El
pasado 21 de marzo en Washington DC se
celebró una reunión de la OEA, que marcará la agenda política por los días y
semanas. A la orden del día estaba la discusión sobre la crisis social en
Venezuela una vez más. Entre los presentes estando la diputada opositora
venezolana María Corina Machado, quien oportunamente fuera nombrada por el
gobierno panameño embajadora alterna para esta reunión a la iniciativa de su
embajador ante la OEA Arturo Vallarino. Sin embargo el embajador de la nación
sudamericana, Roy Chaderton no sólo hizo retirar ese punto de la agenda del
día, sino que pidió una moción de asamblea a puertas cerradas para ese día, con
apoyo mayoritario. Finalmente propuso una declaración en conjunto sobre la
situación en su país, que fue aceptada por 29 países, y tres contadas voces en
contra, de EE.UU., Canadá y Panamá. Por ello Machado no tuvo su turno para
hablar ante el organismo internacional, dando en su lugar una larga conferencia
de prensa en presencia de Vallarino, donde declaró repetidas veces la represión
por parte del presidente Maduro, y que se trata de una “dictadura” sin igual.
El
hecho que desde marzo las relaciones diplomáticas entre Panamá y Caracas hayan
cesado, además de las pasadas
iniciativas tomadas por su presidente Martinelli para aislar al gobierno
bolivariano, y expulsarlo en virtud de la carta democrática, no han ayudado a
bajar las tensiones regionales, aunque tampoco han tenido el éxito deseado. El
Secretario General de la OEA José Miguel Insulza no cedió a las presiones y
descartó que la democracia esté en peligro en Venezuela, y que no vé razón para
que la OEA juegue un papel de intermediario por ahora.
Además
de que el pasado 24 de marzo 2014 Diosdado Cabello cesara a la ahora ex diputada,
por violación de la constitución vigente, en virtud de la prohibición de
aceptar encargos de un país extranjero, con el riesgo de perder tanto la
inmunidad parlamentaria, y el escaño en sí mismo en la Asamblea Nacional. Por
lo que se vio una vez más un precedente en la lucha sumamente polarizada por la
persistente crisis en la nación sudamericana, que ha visto actos de vandalismo,
sabotaje a la red de distribución eléctrica de Caracas, y el incendio de
universidades a través del país. Muchos medios dicen que se trata de
estudiantes a priori pacíficos,
frente a la Guardia Nacional Bolivariana. Lejos de ello, vemos que los que
persiguen en las acciones contra el gobierno en lo que localmente se llama las guarimbas, las cuales están siendo
sistemáticamente confrontadas por las fuerzas del orden, al salir claramente del cuadro de una
manifestación legítima, que dentro del orden, y sin la violencia, revindique
alguna demanda popular al poder establecido. No se puede dejar de insistir
en distinción de lo anterior, para
entender que aquí no se trata por lo tanto de una lucha popular contra el gobierno
de Maduro, sino de organizaciones que buscan únicamente la desestabilización y
el colapso del gobierno, sin demandas ni manifiesto político.
La
derecha internacional que dice que la destitución de Machado es
inconstitucional, deberían de leer las leyes de sus propios países, donde
seguramente exista algún apartado acerca de la participación de un funcionario
público en representación de un gobierno extranjero. Es absolutamente
inconcebible que un diputado de un país utilice una acreditación de otro para
denunciar el propio, y esperar que esto pase sin consecuencia alguna para a continuidad
de su mandato popular, salvo contadas excepciones que aquí claramente no
aplican.
La
OEA una vez más se convierte en el escenario de la lucha entre dos grandes bloques dentro de América Latina. El de la derecha internacional, donde
destacan EE.UU., Canadá, Panamá, Colombia, Perú y antiguamente Chile bajo el ahora
ex presidente Piñera. Al otro lado estando los países pertenecientes al ALBA,
además del MERCOSUR, que apoyan o simpatizan con las posturas bolivarianas en
general. Se ve que las fuerzas están por el momento del lado del segundo grupo,
cuando vemos el hecho que la OEA descartara aplicar la Carta democrática a Venezuela,
como le fuera impuesto por ejemplo a Honduras en 2009.
Lejos
de sólo jugarse en el interior de Venezuela, también en el ámbito internacional
hay un creciente asedio a la revolución bolivariana. El flujo de información y
contrainformación, de la lucha por el protagonismo de ambos bandos en los medios,
vemos que lo que se está gestando es una contrarevolución que no se rinde pese
a los fracasos tanto electorales como a nivel de calle. No logra tomar el poder
por sus acciones de sabotaje ni la confrontación con las fuerzas del orden, y
mientras el apoyo hacia la revolución no cesa sino al contrario se solidifica
aún más. Independientemente de los responsables detrás de todas estas acciones,
vemos claramente que su único objetivo siendo la destitución de Maduro, sin
alguna contrapropuesta ni programa político alguno, no son ni siquiera los
estudiantes opositores quienes respalden estas medidas. Si bien tendrán éstos
sus razones para protestar, éste derecho no les es negado en absoluto, siempre
y cuando no se trate de una batalla campal urbana, como ocurre en las calles de la capital o
en algunos puntos del Estado de Táchira por ejemplo.
El
sabotaje económico por su lado sí está haciendo estragos en la economía
venezolana en cambio. El desabastecimiento y la carestía, la falta de divisa
extranjera y la escasez de ciertos productos son una realidad innegable. No por
ello hace falta ver el cuadro completo para entender las causas de esta
realidad. Existe una enorme brecha entre las posiciones del gobierno y de la
burguesía venezolana. En el pasado ha habido forcejeos para no acatar medidas
gubernamentales que pretendían regular el precio de los productos y las
condiciones en las cuales se puede hacer el comercio. La intolerancia de la
burguesía por la intromisión gubernamental queda más que evidente al ojo del
observador nacional o extranjero. Las medidas de acaparamiento, de negarse a
poner en circulación ciertos productos para provocar la subida de los precios y
crear escasez artificialmente, no requieren de mayor corroboración. En esta
medida es que se busca romper el vínculo de la población con el gobierno
bolivariano. Creando inconformidad, y de paso tensiones que la oposición del a
MUD no tendrá dificultad en capitalizar a
nivel mediático nacional e internacional. No es coincidencia tampoco que muchos de los disturbios
y sabotajes sean cometidos en zonas gobernadas por la misma oposición, que con
su consentimiento tácito, logran crear zonas de protección para sus
responsables al abiertamente evitar intervenir en las mismas. Al contrario son muchos en la población que son muchas veces los
voluntarios que quitan los escombros dejados por la basura y las llantas quemadas
en vía pública con el fin de obstaculizar el libre tránsito.
Se
trata de una lucha intestina efectivamente, entre venezolanos, donde sin embargo podrían haber agentes externos
que crearían las condiciones para la continuidad de los grupos opositores
violentos. Si no fuera por ellos alguien tiene aquí algún interés en que esos
permanezcan en la calle. En este caso posiblemente es una cuestión de tiempo
para que los núcleos de violencia cesen por el tiempo o agotamiento, y se devuelva la normalidad relativa en
Venezuela, pero aún estamos lejos de ese escenario. Mientras que el gobierno de
Nicolás Maduro se mantenga firme en sus posiciones, con una posición
dialogante, y dentro del marco de la ley, nada ni nadie tiene derecho ni
argumento para atacarlo. Si la oposición tiene demandas pertinentes, estas
pasan por los canales institucionales establecidos, y se pueden realizar todas
las protestas que haga falta hasta lograr sus objetivos, que deberán ser de
interés general popular. De lo contrario queda sacar adelante un referéndum de
revocación hacia Maduro, que es absolutamente legal y al alcance de quien pueda
demostrar que hay suficiente bases que lo respalden. Por lo que hasta los más
firmes detractores tendrían que saber que existen resortes institucionales para
sus radicales demandas. Pero pese a ello recurren a la violencia indiscriminada
contra la población en general y provocando las fuerzas del orden con la única
finalidad de desestabilizar la nación y su economía para su propio beneficio, o
el de sus mecenas.
En conclusión no sólo la ex diputada María
Corina Machado se excedió en su actuación en la OEA, sino que se puso en
evidencia una vez más que tanto a nivel nacional como internacional existen poderosas
organizaciones que están empeñadas en derrocar a un gobierno democrático por
todos los medios disponibles y por haber. Machado se querrá convertir en un
mártir de la oposición, al igual que Leopoldo López, pero esto probablemente no
tenga mucho éxito tampoco, puesto que sus argumentos en su defensa difícilmente
podrán convencer a una opinión pública mínimamente informada, que su desafuero
no fue constitucional y legal. Finalmente las leyes venezolanas están hechas para
todos en igualdad, incluso para diputados de la Asamblea Nacional, por si
Machado hubiera pensado de otro modo.
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