martes, 9 de diciembre de 2008

Ingrid Betancourt o el paso del rehén al demagogo

El paso de ser rehén a convvertirse en celebridad internacional no es trayectoría común a los liberados de las FARC. Salvo las excepciones donde Fernando Araujo paso a ser ministro de relaciones exteriores del gobierno de Uribe, rara vez se observa tal ascenso vertiginoso. Ingrid Betancourt que por su doble nacionalidad franco-colombiana fue el capricho de Sarkozy y por ende de Uribe, por encima del interés humanitario que conlleva la resolución del problema de la guerrilla interno de Colombia. Todos los escrúpulos fueron menores cuando se trata de un rehén estrella tan especial que aparece en la prensa rosa con todos los pormenores de su cartas escritas a su madre en el cautiverio.

Lo que pocos aluden hoy fueron las circunstancias de la "operación jaque" del ejército colombiano. Este consistió en hacerse pasar por periodístas de Telesur, noticiero de gran respeto por parte de toda la izquierda latinoamericana y de la FARC en particular. De hecho han habido entrevistas en la prensa a los que solamente Telesur podía llegar por su afinidad a los movimientos alternativos. Pues justamente estos símbolos fueron los que permitieron llegar hasta la ex-rehén, y en principio se puede calificar que fue un secuestro de un secuestrado. De poco o nada viable se consideraba la vía humanitaria, y todos los esfuerzos que se han llevado a cabo desde la senadora colombiana Piedad Córdoba y el presidente Hugo Chávez para facilitar la liberación mediante la negociación en pie de igualdad con el gobierno de Bogotá.

Es insólito ver como la humildad de la entonces rehén se ha convertido en la busqueda de laureles hasta donde no se merece. Que mérito puede tener escapar del cautiverio de una forma traicionera apoyada por un gobierno paramilitar, y por eso buscar el premio del Principe de Asturias de la Paz. En ese caso muchos habrían ya conseguido este premio, menos Ingrid Betancourt. Sus giras que lleva haciendo por el mundo, donde su voz es vista como representante de los rehenes de las FARC, cuando ella amolda su discurso según el sitio donde se encuentra. En unos casos llama al gobierno de Uribe a acelerar la liberación de los rehenes aún en cautiverio, pero sin especificar el método. En otros se quiere mostrar solidaria con los que aún permancen en la selva. En todo caso su presencia que en un inicio era siempre vista de forma positiva, ahora se vuelve de a poco en un invitado algo incómodo. Su afinidad absoluta hacía la segurdad democrática de Uribe, tan cuestionada ultimamente por cada vez más sectores de la sociedad colombiana, y al creciente deblacle del gobierno de Uribe, que tuvo que reconocer el abuso de poder cometido contra indígenas por parte de las fuerzas armadas, ponen en entredicho la autoridad moral del presidente (in)consitucional de Colombia.

La situació interior de Colombia ciertamente no da mucho de que felicitarse a Uribe y a su gabinete paramilitar. Las cosas se les están escapando de la mano, mientras que el aislamiento en América latina se consolida, habiendo roto relaciones con dos países vecinos, Ecuador y Venezuela, y con un futuro incierto en la nueva administración demócrata a partir de enero 2009. Justamente lo incierto es hasta cuando se podrá mantener esta situación en niveles aceptables, dicho de otra forma que no salgan de las fronteras con sus vecinos, como ya ha ocurrido con Ecuador. La desesperación e impotencia por parte de Bogotá se ven en un frenesi de dar una imagen positiva donde no la hay. Y mientras tanto los objetivos de la seguridad democrática se alejan cada día más. Si hablamos de seguridad como tal, es claro que no la hay, salvo en los enclaves más turisticos y en los entornos inmediatos de las ciudades. Los caminos siguen igual de impracticables en ciertas zonas más remotas. Las FARC por su lado debilitadas internamente, y presionadas por medidas represoras y deserciones numerosas, no han dado su último suspiro. Y probablemente no lo harán hasta que puedan participar en la refundación democrática de Colombia, su objetivo primario.

La grave distorción que persiste en los medios de comunicación acerca de la valoración de un país u otro, en este caso entre Colombia, Venezuela y México son agudas. En México al parecer solo se toman en cuenta informes de los muertos de la guerra del narco con el ejército. La legitimidad de Felipe Calderón en sí queda como absoluta y ciertamente no se tratan los temas más importantes como es la pauperización aguda de los campesinos en un contexto de crecientes importaciones de maíz procedente de EE.UU. Las movilizaciones ciudadanas quedan totalmente calladas, por miedo de poner en duda la autoridad del presidente de facto. En Venezuela siempre se mostrará un régimen poco respetuoso copn las instituciones democráticas y con la oposición, la cual no es el mejor ejemplo a seguir para un auténtico demócrata. Poco o nada se comenta del golpe de estado fallido de 2002 y de las prácticas abusivas que estos sectores pudientes han llevado a cabo en el pasado, estando en el poder. Y ahí sale la imagen del democrata Alvaro Uribe, que en un país sumido en el caos reestablece el orden consitucional eliminando del mapa la narcoguerrilla, porque el mismo evidentemente está totalmente excento de toda implicación en el tráfico de droga y de paramilitarismo.

El que quiera vivir en este mundo de color de rosa, es su decisión, pero ya pronto llegará la hora de la verdad, y los actos cometidos por su administración serán debidamente juzgados. De esa forma al menos simbólicamente pagaría por sus crimines de lesa humanidad hacia el pueblo colombiano. Y en lo que concierne las FARC, también ellos tendrán que responder a sus crímenes, tratados de forma objetiva e imparcial. La justicia colombiana tendrá en un futuro próximo mucho trabajo que hacer, y en el caso que está no quiera colaborar con la curación de la grave herida que hay en la sociedad civil, esta será la prueba que el trecho entre las instituciones colombianas y del pueblo es más grande que lo que se supone.

Son tiempos muy dificiles, pero aún es tiempo para reparar la deuda. Dudo que la seguridad democrática de un giro más humanitario, pero al menos se sabe que Uribe no se vovlería a presentar a otro mandato, al menos quie le de un giro nuevo en al consitución mediante el soborno de congresístas. En todo caso es dudoso que le convenga seguir mucho tiempo más al mando del timón de un barco en pleno naufragio. Quizás en entonces que entre al relevo Ingrid Betancourt, y que eche a la borda todo lo dicho con anterioridad y siga la senda comenzada por Uribe.

¡Por una Colombia en paz!
¡Por la unión del pueblo colombiano frente al paramilitarismo!
¡Muerte al mal gobierno!

Hasta la victoria siempre
Venceremos

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