martes, 9 de diciembre de 2008

Zimbabwe en la mira o la parcialidad de los medios de comunicación occidentales sobre asuntos africanos

Robert Mugabe es sin duda un líder indiscutible de la historia de África descolonizada. Si se quedara uno en su carrera política de los años 80, el prestigio que daba Zimbabwe y su presidente era inminente. El proceso en el cual se ha sumido este país hasta la actualidad ha dejado de ser tan glorioso. Pauperización de la población, reducción de la producción agrícola del país a tales niveles que el abastecimiento ya no puede ser garantizado. Además la perpetuación en el poder ha sido un tema de discusión permanente, independientemente de la postura política que se tenga del manadatario. Muchos han sido ya los momentos de crisis aguda en el plano político como económico. En un contexto internacional donde la prensa ha puesto mucho énfasis sobre la polémica de la reelección, deja entrever la división profunda entre los detractores y los simpatizantes de este régimen. El hipotético gobierno de unidad entre el ZANU-PF y el MDC sigue en negociaciones, y si bien la presencia en Zimbabwe de Tsvangirai ya es prueba de una cierta tolerancia política, aunque sea muy matizada.

La actual persistencia de epidemias en el continente africano es un hecho confirmado, y no por ello se le puede responsabilisar unilateralmente al gobierno de Harare de no tomar medidas contra su propagación. Si acaso lo mismo sucediera a ese grado en países vecinos como Botswana o Zambia, probablemente la cobertura internacional de esta epidemia no merecería la más mínima atención. Sin embargo si ocurre en Zimbabwe, ya es un tema más que achacar al presidente tan polémico en los medios internacionlas. El principio de no injerencia en asuntos internos de un país soberano es y será un móvil para cualquier gobierno europeo o estadounidense, que se ajusta a los intereses y circunstancias peculiares del momento. La polarización casi exclusiva sobre este país de Africa austral deja en clara evidencia el desinterés general sobre este inmenso continente, que solo se conoce por sus problemas muy propios derivados de países descolonizados pero no necesariamente independientes en el plano económico de las antiguas potencias colonizadoras. Ahí donde las recetas del FMI y del Banco Mundial han sido aplicadas a raja tabla, se presentan síntomas similares, pero originados por las recetas milagrosas neoliberales, tendientes a desmantelar un estado autosuficiente en el plano alimentario, para transformarlo en uno engranado en la economía mundo, importando productos de primera necesidad y exportando otros productos cotizados en bolsas europeas que rara vez toman en cuenta las necesidades y carencias de un país periférico y pobre económicamente. Todo aquel que siguiendo este modelo tenga periódios brotes de enfermedades, probablemente no tenga más margen de maniobra que el Zimbabwe, pero no estaría puesto en las primeras noticias como hecho alarmante, sino al contrario, el asunto se callaría.

El tratar asuntos de esta índole lleva al paradigma de la politización y falta de conocimiento general del continente africano. Si se hiciese una encuesta a nivel general del conocimiento de tan solo la ubicación de cada país y de su respectiva capital en Europa nos levaría a constatar que el desconocimiento es absoluto más allá del Maghreb. Este desinterés interresado es la prueba que los medios de comunicación sirven a la explotación y saqueo de los importantísimos recursos que tiene África. De que sirve saber a quien explota el sistema, basta con saber ubicar el continente. Una entrevista a la entonces candidata a la vicepresidencia de EE.UU. Sarah Palin, esta demostró su absoluto desconocimiento, creyendo que Africa era una sola nación, la cual era incapaz de ubicar en un mapamundi. Muchas veces se ha tratado a la Unión Africana (UA) como el club de dictadores unidos. Tal jucio, evidentemente hecho desde una perspectiva occidental, no es más que la afirmación arrogante de menosprecio hacia cualquier intento de establecer regímenes que salgan de los mecanismos neoliberales. En países descolonizados el paternalismo y el clientelismo político son sencillamente la continuación de la colonia europea. Donde antes mandaban caciques representantes de intereses metropolitanos, ahora mandan gobiernos surgidos de la ola de descolonización e independencia política de los años 1960. Que estos no siempre se ajusten a las exigencias del Banco mundial no significa su falta de democracia, sino solamente su afán por conseguir un gobierno que represente mejor los intereses del pueblo y no de la oligarquía nacional o extranjera. Ahora que en un contexto de crisis Africa se desvincule de Europa acercandose a China o Rusia, sabe mal a los principales benficiados de la situación anterior, los grandes empresarios y banqueros que vivían de los intereses sobre préstamos que en algunos casos nunca llegaron a destino, pero que no se olvidan, y se cobra meticulosamente cada céntimo de servicio de deuda. De nada han servido las simbólicas cancelaciones de deuda de países altamente endeudados, pues en muchos casos la deuda es muy compleja dividida entre los emprésitos privados y públicos. Por un lado denunciar un atraso importante y por el otro no facilitar el desarrollo regional mediante la cancelación de deuda a veces poco transparente, es una demagogia rotunda. Ahora que el régimen de Mugabe está pasando horas muy bajas no es de negar en ningun caso. El mandatario es visto como un dictador por algunos, otros le mantienen su fidelidad. En todo caso el régimen ha cometido errores cruciales, que son de su responsabilidad exclusiva. En Sudáfrica Mbeki terminó perdiendo la presidencia por ser acusado aliado de una tiranía, y de hecho actualmente es el mediador entre el Zanu PF y el MDC.

La lectura de asuntos tan ajenos al ámbito latinoamericano o europeo hacen que cualquier lectura de sucesos políticos ocurridos más allá del estrecho de Gibraltar, sean necesariamente impregnados de una parcialidad evidente. Sea cual fuera la opinión del lector, siempre debe imperar la busqueda de la imparcialidad y un vivo sentido crítico. Quizás está crisis del sistema sea una oportunidad histórica para que los países africanos terminen por indepenizarse en el plano económico y que tal como sucede en América latina, los pueblos recuperen su soberanía usurpada por el imperialismo durante siglos hasta la actualidad.


¡Arriba los pueblos de Africa!
¡Fuera a los malos gobiernos!

Hasta la victoria siempre..
Venceremos

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