sábado, 27 de abril de 2013

La acusación falaciosa de EE.UU. a Siria de emplear armas químicas o el cuadro iraquí como modelo referente para una intervención militar imperialista e ilegal

 Los eventos en Siria no parecen detenerse en las últimas semanas. El gobierno de los EE.UU. emitió un comunicado, donde acusa formalmente al régimen sirio de emplear armas químicas contra población civil. Este acto de guerra considerado como un delito según el derecho internacional sobre la guerra, es para Washington la línea roja de su política hacia siria. Sin embargo las pruebas que confirmen estas acusaciones  no fueron presentadas, más bien Obama se dijo prudente hasta que obtenga las mismas. Un portavoz del gobierno sirio por su lado no sólo desmintió estas acusaciones, sino que pidió dio a conocer la apertura de una comisión de investigación sobre estos supuestos hechos. Las reacciones internacionales se desencadenaron asimismo, en donde Rusia acusó a EE.UU. de querer preparar un escenario tipo Irak, para allanar el terreno para una invasión terrestre en la nación mesopotámica.

La oposición siria organizada alrededor del Consejo Nacional Sirio (CNS), que estuvo encabezada desde su creación primero por Burhan Ghalioun, quien a su vez fue remplazado por Moaz Al Jatib, sufrió un duro golpe interno hace una semana. Después de crear la figura de primer ministro de dicho gobierno paralelo, idea que se estaba tramando desde la pasada Cumbre de la oposición siria, celebrada en Casablanca el año pasado. El nuevo primer ministro Ghassan Hito hace cinco días llevo a Moaz Al-Jatib a resignar de su posición de presidente del Consejo con base en Istambul, Turquía, por razones morales, pues consideró que la figura de Hito viene de forma demasiado precipitada y no ayuda a cerrar las filas entre las corrientes internas del movimiento rebelde. Su sucesor Mustafá Sabbagh tendrá la difícil tarea de gestionar ese conjunto heterogéneo de opositores exiliados no siempre en consenso con la forma de proceder. Además que el reconocimiento internacional  sigue estancado, en la medida que la defección internacional al gobierno de Damasco no fue total, al tener países influyentes, capaces de frenar la sangría que sufre Bashar Al-Assad en el plano internacional de forma creciente. Además el envío de fondos al CNS en concepto de ayuda no letal, que en apariencia fue común a muchas cancillerías occidentales, está condicionado por ciertas demandas por parte de los países donantes, que exigen garantías en la gestión del dinero, y cuentas transparentes que no están cumpliendo por lo visto, puesto que en el plano realista, el organigrama de la misma está basado en gran medida en políticas ex post, sin muchas reglas ni estatutos.

Pero más interesante que el proceso interno de la oposición siria, es el desarrollo de una nuevo frente diplomático contra el gobierno sirio. El ministro de defensa de EE.UU. Chuck Hagel se pronunció recientemente acerca de la suposición no confirmada del empleo de armas químicas contra la población civil. Estas acusaciones se basan a priori en unos videos difundidos en internet por la oposición, donde se muestran a civiles en un hospital que sufren de síntomas, los cuales son atribuidos a esta sustancia. La oposición republicana de EE.UU. comenzó a presionar a Obama a tomar medidas más concretas, dado que se cree y se supone  que la susodicha línea roja ha sido alcanzada finalmente. Cuáles serían los planes militares en el caso, no fue revelado aún. También el gobierno inglés se pronunció en el mismo sentido, por medio de su ministro de relaciones exteriores, William Hague, quien precisó que el posible empleo de gas  sarín, podría llevar a nuevas medidas contra el régimen sirio, de ser comprobadas las acusaciones. Estas son en gran medidas las argumentaciones empleadas por parte de los grandes socios internacionales del CNS. Las Naciones Unidas se han adelantado ya a este escenario, al poner en pie un posible equipo para inspeccionar los supuestos casos. Éste sería llevado por el sueco Ake Sellström por nombramiento del mismo secretario general Ban Ki Moon. Bashar Al-Assad se comprometió a recibir cualquier equipo de científicos que quisiera venir. Sin embargo los rusos insistieron que ellos tamibién mandarían a sus representantes al terreno en el caso. Este caso en pleno desarrollo no ha dado a ver todas sus facetas aún.

La guerra diaria desde dos años, donde el estancamiento de las partes, y la guerra de desgaste se han vuelto pronto en normalidad. Las defecciones al campo opositor se dieron en gran medida en el pasado, pero las posiciones pro-gubernamentales también no son a desconsiderar. La radicalización de la contienda, lleva a un grado de pragmatismo interior y exterior. Cuando Turquía se había mantenido en gran medida leal al gobierno de Al-Assad, su rompimiento de relaciones, y el reconocimiento al CNS, como el otorgarle una sede operativa en suelo turco, fueron vitales en el fortalecimiento de su base internacional, pero en el interior, no es tan evidente, puesto que la división evidente de la sociedad siria ante un círculo de violencia, y en un clima que se venía precalentando desde antes de que caiga el líder difunto Muammar Ghadafi en Libia, entonces, los socios de la empresa libia, ya estaban calculando sus tiros en Siria, una vez terminada la misión  libia. Viendo que esto se dio bien que mal, casi diríase in extremis, ahora estamos siendo testigos de una fase avanzada del conflicto.

La batería de opciones  para la puesta en marcha de la opción militar, y de sus otras variantes menos invasivas, no es nueva ni sorprendente. Entre ellas está el suministro de armas al Ejército Libre de Siria, al envió de fondos adicionales a los grupos rebeldes, y a la instauración de una zona  de exclusión aérea sobre alguna zona del país, para evitar así la muerte de civiles por parte del ejército sirio. La neutralización de las fuerzas aéreas está a su vez en la lista, pues lo que se quiere es quitarle al gobierno de Damasco el recurso aéreo, y poder acercarse cada vez más a zona propiamente siria, de donde atacar puntos estratégicos del gobierno. Actualmente las fuerzas defensivas sirias hacen que toda intervención requeriría una distancia prudencial, que le quita en gran medida efectividad a los golpes militares, en el caso de tener una tal internacionalización de facto.

Las cancillería francesa, británica y estadounidense no se ponen necesariamente de acuerdo en las medidas que tomar, pero si en el objetivo, que es poner en el poder al CNS en Siria, lo antes posible, y con el menos costo requerido. El involucramiento por lo tanto está lejos de una postura no-intervencionista, sino todo el contrario, armas para la oposición, desconocimiento del gobierno formal, apoyo tácito a organizaciones terroristas, ligadas a Al-Qaeda, la lista de elementos relacionados aquí no sería nunca exhaustiva. La guerra de desgaste afecta en ambos lados, y los desesperados intentos de impulsarlo por parte de los grandes patrocinadores internacionales, no está teniendo el éxito esperado, por lo mismo se está buscando darle un golpe mediático fuerte contra el gobierno, y buscando devolverle algo de unidad al CNS, tan fraccionado como se encuentra aún.

Bashar Al-Assad no ha dado su última batalla, ni mucho menos, aunque sus recursos ya no sean comparables con hace dos años. Perdió mucho reconocimiento internacional, y  nacional, pues un importante sector de la población parece identificarse con el CNS y el Ejército Libre de Siria en mayor o menos medida. Pero sus medios son ampliamente suficientes para permanecer en sus posiciones, y recapacitar sus fuerzas, que se encuentran en diversos sitios del país al mismo tiempo, combatiendo lo que ellos consideran grupos terroristas, pues según la ley no tienen cabida de ningún otro modo. Pese a haber ofrecido en reiteradas veces un diálogo inter-sirio, la oposición no ha querido colaborar en ningún momento, mientras que ellos no vean caer el poderío de Assad en Damasco, sólo entonces se dicen dispuestos a negociar. Osea, que más que negociar, lo que buscan es comprar tiempo y fijarse bases en Siria, mientras que no piensas retroceder un centímetro a  sus aspiraciones de acceder al poder por la vía armada.

El desenlace final de tipo libio nos da a entender que para que esta cuestión tome forma, hace falta mucho tiempo y empeño, que no siempre se ve apremiado debidamente, véase el caso libio, donde la muerte del embajador acreditado a Trípoli en el Consulado de Benghazi mostró el lado débil de la seguridad en el marco del nuevo estado libio, que es un caos y una falta de control, en la medida que los grupúsculos obedecen a menudo a sus superiores inmediatos, pero no a las órdenes y reglamentos dados por el poder central ,que carece de toda atribución real que justifique este nombre. De este cuadro sale necesariamente un estado fallido en su mejor representación, incapaz de imponer el imperio de la ley en su ámbito territorial, donde el monopolio de violencia se encuentra fragmentado y repartido por cuotas clánicas y partidarias, y donde toda ilusión de unidad territorial rara vez trasciende el papel. Este es el modelo que le espera a Siria, el día de mañana, si el CNS gana la guerra. En grandes planos, el cambio de régimen en Damasco supondría un reequilibramiento de las fuerzas regionales de Medio Oriente. Sin el régimen alauita, se rompería el eje Teherán-Damasco-Gaza que tan efectivo se ha demostrado en el pasado, por romper su eslabón más débil por ahora, Siria. Irak que también está viendo el resurgimiento de violencia entre corrientes religiosas y étnicas, como prolongación de un conflicto en el poder mismo, son sinónimo que la región entera está en una fase de importante desestabilización.

Siria resiste a la embestida imperialista por parte del CNS y sus patrocinadores, por ahora. Nada está dicho, por lo que pueda surgir mañana, todos están atentos, pero ningún país ha sido capaz de romper las apariencias de respeto a la legalidad internacional, pero si está tramando como finalmente poner en jaque, si no es que tumbar al  rey enemigo en este juego de ajedrez, que está lejos de estar resuelto.

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