miércoles, 12 de marzo de 2014

La declaración unilateral de independencia de la República de Crimea o el precedente del Kosovo como leitmotiv jurídico

El pasado 11 de marzo de 2014 la República Autónoma de Crimea mediante su parlamento emitió una declaración unilateral de independencia de Ucrania con amplia mayoría. Previamente el 27 de febrero el  primer ministro de Crimea Anatoly Mogilev fue a su vez depuesto por el parlamento crimeano otra vez con apoyo mayoritario, siendo sustituido por Seguei Aksyonov, desde entonces al mando de la república separatista. Al mismo tiempo una milicia pro-rusa, pero no propiamente parte del ejército ruso, se fueron haciendo con las posiciones estratégicas de la península, como las fronteras tanto con Rusia, como con la frontera administrativa con el resto de Ucrania, a la que perteneció desde el año de 1954. El domingo 16 de marzo se celebrará un referéndum sobre el futuro político de Crimea, donde están dos opciones, la de permanecer en Ucrania, o la de adherirse a Rusia. Éste referéndum, naturalmente desconocido y rechazado tanto por el gobierno interno de Kiev como por parte de sus aliados internacionales, no contará con observadores occidentales por ahora, aunque parece ser que por parte de las autoridades crimeanas, se estuvo invitando a diferentes organismos internacionales de observación para este evento próximo.

Hombres armados, milicianos, auto-defensas, o lo que algunos medios occidentales consideran tácitamente como “soldados rusos” son ahora las fuerzas del orden en la gran mayoría del territorio crimeano. Lejos de tener una organización clara, un mando unificado o incluso alguna jerarquía particular, estas fuerzas se están desplegando a todo lo largo y ancho de la península sobre el mar negro, sobre puntos de comunicación cruciales, como los principales puertos marítimos, y el aeropuerto internacional de Simferópol, capital de la ex república autónoma hoy de facto independiente.  

Están por lo tanto varios debates abiertos ante esta situación controversial: en la declaración de independencia los parlamentarios crimeanos se basaron en el precedente kosovar para justificar su accionar, al compararse abiertamente análogo al caso balcánico, dónde un estado separatista se deslindó unilateralmente de otro estado, que es Serbia, al que históricamente pertenecía, para pasar a ser una república soberana. Resulta por lo tanto interesante ver que las potencias que anteriormente abrían apoyado la secesión kosovar, hoy se pronuncien por la inconstitucionalidad de dicha acción y su pertenencia jurídica de Crimea a Ucrania, que en otros contextos sí apoyarían abiertamente. Que tiene de diferente en todo caso que se trate de Serbia o de Ucrania: todo en realidad cuando de los intereses geoestratégicos se trata. Por el otro lado Rusia que en el caso serbio es tajantemente contraria a todo reconocimiento de Kosovo y abogando por la integridad de Serbia con dicha provincia en sus fronteras, en el caso de Crimea la reconozca la secesión sin mayor dificultad, a contraflujo de la mal llamada comunidad internacional.

No obstante que la gran mayoría de los medios europeos y estadounidenses se estén abiertamente posicionando en el debate de la naturaleza de las tropas de facto presentes en territorio crimeano, al llamarlos como “rusos”, cuando el gobierno ruso desmintió formalmente haber intervenido en la península en tal sentido, denominándolos grupos de auto-defensa pro-rusos. Y de hecho la mayoría de los habitantes de ésta región son rusos tanto étnicamente como de habla rusa al menos. Por lo tanto que los soldados hablen ruso no es muy difícil de inteligir dado lo antes mencionado, pero no los hace  por lo mismo integrantes de las fuerzas armadas rusas. Es incluso por modus propio que desde ya varias semanas ondea la bandera rusa sobre la mayor parte de los edificios públicos, en vez de la ucraniana, esto siendo de gran aceptación de la población rusófona y étnicamente rusa, en total independencia de Moscú.

En el parlamento ruso se promulgaron en los días pasados sendas mociones, dirigidas a la crisis ucraniana y en particular sobre la población rusa o rusófona de dicha península. Además que se está allanando el camino para la adhesión ad hoc a la Federación Rusa. Las movilizaciones pro-rusas en toda la zona se han hecho notar, a la vez que una vez más el mundo mediático está absolutamente polarizado sobre la forma de interpretar estos hechos, sobre todo si se trata explícitamente de “soldados rusos”, de “aparentes soldados rusos”, de “hombres de verde” como los llaman los locales, o de simples auto-defensas independientes en todo sentido de Moscú, como lo describen principalmente en los medio más rusófilos.

Es la inversión de hace cinco años apenas, cuando la “comunidad internacional” acogió a la República de Kosovo al menos parcialmente, sin ningún inconveniente si esto fuera acorde con la constitución de Serbia. Ahora parece que la misma constitución de Ucrania está gravada en piedra, y que aquí no se admite el principio de autodeterminación que antes creó precedente, que ahora inspira a otros a seguirlo, como es el caso de Crimea, como también todo el oeste ucraniano que ha sido testigo de movimientos pro-rusos, que toman cada vez mayor fuerza para impulsar la incorporación a Rusia simple y llanamente, dejando de lado su pertenencia ucraniana por completo. En este caos creado de la pseudo-revolución de Euromaidan, se abrió visiblemente la caja de pandora en el país centroeuropeo. Los gobernantes actuales en Kiev por cierto también llegaron a poder por vía de un golpe parlamentario, donde la Rada (parlamento) de Ucrania, depuso formalmente al presidente Viktor Yanukovich, quién ahora se encuentra en el exilio ruso en Rostov sobre el Don, donde recientemente se autoproclamó  el legítimo presidente de Ucrania en el exilio, y aún reconocido por Rusia como tal.

Fuera de estas intrigas parlamentarias y geopolíticas cabe aclarar que la presencia de soldados rusos es y ha sido constante, dado la presencia de la base de Sebastopol, donde la flota del mar negro rusa está estacionada desde 1954 en suelo ucraniano. Con sucesivos acuerdos bilaterales, ambos países han formalizado ésta presencia hasta 2042, cuando hubiera llegado a un término en 2017. Por ello estas tropas actúan hoy en suelo autoproclamado crimeano, al menos de facto, y lejos de desmentirlo,  es preciso decir que hay siempre entre 10 000 y 25 000 soldados estacionados sobre el mar negro por parte de Rusia. Pero no por ello estarían estos operando fuera de su zona establecida, ni tampoco interfieren en algún modo con el funcionamiento del gobierno autonómico, y ahora del republicano crimeano llevado por Aksyonov, líder pro ruso en la península.

Es difícil comprender como una comunidad internacional por un lado sostiene un gobierno interno salido de un golpe parlamentario en Kiev abiertamente y sin fisuras, pero no reconozca a otro que en un modelo de tipo kosovar se deslinde de este mismo país por vía parlamentaria, previo a un referéndum sobre la permanencia con Ucrania. ¿Acaso la interpretación tanto de la autodeterminación, como de las declaraciones unilaterales puede diferir según el caso, tanto en Moscú, pero también en París, Londres o Washington? Lo cierto es que a diferencia del Kosovo, donde los albaneses se convirtieron en grupo hegemónico tras una guerra de guerrilla obligando a muchos serbios a la fuga, siempre acompañados por la Nato por el aire; en Crimea un población rusa de toda la vida, desde antes de la misma creación de Ucrania, cuando aún era parte de la República Soviética Socialista de Rusia (RSS de Rusia) y no de la de Ucrania. Que luego fuera a convertirse en república autónoma dentro de Ucrania, fue un hecho histórico propio de la misma desintegración de la ex URSS. El carácter cultural ruso permaneció más allá del tiempo, y por lo tanto podría justificar que una mayoría hoy se decante por medio de un referéndum por la separación de Ucrania y la adhesión a Rusia.

El referéndum del próximo 16 de marzo dirá con algo más de certeza que giro va a tomar el futuro de esta tierra tan estratégica, que en el siglo XIX provocó lo que algunos consideran la primera guerra moderna de la historia en 1853, hace poco más de 160 años. ¿Será que está vez habrá una nueva guerra de Crimea con salida incierta, capaz de remover el equilibrio internacional una vez más? ¿O simplemente esta península volverá a Rusia, después de 60 años de anexión por parte de Ucrania al colapsar la antigua URSS?


1 comentario:

Anónimo dijo...

so good