miércoles, 26 de marzo de 2014

El desafuero de María Corina Machado como diputada de la Asamblea Nacional de Venezuela o la política de choque internacional de Panamá contra el gobierno bolivariano

El pasado 21 de  marzo en Washington DC se celebró una reunión de la OEA, que marcará la agenda política por los días y semanas. A la orden del día estaba la discusión sobre la crisis social en Venezuela una vez más. Entre los presentes estando la diputada opositora venezolana María Corina Machado, quien oportunamente fuera nombrada por el gobierno panameño embajadora alterna para esta reunión a la iniciativa de su embajador ante la OEA Arturo Vallarino. Sin embargo el embajador de la nación sudamericana, Roy Chaderton no sólo hizo retirar ese punto de la agenda del día, sino que pidió una moción de asamblea a puertas cerradas para ese día, con apoyo mayoritario. Finalmente propuso una declaración en conjunto sobre la situación en su país, que fue aceptada por 29 países, y tres contadas voces en contra, de EE.UU., Canadá y Panamá. Por ello Machado no tuvo su turno para hablar ante el organismo internacional, dando en su lugar una larga conferencia de prensa en presencia de Vallarino, donde declaró repetidas veces la represión por parte del presidente Maduro, y que se trata de una “dictadura” sin igual.

El hecho que desde marzo las relaciones diplomáticas entre Panamá y Caracas hayan cesado, además de  las pasadas iniciativas tomadas por su presidente Martinelli para aislar al gobierno bolivariano, y expulsarlo en virtud de la carta democrática, no han ayudado a bajar las tensiones regionales, aunque tampoco han tenido el éxito deseado. El Secretario General de la OEA José Miguel Insulza no cedió a las presiones y descartó que la democracia esté en peligro en Venezuela, y que no vé razón para que la OEA juegue un papel de intermediario por ahora.

Además de que el pasado 24 de marzo 2014 Diosdado Cabello cesara a la ahora ex diputada, por violación de la constitución vigente, en virtud de la prohibición de aceptar encargos de un país extranjero, con el riesgo de perder tanto la inmunidad parlamentaria, y el escaño en sí mismo en la Asamblea Nacional. Por lo que se vio una vez más un precedente en la lucha sumamente polarizada por la persistente crisis en la nación sudamericana, que ha visto actos de vandalismo, sabotaje a la red de distribución eléctrica de Caracas, y el incendio de universidades a través del país. Muchos medios dicen que se trata de estudiantes a priori pacíficos, frente a la Guardia Nacional Bolivariana. Lejos de ello, vemos que los que persiguen en las acciones contra el gobierno en lo que localmente se llama las guarimbas, las cuales están siendo sistemáticamente confrontadas por las fuerzas del orden, al  salir claramente del cuadro de una manifestación legítima, que dentro del orden, y sin la violencia, revindique alguna demanda popular al poder establecido. No se puede dejar de insistir en  distinción de lo anterior, para entender que aquí no se trata por lo tanto de una lucha popular contra el gobierno de Maduro, sino de organizaciones que buscan únicamente la desestabilización y el colapso del gobierno, sin demandas ni manifiesto político.

La derecha internacional que dice que la destitución de Machado es inconstitucional, deberían de leer las leyes de sus propios países, donde seguramente exista algún apartado acerca de la participación de un funcionario público en representación de un gobierno extranjero. Es absolutamente inconcebible que un diputado de un país utilice una acreditación de otro para denunciar el propio, y esperar que esto pase sin consecuencia alguna para a continuidad de su mandato popular, salvo contadas excepciones que aquí claramente no aplican.

La OEA una vez más se convierte en el escenario de la lucha entre dos grandes bloques dentro de América Latina. El de la derecha internacional, donde destacan EE.UU., Canadá, Panamá, Colombia, Perú y antiguamente Chile bajo el ahora ex presidente Piñera. Al otro lado estando los países pertenecientes al ALBA, además del MERCOSUR, que apoyan o simpatizan con las posturas bolivarianas en general. Se ve que las fuerzas están por el momento del lado del segundo grupo, cuando vemos el hecho que la OEA descartara aplicar la Carta democrática a Venezuela, como le fuera impuesto por ejemplo a Honduras en 2009.

Lejos de sólo jugarse en el interior de Venezuela, también en el ámbito internacional hay un creciente asedio a la revolución bolivariana. El flujo de información y contrainformación, de la lucha por el protagonismo de ambos bandos en los medios, vemos que lo que se está gestando es una contrarevolución que no se rinde pese a los fracasos tanto electorales como a nivel de calle. No logra tomar el poder por sus acciones de sabotaje ni la confrontación con las fuerzas del orden, y mientras el apoyo hacia la revolución no cesa sino al contrario se solidifica aún más. Independientemente de los responsables detrás de todas estas acciones, vemos claramente que su único objetivo siendo la destitución de Maduro, sin alguna contrapropuesta ni programa político alguno, no son ni siquiera los estudiantes opositores quienes respalden estas medidas. Si bien tendrán éstos sus razones para protestar, éste derecho no les es negado en absoluto, siempre y cuando no se trate de una batalla campal urbana, como ocurre en las calles de la capital o en algunos puntos del Estado de Táchira por ejemplo.

El sabotaje económico por su lado sí está haciendo estragos en la economía venezolana en cambio. El desabastecimiento y la carestía, la falta de divisa extranjera y la escasez de ciertos productos son una realidad innegable. No por ello hace falta ver el cuadro completo para entender las causas de esta realidad. Existe una enorme brecha entre las posiciones del gobierno y de la burguesía venezolana. En el pasado ha habido forcejeos para no acatar medidas gubernamentales que pretendían regular el precio de los productos y las condiciones en las cuales se puede hacer el comercio. La intolerancia de la burguesía por la intromisión gubernamental queda más que evidente al ojo del observador nacional o extranjero. Las medidas de acaparamiento, de negarse a poner en circulación ciertos productos para provocar la subida de los precios y crear escasez artificialmente, no requieren de mayor corroboración. En esta medida es que se busca romper el vínculo de la población con el gobierno bolivariano. Creando inconformidad, y de paso tensiones que la oposición del a MUD no tendrá dificultad en capitalizar a  nivel mediático nacional e internacional. No es coincidencia tampoco que muchos de los disturbios y sabotajes sean cometidos en zonas gobernadas por la misma oposición, que con su consentimiento tácito, logran crear zonas de protección para sus responsables al abiertamente evitar intervenir en las mismas. Al contrario son muchos en la  población que son muchas veces los voluntarios que quitan los escombros dejados por la basura y las llantas quemadas en vía pública con el fin de obstaculizar el libre tránsito.

Se trata de una lucha intestina efectivamente, entre venezolanos, donde sin embargo podrían haber agentes externos  que crearían las condiciones para la continuidad de los grupos opositores violentos. Si no fuera por ellos alguien tiene aquí algún interés en que esos permanezcan en la calle. En este caso posiblemente es una cuestión de tiempo para que los núcleos de violencia cesen por el tiempo o agotamiento, y  se devuelva la normalidad relativa en Venezuela, pero aún estamos lejos de ese escenario. Mientras que el gobierno de Nicolás Maduro se mantenga firme en sus posiciones, con una posición dialogante, y dentro del marco de la ley, nada ni nadie tiene derecho ni argumento para atacarlo. Si la oposición tiene demandas pertinentes, estas pasan por los canales institucionales establecidos, y se pueden realizar todas las protestas que haga falta hasta lograr sus objetivos, que deberán ser de interés general popular. De lo contrario queda sacar adelante un referéndum de revocación hacia Maduro, que es absolutamente legal y al alcance de quien pueda demostrar que hay suficiente bases que lo respalden. Por lo que hasta los más firmes detractores tendrían que saber que existen resortes institucionales para sus radicales demandas. Pero pese a ello recurren a la violencia indiscriminada contra la población en general y provocando las fuerzas del orden con la única finalidad de desestabilizar la nación y su economía para su propio beneficio, o el de sus mecenas.

 En conclusión no sólo la ex diputada María Corina Machado se excedió en su actuación en la OEA, sino que se puso en evidencia una vez más que tanto a nivel nacional como internacional existen poderosas organizaciones que están empeñadas en derrocar a un gobierno democrático por todos los medios disponibles y por haber. Machado se querrá convertir en un mártir de la oposición, al igual que Leopoldo López, pero esto probablemente no tenga mucho éxito tampoco, puesto que sus argumentos en su defensa difícilmente podrán convencer a una opinión pública mínimamente informada, que su desafuero no fue constitucional y legal. Finalmente las leyes venezolanas están hechas para todos en igualdad, incluso para diputados de la Asamblea Nacional, por si Machado hubiera pensado de otro modo.

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