lunes, 19 de mayo de 2008

El Líbano sumido en la crisis institucional

El Líbano es una vez más el campo de acción de los intereses regionales contrapuestos. El país está dividido en cuatro comunidades difetentes, entre las cuales los maronitas, cristianos, druzos, musulamnes chiis y otros suníes. En este comlejo mapa de zonas de influencia la convivencia está basada en una red de alianzas que garantizan una estabilidad siempre precaria. Si además se le suman los palestinos en calidad de refugiados que representan un minoría importante residente de forma permanente, hasta nuevo orden en la cuestión iseraelo-palestina. En el norte está Siria que mantuvo durante décadas una presencia militar en los montes del Anti-Líbano. Su influencia en la política libanesa es importante, sobre todo en asuntos tales como el atentado en Beirut que mató a Rafik Hariri, entonces primer ministro. Aún no se ha constituido la comisión sobre dicho atentado.

En noviembre 2007 el presidente saliente Emil Lahoude abandonó su puesto, dejándolo vacante desde entonces. No se ha podido nominar un sucesor a Lahoude por falta de consenso entre los partidos políticos. El partido de dios, Hezbolah encabezado por Hassan Nasralah, es el causante de la crisis gubernamental, al haberse retirado de la coalición en función, con los partidos pro-occidentales, liderados por el Primer Mininstro actual, Fouad Siniora. En su administración en curso ha sufrido en el verano de 2006 la intervención militar por parte de Israel en el sur del país para debilitar al brazo armado de la Hezbolah. Este se ha mantenido desde el cese el fuego de 1990. Este grupo tiene el respaldo del gobierno iraní, si bien Siria también está aliada con ellos. Su presencia armada en el país está siendo cada vez más cuestionada por otra formaciones, siendo Hezbolah la única formación que dispone de milicias armadas. Esas misma que hace unos días tomaron por la fuerzas la parte oeste de la ciudad de Beirut, por la armas, bloqueando a su vez el acceso al aeropuerto internacional de Beirut en los dos sentidos. Lograron que se paralizara la actividad porturaria y aérea por completo. Desde que el Hezbolah se ha pasado a la oposición el líder del grupo, Hassan Nasralah ha estado hasta hace un mes en la clandestinidad.

Con las elecciones legislativas a la vista, y una hipotética nominación de un nuevo presidente la violencia está presente en todos los aspectos de la vida diaria en Líbano. Sin salida institucional y un gobierno dividido y débil, diferentes países árabes están haciendo de mediador en este conflicto que divide principalmente al gobierno suni pro-occidental y una oposición chii pro-iraní. En Doha, Qatar, están los enviados de las dos agrupaciones intentando encontrar una salida honrosa para ambas partes negociando en la actualidad.

Esta región tan estratégica en la política internacional que es el Próximo Oriente, donde confluyen cara a cara judíos cristianos y musulmanes se ve representada en un microcosmos de este pequeño país de 10 500 km2 y 3 800 000 de habitantes. Es una pieza clave en el rompecabezas regional al estar entre dos estados enfrentados, Israel y Siria.

Al haber accedido el gobierno de revocar los dos decretos que eran la causa del malestar en el Hezbolah, la destitución del responsable de seguridad del aeropuerto internacional y la desmantelación de la red de comunicación de Hezbolah con el sur. La violencia se ha calmado por lo mismo, pero estando en una tregua tan efímera, con una negociación infructuosa en Doha, el futuro es incierto en el país del cedro, que no ha estado en paz desde la guerra civil que duró desde 1975 a 1990. Con base de una tregua qatarí habrá que ver si al menos devuelven la normalidad constitucional al país que se ha quedado en cierto modo acefala. Mientras que esté el gobierno de Fouad en pie Siniora al menos habrá ejecutivo. Ojalá y salga un gobierno de unidad que le de un respiro al país ya cansado de tanta guerra.

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