jueves, 25 de abril de 2013

La instauración de la MINUSMA en Mali o el dilema de la intervención militar inconclusa


La situación de Mali parece evolucionar constantemente desde el golpe de estado perpetrado el año pasado a Amadou Toumani Touré y su posterior dimisión. La ONU acaba de aprobar la resolución 2100, que estipula la creación de una misión en Mali denominada MINUSMA, en sustitución de la anterior AFISMA, y del envío de una fuerza de 11.200 cascos azules y 1.440 policías, con el fin de estabilizar el país subsahariano. En enero 2013 el presidente François Hollande manda una intervención en Mali, con el apoyo de tropas africanas y con el sello de la ONU de por medio. 

Su misión, que se decía de corta duración, sería para restablecer, o casi se diría, salvar la República de Mali de las fuerzas insurgentes, que estaban avanzando derecho sobre la capital, Bamako, conquistando en su paso las ciudades y poblados. Contener los insurgentes, y  frenar la avanzada hacia Bamako fue para la AFISMA su razón fundacional. Hasta 4.000 soldados fueron a enfrentarse, junto al ejército malí, a las diversas fuerzas irregulares en su territorio.  Junto a este contingente, fueron a sumarse 4.000 soldados procedentes de Nigeria, Chad, Benín, Guinea-Conakry, Togo, Níger, Burkina Faso, Ghana y Senegal. Esta fue la fuerza armada, que en los meses pasados había logrado hacer retroceder  a las fuerzas anti-gubernamentales, reunidas en su mayoría al estado de Azawad, autoproclamado desde abril 2012.

La misión de la ONU, será como se estipula en la antes mencionada resolución respaldada por fuerzas armadas de Francia, que inicia una fase de retorno de las tropas a la patria de aquí a junio 2013, reduciendo de 3.850 a 2.000 soldados en suelo subsahariano, e incluso a tan sólo 1.000 a finales del año, según ha salido en la prensa por parte del ministerio de defensa francés. La AFISMA, que aún permanecerá hasta nuevo orden, es actualmente la responsable de mantener el orden en las ciudades reconquistadas a Ansar Dine, con el caso particular de Timbuctú o Gao. El mantener las posiciones de estas ciudades mayores de la región, es la cuestión en sí, pues las fuerzas insurgentes, expulsadas de las ciudades se fueron a replegar a los oasis limítrofes de Mali con Libia y Argelia, desde donde operan.

Las razones estratégicas para controlar dicha región del mundo tienen peso, puesto que se trata de un corredor difícilmente controlable, el cual permite el bandidaje, el contrabando, el tráfico de cualquier producto cotizado en el mercado negro, pasando de drogas, a armas. Ee el corredor subsahariano que abarca desde Mauritania, por Mali, Burkina Faso, Níger hasta Chad, es transitable sin ningún problema, ni cuenta con mucha presencia estatal, por lo que cruzar las fronteras de estos países puede suceder incluso en desconocimiento. Los grupos armados semi-nómadas que se autoproclaman defensores del estado de Azawad, son capaces de transitar entre diferentes países, creando dificultades en los respectivos sitios. En Argelia se dieron casos donde se sitió una planta de gas en pleno desierto, secuestrando a sus trabajadores presentes. En Níger, las minas de uranio explotadas por empresas francesas temen por la seguridad de sus trabajadores como también de los nacionales franceses, posibles víctimas de secuestro.

En este estadio de la cuestión, la debacle consiste en vencer a las fuerzas irregulares presentes, que son principalmente el Movimiento Nacional de Liberación del Azawad (MNLA), el Movimiento por la Unión y el Yihad en Africa Occidental (MUJAO) aparentemente ligados a Al-Qaeda,  Ansar Dine, entre los principales. La creación fáctica de Azawad fue hecha en base de una alianza entre el MNLA y Ansar Dine, pero la guerra interna se produjo y dio como resultado el paso de mando de las mayores ciudades en manos de los rebeldes del MNLA al Ansar Dine. Finalmente la intervención de Francia en el asunto, y la regresión inicial de los insurgentes, llevó ala reconquista parcial del norte, o al menos de la gran mayoría de las zonas pobladas. Sin embargo la relativa tranquilidad es traicionera, puesto que el regreso de combatientes puede ser real en cualquier momento, lo cual no permite una paz real, sino más bien aparente.

Por lo mismo el retiro parcial de las fuerzas francesas responde a diversos factores a tomar en  cuenta. Primero es el del costo político que implica la justificación de la intervención, cuando su imagen anti-sarkoziana le quería tintes de diferentes, en estos aspectos se comienza a parecérsele cada vez más. El costo económico tampoco es menos, pues éste podría ascender a 95 millones de dólares actualmente, y con las finanzas tan delicadas como en el momento parece ser el caso de la economía francesa en particular, y la de la zona euro en general, recortar en gastos es prioritario. Cabe preguntarse, si en el caso, porqué se intervino en primer lugar, cuando las finanzas no responden a las necesidades de la empresa. La implantación de una fuerza de la ONU cambia sensiblemente el mapa de la situación, o al menos es lo que se pretende, cuando dice que iniciará el 1 de julio, y sólo cuando la situación de seguridad lo permita. Esta condición sine qua none, es fiel reflejo de la incertidumbre que reina, incluso en la asamblea general de las Naciones Unidas, pues nadie es capaz de responder con certeza, si estas condiciones se darán en tiempo y espacio, y de la  composición, al menos que se tomen las fuerzas panafricanas, y se conviertan por arte de magia en cascos azules en misión por la MINUSMA.

En cuanto a lo real, independientemente de las insignias, la región tiene una grave problema humanitario, la cantidad de refugiados malíes, séase como desplazados internos, o como refugiados en países vecinos se cuentan en miles, La economía no se restablece enteramente en el norte del país, por mientras no se haya restablecido el imperio de la ley, hasta en el desierto, donde aún permanece el enemigo recluido. Por lo tanto la paz no volverá a Mali a base de balas, ni de cascos azules por sí mismos. Ésta tendrá que ser un diálogo inter-malí, el cual contemple a todas las partes involucradas. No obstante hasta la capitulación final de lo que queda del Estado autoproclamado de Azawad, o de sus fracciones, disidentes dispersados en el desierto en pie de guerra, no habrá normalidad para los malíes. La guerra de desgaste comenzó en el norte, que necesitará la permanencia mediadores de paz, para ser evitada, hasta el día que la guerra vuelva a a sacudir al desierto del Sahara.

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