La oposición siria organizada alrededor del Consejo Nacional
Sirio (CNS), que estuvo encabezada desde su creación primero por Burhan
Ghalioun, quien a su vez fue remplazado por Moaz Al Jatib, sufrió un duro
golpe interno hace una semana. Después de crear la figura de primer ministro de
dicho gobierno paralelo, idea que se estaba tramando desde la pasada Cumbre de
la oposición siria, celebrada en Casablanca el año pasado. El nuevo primer
ministro Ghassan Hito hace cinco días llevo a Moaz Al-Jatib a resignar de su posición
de presidente del Consejo con base en Istambul, Turquía, por razones morales,
pues consideró que la figura de Hito viene de forma demasiado precipitada y no
ayuda a cerrar las filas entre las corrientes internas del movimiento rebelde. Su
sucesor Mustafá Sabbagh tendrá la difícil tarea de gestionar ese conjunto
heterogéneo de opositores exiliados no siempre en consenso con la forma de
proceder. Además que el reconocimiento internacional sigue estancado, en la medida que la defección
internacional al gobierno de Damasco no fue total, al tener países influyentes,
capaces de frenar la sangría que sufre Bashar Al-Assad en el plano
internacional de forma creciente. Además el envío de fondos al CNS en concepto
de ayuda no letal, que en apariencia
fue común a muchas cancillerías occidentales, está condicionado por ciertas
demandas por parte de los países donantes, que exigen garantías en la gestión
del dinero, y cuentas transparentes que no están cumpliendo por lo visto, puesto que en el plano realista, el
organigrama de la misma está basado en gran medida en políticas ex post, sin
muchas reglas ni estatutos.
Pero más interesante que el proceso interno de la oposición
siria, es el desarrollo de una nuevo frente diplomático contra el gobierno
sirio. El ministro de defensa de EE.UU. Chuck Hagel se pronunció recientemente acerca
de la suposición no confirmada del empleo de armas químicas contra la población
civil. Estas acusaciones se basan a priori en unos videos difundidos en
internet por la oposición, donde se muestran a civiles en un hospital que
sufren de síntomas, los cuales son atribuidos a esta sustancia. La oposición
republicana de EE.UU. comenzó a presionar a Obama a tomar medidas más
concretas, dado que se cree y se supone que la susodicha línea roja ha sido alcanzada
finalmente. Cuáles serían los planes militares en el caso, no fue revelado aún.
También el gobierno inglés se pronunció en el mismo sentido, por medio de su
ministro de relaciones exteriores, William Hague, quien precisó que el posible
empleo de gas sarín, podría llevar a
nuevas medidas contra el régimen sirio, de ser comprobadas las acusaciones.
Estas son en gran medidas las argumentaciones empleadas por parte de los
grandes socios internacionales del CNS. Las Naciones Unidas se han adelantado ya a este escenario, al poner en pie un posible equipo para inspeccionar los supuestos casos. Éste sería llevado por el sueco Ake Sellström por nombramiento del mismo secretario general Ban Ki Moon. Bashar Al-Assad se comprometió a recibir cualquier equipo de científicos que quisiera venir. Sin embargo los rusos insistieron que ellos tamibién mandarían a sus representantes al terreno en el caso. Este caso en pleno desarrollo no ha dado a ver todas sus facetas aún.
La guerra diaria desde dos años, donde el estancamiento de
las partes, y la guerra de desgaste se han vuelto pronto en normalidad. Las
defecciones al campo opositor se dieron en gran medida en el pasado, pero las
posiciones pro-gubernamentales también no son a desconsiderar. La
radicalización de la contienda, lleva a un grado de pragmatismo interior y exterior.
Cuando Turquía se había mantenido en gran medida leal al gobierno de Al-Assad,
su rompimiento de relaciones, y el reconocimiento al CNS, como el otorgarle una
sede operativa en suelo turco, fueron vitales en el fortalecimiento de su base
internacional, pero en el interior, no es tan evidente, puesto que la división
evidente de la sociedad siria ante un círculo de violencia, y en un clima que
se venía precalentando desde antes de que caiga el líder difunto Muammar
Ghadafi en Libia, entonces, los socios de la empresa libia, ya estaban
calculando sus tiros en Siria, una vez terminada la misión libia. Viendo que esto se dio bien que mal,
casi diríase in extremis, ahora estamos siendo testigos de una fase avanzada
del conflicto.
La batería de opciones
para la puesta en marcha de la opción militar, y de sus otras variantes
menos invasivas, no es nueva ni
sorprendente. Entre ellas está el suministro de armas al Ejército Libre de
Siria, al envió de fondos adicionales a los grupos rebeldes, y a la instauración
de una zona de exclusión aérea sobre
alguna zona del país, para evitar así la muerte de civiles por parte del
ejército sirio. La neutralización de las fuerzas aéreas está a su vez en la
lista, pues lo que se quiere es quitarle al gobierno de Damasco el recurso
aéreo, y poder acercarse cada vez más a zona propiamente siria, de donde atacar
puntos estratégicos del gobierno. Actualmente las fuerzas defensivas sirias
hacen que toda intervención requeriría una distancia prudencial, que le quita
en gran medida efectividad a los golpes militares, en el caso de tener una tal
internacionalización de facto.
Las cancillería francesa, británica y estadounidense no se ponen
necesariamente de acuerdo en las medidas que tomar, pero si en el objetivo, que
es poner en el poder al CNS en Siria, lo antes posible, y con el menos costo
requerido. El involucramiento por lo tanto está lejos de una postura no-intervencionista,
sino todo el contrario, armas para la oposición, desconocimiento del gobierno
formal, apoyo tácito a organizaciones terroristas,
ligadas a Al-Qaeda, la lista de elementos relacionados aquí no sería nunca
exhaustiva. La guerra de desgaste afecta en ambos lados, y los desesperados
intentos de impulsarlo por parte de los grandes patrocinadores internacionales,
no está teniendo el éxito esperado, por lo mismo se está buscando darle un
golpe mediático fuerte contra el gobierno, y buscando devolverle algo de unidad
al CNS, tan fraccionado como se encuentra aún.
Bashar Al-Assad no ha dado su última batalla, ni mucho
menos, aunque sus recursos ya no sean comparables con hace dos años. Perdió
mucho reconocimiento internacional, y
nacional, pues un importante sector de la población parece identificarse
con el CNS y el Ejército Libre de Siria en mayor o menos medida. Pero sus
medios son ampliamente suficientes para permanecer en sus posiciones, y
recapacitar sus fuerzas, que se encuentran en diversos sitios del país al mismo
tiempo, combatiendo lo que ellos consideran grupos terroristas, pues según la ley no tienen cabida de ningún otro
modo. Pese a haber ofrecido en reiteradas veces un diálogo inter-sirio, la
oposición no ha querido colaborar en ningún momento, mientras que ellos no vean
caer el poderío de Assad en Damasco, sólo entonces se dicen dispuestos a
negociar. Osea, que más que negociar, lo que buscan es comprar tiempo y fijarse
bases en Siria, mientras que no piensas retroceder un centímetro a sus aspiraciones de acceder al poder por la
vía armada.
El desenlace final de tipo libio nos da a entender que para que esta cuestión tome forma, hace
falta mucho tiempo y empeño, que no siempre se ve apremiado debidamente, véase
el caso libio, donde la muerte del embajador acreditado a Trípoli en el
Consulado de Benghazi mostró el lado débil de la seguridad en el marco del
nuevo estado libio, que es un caos y una falta de control, en la medida que los
grupúsculos obedecen a menudo a sus superiores inmediatos, pero no a las
órdenes y reglamentos dados por el poder central ,que carece de toda atribución
real que justifique este nombre. De este cuadro sale necesariamente un estado fallido
en su mejor representación, incapaz de imponer el imperio de la ley en su
ámbito territorial, donde el monopolio de violencia se encuentra fragmentado y
repartido por cuotas clánicas y partidarias, y donde toda ilusión de unidad
territorial rara vez trasciende el papel. Este es el modelo que le espera a
Siria, el día de mañana, si el CNS gana la guerra. En grandes planos, el cambio de régimen en Damasco supondría
un reequilibramiento de las fuerzas regionales de Medio Oriente. Sin el régimen
alauita, se rompería el eje Teherán-Damasco-Gaza que tan efectivo se ha
demostrado en el pasado, por romper su eslabón más débil por ahora, Siria. Irak
que también está viendo el resurgimiento de violencia entre corrientes
religiosas y étnicas, como prolongación de un conflicto en el poder mismo, son
sinónimo que la región entera está en una fase de importante desestabilización.
Siria resiste a la embestida imperialista por parte del CNS
y sus patrocinadores, por ahora. Nada está dicho, por lo que pueda surgir
mañana, todos están atentos, pero ningún país ha sido capaz de romper las apariencias
de respeto a la legalidad internacional, pero si está tramando como finalmente
poner en jaque, si no es que tumbar al rey enemigo en este juego de ajedrez, que está lejos de estar resuelto.
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