La crisis política italiana
parece al fin encontrar una salida. Enrico Letta fue nombrado por el presidente
relecto Giorgio Napolitano para formar un gobierno de unidad nacional. Este
finalmente se da, tras dos meses de un gobierno dimisionario de Mario Monti,
quien finalmente termina su mandato técnico, su gobierno ad interim, que se prolongaba
en el tiempo, mientras que no surgieran perspectivas
de salida a corto plazo. La alianza política que sustenta al presidente del
consejo de ministros italiano, quien formalizará su primera votación parlamentaria
el día de mañana en el palacio Montecitorio, es un tanto heterogénea. El Partito Democratico (Partido
Democrático, PD), que cuenta con una mayoría relativa en la cámara baja
italiana, en la Cámara de Diputados, tiene que cohabitar con un Senado dominado
por una coalición entre el Partito del
Popolo della Libertá (Partido del Pueblo de la Libertad), dominado por
Angelino Alfano, quien es el secretario general, pero siempre en la sombra del
innombrable Cavaliere. Finalmente el
grupo Scelta Civica (Opción Cívica)
liderado por el presidente del consejo saliente, Mario Monti a su vez sella
esta alianza de tipo amplio, que se
supone será la garante de la gobernabilidad del país mediterráneo.
Para llegar a tal acuerdo, fue
necesario que todos los socios reconsideraran muchos puntos conflictivos, y
dieran concesiones serias, si se toma en cuenta el tono de las elecciones y de
la crisis postelectoral recién terminada. El PD que pretendía llevarse la
mayoría en ambas cámaras, se prometió una amplia presencia el pasado 24 y 25 de
febrero. Sin embargo el protagonismo se quedó un poco corto a la mera hora,
cuando el Movimento CInque Stelle Movimiento
Cinco Estrellas, MVS) de Beppe Grillo
se lleva por sorpresa el 25% en la Cámara Baja, superando por pocas décimas a
todos los partidos tradicionales. Los resultados obligaron a Pierluigi Bersani
a buscar alianzas naturales en la formación Sinistra
Ecologia Libertá (Izquierda Ecología Libertad), liderada por Nichi Vendola,
exponente de la política alternativa en Italia, necesariamente contraria a toda
colaboración con la Scelta Civica, por lógica y ante un rechazo categórico por
parte del MVS a toda alianza, al menos que este el candidato fuera el del MVS
mismo. Una situación de agotamiento de posibilidades, hizo que Bersani,
favorito para formar gobierno, abandonara su encargo de gobierno.
Luego vino el vencimiento de la
presidencia de la república hace pocos días, que fue a su vez una prueba de
fuego para la continuidad de las instituciones italianas, que en un limbo de
semanas, no temen por la mayor de sus figuras, la presidencia. Tan sólo la
renovación de mandato para Napolitano, dio un giro a la malograda racha de la
política italiana. Napolitano no quiso mucha ceremonia, más bien optó por
actuar rápidamente. El evidente fracaso
de Pierluigi Bersani, lo llevo a encargar enseguida al número dos del PD,
Enrico Letta a formar gobierno. EL vicesecretario general, en el cargo desde
2009, tuvo desde el 25 de abril hasta el día de hoy para salir con un gobierno
de partidos, y no de tecnócratas, lo antes posible. Hoy mismo fue juramentado y
pasó por el Palazzo Quirinale, antes de ser ungido por la Cámara de Diputados
el día de mañana.
La repartición política no
fue sencilla, pero si pragmática, al
grado de chocar ciertos sectores del PD, y otros sectores políticos no
presentes. El PD se lleva la corona de la joya, con la Presidencia del Consejo
en sí, además de ser el grupo más importante. El PDL, enemigo histórico del PD,
se lleva nada menos que la Vicepresidencia del Consejo, y el Ministerio del
Interior, en manos del secretario del PDL Alfano como número dos desde el punto
de vista fáctico. La formación de Monti, Scelta Civica se lleva el ministerio
de defensa, un grupo menor, llamado Radicali
Italiani se instalará en el ministerio de relaciones exteriores, con Emma
Bonino, además de la Unione di Centro
que se atribuye la gestión administrativa. Lo que más llama la atención debería
de ser la preponderancia de Angelino Alfano en segunda posición, tanto en lo
relativo a lo interior, como por su atribución de vicepresidente del consejo.
La sombra de Berlusconi planea ahí en este gabinete, que además peca por tener
la presencia como consejero de la presidencia, del tío de Enrico, Gianni Letta,
cercano al mismísimo Silvio Berslusconi. Es así que vemos una composición algo
contra-natura, de una importante parte del espectro político italiano unidos en
un gobierno de compromisos nunca antes vistos. Desde que la strana maggioranza (extraña mayoría),
que sustentó de facto a Mario Monti en su mandato técnico, superó toda barrera
política antes infranqueable, ahora el agua y el aceite se ven en la obligación
de compaginar. Estas experiencias políticas, propias entre otro a Francia,
donde a menudo la izquierda tuvo que gobernar codo a codo con la derecha en
diversas ocasiones. Ni hablar de la políticas de alianzas en México, donde el susodicho
Pacto Por México es la prueba viva de
como en lo práctico, y bajo ciertas condiciones, grupos enemigos pueden
compartir la mesa del poder.
Los repartos casi matemáticos de
sectores del gobierno, a las diferentes agrupaciones, no quiere decir que no
haya oposición a esta alianza. El MVS en primer lugar se queda fuera de todo
reparto electoral, o como se quiera llamar, al rehusarse a gran parte de la
vida parlamentaria, en signo de protesta y ante la búsqueda de la anti-política
sin salirse de la misma, un oxímoron que su mismo líder perpetúa a más de una ocasión desde las
pasadas elecciones. Tan sólo la práctica se verá la funcionalidad y eficiencia
del reparto alcanzado, y los primeros disidentes, y ministros dimisionarios,
que tarde o temprano marcarán la pauta política.
No muy lejos del Palazzo
Quirinale, en el Palazo Chigi, (sede del presidente del consejo), un individuo
se acercó y disparó con una arma a fuego contra unos policías estacionados ahí,
un acto de violencia no esperado en absoluto, donde los servicios del estado
entraron en alarma, y se pusieron a sellas rápidamente el área, puesto que uno
de los agentes quedó seriamente herido. Una mujer pasando en el mismo momento,
fue a su vez herida, con lo cual la cifra subió a tres heridos y ningún muerto,
si el estatus del agente más grave se mejorara y fuera dado de alta. El
individuo en cuestión fue detenido, y declaró en el acto que buscaba disparar
contra los políticos en general, pero no los encontró, por lo que disparó a los
policías cerca. La conmoción que crea este incidente en el mismo momento que se
está juramentando el gobierno en el Palazzo Quirinale, dio un susto, que no
está aún digerido, dado que estamos en el mismo día del suceso. El nuevo
gobierno ya tiene un nuevo caso que tratar, desde antes de comenzar, resolver este
misterioso caso del disparo en Chigi.
La tradicional campanella pasó de mano de Monti a
Letta, quien es el nuevo encargado de poner en orden un país que tiene muchos
pendientes, y no pocos problemas simultáneos que resolver. Lo más difícil parece resuelto, pues hay gobierno, y no es técnico, es el fiel reflejo de los
resultado de las elecciones pasadas de febrero, exceptuando al MVS, quien se
autoexcluyó de forma activa de todo acuerdo. Si esta es una solución por muy
temporal que sea, para no tener que volver a las elecciones generales, como
buscaba forzar la situación Grillo y su MVS con diferentes estrategias, el país
puede comenzar a resolver los demás problemas que tiene pendiente, el caso de
los marinos en detención en India, la crisis económica, el programa de recortes
y de austeridad emanado de Bruselas, y un problema social sin igual, en lo que
es hoy en día una economía en vías de pauperización aguda.,La realidad social es que la pobreza en general ha
aumentado en Italia, como en Europa (del sur) en general, a raíz de la crisis
económica y financiera mundial. Y este nuevo gobierno de Enrico Letta tendrá que demostrar su capacidad de gestión, sin que la paz social quede perturbada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario