadores, que buscando de forma mezquina un status-quo que saben tendrán que arrebatarle a Rusia a sangre y fuego. Si lo que quieren fuera nada menos que la inanición del bloque ruso, lo que obtendrán es una guerra abierta. Si lo que quieren es doblegar económicamente a Putin como lo hacen con casi todos los países en la medida de lo posible, tienen todas las de perder. En todo caso si de polemizar y tensar la cuerda se trata, son expertos del juego del tira y afloja. Y quién pague la factura serán nadie menos que los ucranianos, moldavos y georgianos otra vez.   

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