miércoles, 3 de diciembre de 2008

Medio Oriente: La guerra perpetua y el Proceso de Paz fracasado

La prensa occidental fiel a la propaganda estadounidense pone en alto las tendencias, según las cuales la seguridad en Bagdad y en Irak en general ha mejorado considerablemente. Estas afimaciones que se sostienen en una baja en los atentados perpetrados quiere ser la eseranza de que de algún modo los estadounidenses saldrán dignos de Irak con la vioctoria y un gobierno estable. Nuri Al Maliki reiterará estos datos que le dan ciertamente algo más de credibilidad de la poca que actualmente goza en la población irakí.

La realidad según otros periodístas es todo el contrario. El camino para alcanzar está paz engañosa no es más que la segmentación de los barrios bagdadies mediante la erección sistemática de muros entre los sitos de contacto de los diferentes sectores que conviven en la capital irakí. Mucho menos puede emplearse como referencia nacional, tomando en cuenta que el país sigue de facto bajo ocupación extranjera, solamente justificada por un tratado entre el gobierno de Al Maliki y representantes militares estadounidenses. Las fuerzas de milicias regionales como la Moqtada al Sadr y su bastión bagdadí de Ciudad Sadr siguen enfrentados a la presencia militar. Suficiente humillación encontró el ejército irakí actual al verse en la imposibilidad de controlar a los sadristas de Basora, puerto estratégico sobre el Golfo Pérsico y zona de importantes yacimientos petrolíferos. Hay que ser muy optimista, o casi dogmático para seguir creyendo en la posibilidad de un éxito militar en Irak. Mientras que la simpatía por esta guerra es prácticamente nula, si es que escasa, los contingentes aliados tienden de a poco a retirarse, dejando la principal tarea de ocupación a EE-UU y a su fiel aliado Gran Bretaña.

Estando en una época de transición de administración, en la cual la evidencia de una continuidad preeliminar según los esquemas de Donald Rumsfeld, quien después de dimitir y reconocer gravísimos errores de táctica fue sustituido por Robert Gates. Gates probablemente no hizo mayor cambio, más que el de ser un sucesor de Rumsfeld, y no gozar de esa impopularidad tan singular. Pues hasta nuevo orden no hay cambio alguno en el mando militar de EE.UU. Obama simplemente seguirá con Gates y de hecho no prometió tantos cambios de rumbo en la guerra nefasta de Irak, más que poner una fecha hipotética de retiro de las tropas en 16 meses. Como las futuras estrategias no solo son un alto secreto de estado, además que el gabinete de transición obamista se reserva todavía cualquier aclaración hasta el juramiento como Presidente consitucional, poco o nada es cierto.

En la región de Medio Oriente por su parte reina el clima ya habitual de permanentes tensiones entre países árabes, como con la causa palestina, permanente móvil de oportunismo y traición por parte de los dirigentes árabes. El Irak, antiguamente peso regional, pese a su bloqueo comercial, está anulado, dejando libre la influencia iraní. Los infructuosos e innombrables viajes de la Secreatira de Estado Condoleeza Rice, tan solo mostraron lo poco propensos que están los ánimos de los dirigentes árabes a proceder a cualquier cambio al status-quo. Recuerda mucho a la época de la guerra civil del Líbano frente a un conjunto de países árabes, unidos en principio en una causa en común, pero incapaces de ponerse de acuerdo, por querer imponer su dominación regional a costa de la causa principal, el pueblo palestino. Y sin tomar en cuenta que la actuación de la reciente crisis institucional del Líbano, donde a duras penas se pudo llegar a nombrar un presidente, vacante desde medio año por el general Sleiman. El Líbano aún no ha salido del círculo vicioso que lo condujo a la guerra civil que terminó por devastarlo,y de la cual no se ha recuperado todavía.

El mismo pueblo palestino que tanto ha servido a oportunistas, que en nombre de este habrán cometido muchos atropellos a vecinos musulames, y siempre queriendo ser el líder de la causa, perdiendo en el acto todo sentido o coherencia. No es coincidencia si el panorama palestino sea tan incierto, con un presidente casi saliente, si haberse aún celebrado elección alguna, siempre bajo el ojo observador de Israel, también misma metido en un lío político de un primer ministro en la cuerda floja hasta que porfín se forme un gobierno nuevo de Kadima bajo el liderazgo de la actual minstra de relaciones exteriores, Tipzi Livni. La división de facto que hay entre el Hamás y el Al Fatah se prodrían superar pronto, si las voluntades de ambos por ceder un poco, y un poco de sentido patriótico llegara a sus líderes. Es cierto que una cuestión propia de Palestina, es que a causa de no tener control efectivo sobre su territorio cisjordano, Mahmoud Abbas, realmente ha logrado dar cara del perfecto representante del pueblo palestino, alguien que con las manos atadas condene los actos perpetrados por otros palestinos más radicales, siempre dandose el ideal democrático. Sin embargo poco podría llegar a acordar con Olmert, cuando sus bazas son tan raquiticas como el hipotético control sobre los vestigios de los que antiguamente se consideraba Palestina, y una autoridad política necesaria para apaciguar a la opinión internacional, de que en realidad el proceso de paz sigue en proceso, pero en todo caso muy lento. El único proceso real aquí es la progeresiva colonización hebréa de tierrras cisjordanas, abiertamente contrarias a los Acuerdos de Oslo, finanaciadas y promovidas por el gobierno israelí.

El peso de Israel en la zona, tan dependiente de la voluntad del Congreso de EE. UU no tinene garantía con una nueva administración. Obama tendrá que apoyar la causa hebréa necesariamente , porque es su talón de aquiles. Todos los actores siendo dependientenes hacía el exterior, se pelean por las migajas de poder que les permite su posición precaria. Mucha deuda tienen gobiernos occidentales en la actual crisis que vive la región desde la declaración de Balfour hasta la actualidad. Muchos atropellos que se han producido sobre poblaciones civiles, y el silencio que hay sobre todas las partes implicadas en determinados asuntos, no ayudan mucho a la superación de las diferencias, sino ahondan la brecha. Desde los más extremistas israelítas contrarios a toda negociación con los palestinos, hasta los palestinos más radicales y favorables a la violencia. Mientras que la guerra sea el vehículo para trascender y el que negocie sea eliminado del mapa, esperan muchas décadas más hasta que algo se mueva en está situación extrema.Por lo pronto el proceso de paz continúa....

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