jueves, 25 de julio de 2013

La deportación extralegal de Alma Shalabayeva a Kazajstán o la humillación del gobierno de Enrico Letta a nivel internacional

La polémica está en su máximo apogeo entre Italia y Kazajstán a raíz del caso Shalabayeva, la mujer del disidente y prófugo kazajo Muktar Ablyazov, actualmente en paradero desconocido. El espectro político italiano se encuentra expuesto en este insólito caso de difícil resolución.  El 15 de mayo 2013 la policía italiana detiene a Alma Shalabayeva en su domicilio en Roma, de donde es expulsada del país hacia Kazajstán vía Viena, Austria. La razón aparente de esta deportación ordenada por el ministro de interior de Italia Angelino Alfano sería por la demanda explícita del gobierno de Astana, quien sospechaba la posesión de un pasaporte falsificado por parte de Alma Shalabayeva. Desde entonces se encontraría junto con su hija Alua en Almaty, Kazajstán en el domicilio de sus padres, en vías de ser investigada por el caso de su marido Muktar Ablyazov, quien hasta hace poco se encontraba en calidad de refugiado en el Reino Unido. No obstante el gobierno de Nursultan Nazarbayev declaró que no se encuentra en arresto domiciliario, sino que en proceso de investigación, por lo que no tiene permiso de alejarse de la ciudad.

El embajador kazajo ante Italia, Andrian Yelemessov por su  lado demostró tener conexiones diversas en todos los niveles de la administración italiana, puesto que parece ser que fue el mismo que le pidió a Alfano la expulsión del país, a la vez que orquestó la salida hacia Almaty desde un avión privado contratado en el aeropuerto vienés a esos efectos. La ministra de relaciones exteriores de Italia, Emma Bonino por su lado se enteró de este proceder por vías indirectas y demostró su malestar públicamente, convocando al diplomático kazajo a la sede del ministerio de exteriores italiano, cuando éste oficialmente se encontraba en Kazajstán oficialmente en vacaciones. El encargado a.i. kazajo no dio más detalles de lo ya sabido, por lo que se espera el regreso del titular de la legación en la brevedad, para que dé más explicaciones al respecto.

El gobierno italiano de Enrico Letta el 13 de julio revocó la deportación abriendo la posibilidad de su regreso inminente, puesto que no sólo esta orden salió de la mano de Angelino Alfano, y no de Emma Bonino, o el mismo presidente del consejo de ministros, Enrico Letta. La complicación en sí viene del obscuro hecho, de que Shabalayeva es también portadora de un pasaporte diplomático centroafricano, el cual era objeto de un estudio sobre su validez o no por parte de la Interpol. En su momento se presumió que sí era falsificado, aunque el gobierno de Bangui confirmó su validez en fechas recientes. Alma Shalabayeva tiene la residencia comunitaria por ostentar un título de residencia lituano, que es válido hasta finales del año en curso, con el que justificaba su presencia en Italia. No contaba con estatus de refugiada en Italia, pero parece ser que de alguna forma, en conjunto con su marido, si lo tenía en el Reino Unido. A la vez a Ablyazov fue condenado en ese país al congelamiento de sus bienes y por lo tanto parece haber huído a Francia, por lo que se desconoce su paradero en la actualidad.

Este cuadro es el que ahora mismo puso al gobierno de coalición de Enrico Letta en duros aprietos. Pues es sabido que el ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi fue amigo personal del presidente kazajo Nursultan Nazarbayev, con quien no sólo compartía intereses económicos. El hecho que exista el rumor de una reunión secreta entre Berlusconi y Nazarbayev en la isla de Cerdeña, abrió la especulación de una confabulación desde el Partido del Pueblo de la Libertad (PDL), de quien Angelino Alfano también es el secretario general. El frágil equilibrio político que reina desde la dimisión de Mario Monti y la etapa de ausencia de gobierno por meses,  obligaron al Partido Democrático (PD) y al PDL junto con la formación Scelta Civica  (Opción Cívica) de Mario Monti a crear una coalición un tanto heterogénea, que podría desbaratarse en cualquier momento, con un solo desacuerdo, cosa que Letta ha sabido evitar con mucha sensibilidad y muchas concesiones, entre las que figura el hecho que Angelino Alfano sea el ministro de interior y vicepresidente. 

La cercanía del mentor de Alfano con el presidente kazajo, y la evidente intromisión del embajador Yelemessov, quien se estuvo extralimitando de sus atribuciones, hasta llegar a no consultar a la ministra Bonino, sino directamente a Alfano, quien en consecuencia actuó, sin apenas consultar a sus socios de la coalición gobernante, incluso abrieron la posibilidad de que fuera depuesto por el parlamento, moción que no tuvo mayoría, pese al malestar evidente del PD frente a esta acción unilateral del PDL en asunto a nivel internacional. Shabalayeva se encuentra por lo tanto de nuevo en su país de origen, donde no puede salir hasta no concluir la investigación en curso, que en realidad está relacionada con su marido prófugo, y no con su persona misma. Su situación futura abre la posibilidad de que vuelva a suelo europeo, sin que por ello esté claro en qué momento pueda  ella salir de Kazajstán. 

El trato de los disidentes kazajos en el exilio parece por lo tanto por lo menos paradójica, cuando sus representantes se toman libertades de actuar en prácticamente a todos los niveles institucionales,  sin impunidad alguna. El gobierno kazajo amenazó con una ruptura formal de relaciones diplomáticas, si Yelemessov fuera expulsado de Italia como embajador, pues además existen lazos económicos importantísimos, que involucran a la petrolera italiana ENI en el país centroasiático, y que desde los tiempos de Berlusconi fueron tejidos.  El abrir la posibilidad de perder la representación en la capital kazaja Astana para los italianos es por lo mismo impensable, y en consecuencia Yelemessov es intocable en todos los sentidos de hacer y deshacer según los intereses de cada momento, tal cual en los tiempos de la guerra fría.

El precedente que abre este caso es por lo mismo de primer orden. ¿Cómo es posible que Yelemessov pueda ordenar directamente la deportación de Italia de una ciudadana kazaja y su hija, sin ninguna consulta a la cancillería italiana? ¿Acaso está justificado el intervenir en asunto internos italianos por parte del embajador con la finalidad clara de hacerse con la mujer de uno  de los disidentes más buscados por su país? ¿Qué posición tiene el gobierno italiano en esta situación, la cual se le parece haber escapado totalmente, y de la cual  no fue informado en su momento? ¿La revocación de la orden de expulsión cambia en algo la situación legal de la kazaja, ahora que no tiene más que libertad restringida desde su domicilio familiar en Almaty?


Independientemente de lo que se opine del presidente kazajo Nursultan Nazarbayev, está más que claro que sus embajadores siguen de la escuela de la guerra fría, donde  los intereses nacionales imperan incluso en el extranjero, pasándose de alto toda soberanía efectiva de las autoridades locales. Siendo capaces de pescar a los disidentes y retenerlos de forma extralegal sin ningún reparo. La opinión pública italiana, como la ministra de exteriores Bonino, y parte de la prensa se han puesto a despotricar la situación del gobierno Letta, que sale debilitado y francamente humillado por estos eventos, que sin duda deberían de meterle miedo a todo disidente kazajo en el exilio, pues si esto puede suceder en Italia, puede pasar en cualquier otro país europeo también.  

Finalmente pone en relieve que las relaciones del Cavaliere siguen siendo potentes, en la medida que fue como mínimo partícipe de esta trama policiaca. Su influencia es capaz de obviar los cauces legales, y complacer a su cuate Nursultan, sin siquiera pestañar, o pensar que podría causarle problemas a su partido, que forma parte de la coalición sui generis de Enrico Letta. El caso aún no está terminado, con lo que estamos a la espera de nuevos episodios, de esta novela policiaca, que más que ciencia ficción, es realidad pura y dura.

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