Las elecciones terminadas Venezuela despierta inmersa en un
clima de tensión y violencia. Las fuerzas opositoras operando contra todo
símbolo de la revolución bolivariana, y contra sus simpatizantes. Capriles
Radonski a su vez llama al levantamiento y al desconocimiento de los resultados
de las elecciones. He aquí un esbozo de lo sucedido desde las elecciones
presidenciales del domingo pasado.
En las últimas 24 horas el panorama político venezolano dio
giros inesperados y lamentables. Las elecciones celebradas el domingo 14 de
abril, se produjeron aparentemente sin incidencias, y dentro del marco
establecido. Los resultados emitidos en la noche del mismo 14 de abril dieron
como ganador a Nicolás Maduro por 50,66%, frente a Henrique Capriles con 49.0%.
Una diferencia de tan sólo 1.6% separan al vencedor del segundo en lista. El 15
de abril en un segundo reporte del Consejo Nacional Electoral se revisaron las
cifras a 50,75% para Maduro frente a un 48.98% para Capriles.
Pese a su anterior compromiso de acatar los resultados, el
candidato opositor desconoció estos mismos, y llamó “espurio” e “ilegítimo” al
presidente electo. Su llamado lamentablemente no se quedó en sacar cacerolas y sartenes
a la calle y acusar de fraude electoral, sino que la violencia se hizo cuando militantes
de la oposición salieron en diversos puntos de la capital y en el interior, a
asediar sedes del Partido Unido de Venezuela, como también las emisoras de
televisión VTV y Telesur. Militantes armados en motos se desplazan en grupos a
tomar sitios estratégicos, y enfrentarse en algún momento con simpatizantes
chavistas, dejando al menos 4 muertos de entre los últimos. Manifestaciones
ante sedes diplomáticas venezolanas se dieron entre otros sitios, en Argentina,
México, Panamá y Perú. Es de constatar que según los resultados de octubre
2012, en los votos emitidos en consulados y embajadas haya una predominancia de la oposición.
Capriles Radonski pidió una auditoría total de los votos
emitidos, algo a lo que Maduro accedió. Es de notar, que según la ley electoral,
el 54% de las papeletas es conservado, para un futuro recuento. Esto en el
momento de clausurar el mismo, tiene que
coincidir con las papeletas almacenadas en cada mesa electoral. Pese al
desconocimiento fáctico de la Mesa de Unidad Democrática, que en todo momento
colaboró y estuvo de acuerdo con el sistema empleado, ahora revoca todo ello, y
se niega a reconocer los resultados. Incluso interpela que Maduro sería aún
presidente encargado hasta resolución del proceso electoral. Su interpretación
de los eventos sería pues, que ellos serían los vencedores; “el perdedor es
usted” es lo dijo el candidato opositor
en un acto político del mismo 14 de abril.
El lunes 15 de abril Nicolas Maduro asiste a la sede del
Consejo Nacional Electoral (CNE), para recoger su constancia de presidente electo. Acompañado
por el cuerpo diplomático, ministros, militantes entre otros, dio su primer
discurso en calidad de presidente electo. Para ese entonces ya el
desconocimiento de facto por parte de la oposición quedó evidenciado, después
de la llamada telefónica que sostuvieron Maduro con Capriles. El diálogo entre
ambos hombres estaba llegando a un mínimo histórico. En la calle fue que la verdadera batalla se dio. Los
militantes de la oposición comenzaron a tomar calles a base de cacerolas vociferando contra el presidente electo. La
batalla con las fuerzas del orden, como con militantes del Comando Hugo Chávez Frías contra su
contrincante, el comando Simón Bolívar, son la evidencia pura de un clima
postelectoral explosivo a peligroso. Ante una tensión imposible de contener,
donde una sociedad se encuentra de hecho dividida en dos bandos bien
diferenciados, síntoma previo de casos de guerra civil, sólo habla de un grado
de polarización política y social importantísimo. Donde antes la tregua era
posible, hasta cierto modo, ahora dejó cada
vez se entra más en una espiral postelectoral archiconocida de antemano. El
asedio de sedes de televisión da fe de ua intención de toma de medios
estatales, dentro de un posible esquema de golpe de estado, y siendo que esto
se dio tanto en Telesur como en VTV, da a entender un esquema previo. Similar
como durante el asedio de la embajada cubana en Caracas, mientras que se estaba
dando el golpe de estado de 2002.
El reconocimiento internacional de estos comicios que por lo
tanto preñado de escepticismo. Habiendo recibido su felicitación de varias
cancillerías. Sin embargo en el caso de EE.UU. y España se habla de otro
idioma. En el primer caso la Subsecretaria de Estado Roberta Jacobson, que afirmaba,
que las elecciones “deben de ser justas y creíbles”. En España, el ministro de
relaciones exteriores, José Manuel
García Margallo, hizo una alusión a la crisis postelectoral, al declarar, que
se mantendrían las buenas relaciones con Venezuela, “sea quien sea” el
presidente electo. Esto interpretado por la cancillería venezolana, se tradujo
en llamar a consulta al embajador venezolano ante España, Bernardo Álvarez. Pese
a ello, Margallo reconoció formalmente al presidente electo.
Este capítulo postelectoral venezolano apenas se acaba de
abrir, por lo que mucho queda por escribir e indagar. Por ahora estamos en un
extraño caso, que por momentos recuerda a México en 2006, donde Andrés Manuel López
Obrador (AMLO) se quedó a 0,58% detrás de Calderón. La historia posterior, ya
conocida, ya dista de toda comparación, además de que casi un 1.8%, si bien es
escaso, es determinante. Luego está el debate de la “solidez” y “legitimidad”.
Cuando AMLO quedó segundo, y agotó las instancias, hablamos que operó en una
estructura electoral surgida en los tiempos de Salinas, en 1990, por lo tanto
nacida en pleno priísmo. Con el precedente de 1988 y el fraude practicado al
Lic. Cuauhtémoc Cárdenas, la ciudadanía en desconfianza por lo anterior, debía
recuperarla mediante el Instituto Federal Electoral (IFE). En el caso de las elecciones de 2006 se puede
hablar de condiciones fuera de lo establecido, además poco observado por parte
de organismos internacionales o instituciones electorales otras. En condiciones
relativamente laxas, se dio que pese a una aparente predominancia de AMLO, éste
sólo fuera el segundo, y ganara Calderón. La realidad choca entonces
con los resultados de forma atroz.
En Venezuela las elecciones no sólo son archi-observadas,
por lo mismo que se le quiere buscar el talón de Aquiles de todos las formas, y
tienen un sistema bastante complejo y seguro para el conteo de votos. Cuando
además no se permite ninguna forma de sondeo a pie de urnas, ni estimaciones
parciales, tan solo el CNE está habilitado a ello. La demanda de recuento
parece ser sólo una cuestión de tiempo, pues antes del 19 de abril, deberá de
estar resuelto el litigio, previo a la toma de posesión formal. Si para
entonces los resultados dieran un giro, está por verse. De lo contrario, será
una forma de satisfacer la demanda de verdad, sobre la que la oposición tanto
insiste, y se verán en la obligación, de reconocer la victoria, por pírrica que
fuera, de Nicolás Maduro Moros.
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