martes, 10 de junio de 2014

La Conmemoración del Desembarco de Normandía o la máxima tensión diplomática entre Rusia y Occidente

La tensión internacional sigue intacta entre los dos bloques antagónicos de Rusia y sus aliados contra EE.UU., Europa y los suyos. En la pasada conmemoración del Desembarco de Normandía en el norte de Francia esto se hizo más evidente  que nunca. En primer lugar el que celebrara en paralelo la cumbre de Bruselas del Grupo del G7,  siendo el primero desde la ruptura definitiva con Rusia por parte de los siete países más industrializados, los cuales desde entonces han dirigido su agenda política a aislar y sancionar cuanto mejor al ex miembro euroasiático. El protocolo diplomático fue llevado a su máxima tensión habiendo los presidentes Putin y Obama codo a codo, a la vez que la presencia del recién ungido presidente ucraniano Petro Poroshenko, que fueron llevados con las más sútil forma por parte de la organización francesa. Al tiempo estaba programada una reunión bilateral entre Angela Merkel, canciller alemana y el presidente ruso Vladimir Putin, la cual se llevó con un tacto de seda por parte de ambos para no hacer parecer el desacuerdo absolutamente existente entre ambos mandatarios.

Tal cual como el recreo de secundaria Hollando se vio en la incómoda situación de llevar este evento histórico, el cual por encima de toda divergencia actual, debía sellar la celebración de la liberación del subcontinente europeo de la ocupación nazi hace setenta años, y de hacer visible este consenso post-bélico. Fue sin duda posible a primera vista, pero en los detalles era más que evidente que lejos de representar este espíritu unificador, ahora más que nunca hay una gran división, al menos desde la crisis de Crimea pasada. La reunión breve entre Putin y Poroshenko dio lugar a unos comentarios bastante positivos tanto del ruso como del ucraniano, los cuales demostraron un sentido de diplomacia en tiempos donde el simple diálogo a veces es imposible. No por ello el mandatario ruso dijo una vez más que no sólo no era el responsable del actuar de las milicias pro-rusas en el Donbass, sino que además exigía de Kiev que suspendiera de inmediato toda operación militar en el este del país centroeuropeo. Esta  es sin duda una de las políticas por seguir del nuevo hombre fuerte de Ucrania, además de la irrenunciable pertenencia de Crimea a la nación, desconociendo categóricamente la legitimidad de  la secesión de la península.

Sin duda las demandas y objetivos de uno y otro partido sin diametralmente opuestos, si además se considera que la deuda del gas está siendo ahora mismo el rompecabezas a resolver en la ciudad de Bruselas otra vez, bajo los auspicios del comisario para la energía de la Unión Europea Olly Rehn, quien tiene en una mesa tanto a los ministros de energía de Rusia y de Ucrania como de los consorcios energéticos en cuestión,  la rusa Gazprom y la ucraniana Naftogaz. Si Kiev no logra pagar aunque fuera una parte acordada de la deuda acumulada desde inicios del año con la empresa Gazprom, ésta se vería en la obligación de cerrar los gaseoductos hacia ese país. De ser el caso afectaría además  el suministro de una buena parte del mercado europeo, el cual altamente dependiente  de los insumos energéticos, no tiene plan b para el día que esto suceda.

La historia fue sin duda el pretexto para que todos se pusieran de acuerdo por un cuarto de hora de la ceremonia, puesto que el pasado no va a cambiar, e independientemente de la postura que se tenga respecto a los eventos, es siempre más cómodo hablar del pasado, que del  futuro. Tal es el caso, que mientas las naciones de la UE se consultan e impulsan todas las medidas de sanciones contra la primera nación en superficie del mundo, Rusia concluye acuerdos comerciales con China, que le dan a su bando la seguridad que salga lo que quera, no le afectaría tanto como deseado. Los que quieren imponer las susodichas sanciones, posiblemente se vería más afectadas por sus consecuencias que el que quieren agredir. Al final del día las mímicas entre los altos dignatarios nos quiere presentar el mundo tal como saliera de la segunda guerra mundial, más no logra convencer de que futuros conflictos estarían lejos del horizonte, pues más que nunca ,estamos siendo testigos de cómo desde múltiples niveles y escenarios una verdadera guerra fría 2.0 se está gestando a nivel mundial, donde los contrincantes politizan absolutamente todos los posibles escenarios, en su provecho, y desde una perspectiva bipolar de nuevo.

Jorge Santayana dijo una citación que viene aquí como anillo al dedo: “Los que no pueden recordar el pasado, están condenados  a repetirlo.”. Si la división se convierte en algún momento insuperable al punto de hacer que hasta el estadista más sabio  pierda los estribos y no se pueda siquiera dialogar entre países, hay momentos que la violencia es el único camino. En un mundo donde Europa occidental y EE.UU. tienen cada vez menos poder económico, ni hablar del político, hacen oídos sordos a los nuevos actores de la escena, mientras que pueden. Todo con tal de no ceder en su posición y en su “orden establecido” en un ápice. Sin embargo históricamente visto, hay momentos de inflexión, que irremediablemente conducen a cambios. Y los que no saben preverlos y adaptarse a ellos, posiblemente tengan más que perder que de ganar. Esto no se sabe hasta que termine la jugada,  por lo que el tiempo no está del lado de Europa occidental y EE.UU., en cambio sí está del lado ruso.  Veamos cómo termina este apasionante partido de ajedrez.

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