La situación de Mali parece evolucionar constantemente desde
el golpe de estado perpetrado el año pasado a Amadou Toumani Touré y su
posterior dimisión. La ONU acaba de aprobar la resolución 2100, que estipula la
creación de una misión en Mali denominada MINUSMA, en sustitución de la
anterior AFISMA, y del envío de una fuerza de 11.200 cascos azules y 1.440
policías, con el fin de estabilizar el país subsahariano. En enero 2013 el
presidente François Hollande manda una intervención en Mali, con el apoyo de
tropas africanas y con el sello de la ONU de por medio.
Su misión, que se decía
de corta duración, sería para restablecer, o casi se diría, salvar la República
de Mali de las fuerzas insurgentes, que estaban avanzando derecho sobre la
capital, Bamako, conquistando en su paso las ciudades y poblados. Contener los
insurgentes, y frenar la avanzada hacia
Bamako fue para la AFISMA su razón fundacional. Hasta 4.000 soldados fueron a
enfrentarse, junto al ejército malí, a las diversas fuerzas irregulares en su
territorio. Junto a este contingente,
fueron a sumarse 4.000 soldados procedentes de Nigeria, Chad, Benín, Guinea-Conakry,
Togo, Níger, Burkina Faso, Ghana y Senegal. Esta fue la fuerza armada, que en
los meses pasados había logrado hacer retroceder a las fuerzas anti-gubernamentales, reunidas
en su mayoría al estado de Azawad, autoproclamado desde abril 2012.
La misión de la ONU, será como se estipula en la antes
mencionada resolución respaldada por fuerzas armadas de Francia, que inicia una
fase de retorno de las tropas a la patria de aquí a junio 2013, reduciendo de 3.850
a 2.000 soldados en suelo subsahariano, e incluso a tan sólo 1.000 a finales
del año, según ha salido en la prensa por parte del ministerio de defensa
francés. La AFISMA, que aún permanecerá hasta nuevo orden, es actualmente la
responsable de mantener el orden en las ciudades reconquistadas a Ansar Dine, con el caso particular de Timbuctú o
Gao. El mantener las posiciones de estas ciudades mayores de la región, es la
cuestión en sí, pues las fuerzas insurgentes, expulsadas de las ciudades se
fueron a replegar a los oasis limítrofes de Mali con Libia y Argelia, desde
donde operan.
Las razones estratégicas para controlar dicha región del
mundo tienen peso, puesto que se trata de un corredor difícilmente controlable,
el cual permite el bandidaje, el contrabando, el tráfico de cualquier producto
cotizado en el mercado negro, pasando de drogas, a armas. Ee el corredor
subsahariano que abarca desde Mauritania, por Mali, Burkina Faso, Níger hasta
Chad, es transitable sin ningún problema, ni cuenta con mucha presencia estatal,
por lo que cruzar las fronteras de estos países puede suceder incluso en desconocimiento.
Los grupos armados semi-nómadas que se autoproclaman defensores del estado de
Azawad, son capaces de transitar entre diferentes países, creando dificultades
en los respectivos sitios. En Argelia se dieron casos donde se sitió una planta
de gas en pleno desierto, secuestrando a sus trabajadores presentes. En Níger, las
minas de uranio explotadas por empresas francesas temen por la seguridad de sus
trabajadores como también de los nacionales franceses, posibles víctimas de
secuestro.
En este estadio de la cuestión, la debacle consiste en
vencer a las fuerzas irregulares presentes, que son principalmente el
Movimiento Nacional de Liberación del Azawad (MNLA), el Movimiento por la Unión
y el Yihad en Africa Occidental (MUJAO) aparentemente ligados a Al-Qaeda, Ansar Dine, entre los principales. La creación
fáctica de Azawad fue hecha en base de una alianza entre el MNLA y Ansar Dine,
pero la guerra interna se produjo y dio como resultado el paso de mando de las
mayores ciudades en manos de los rebeldes del MNLA al Ansar Dine. Finalmente la
intervención de Francia en el asunto, y la regresión inicial de los
insurgentes, llevó ala reconquista parcial del norte, o al menos de la gran
mayoría de las zonas pobladas. Sin embargo la relativa tranquilidad es
traicionera, puesto que el regreso de combatientes puede ser real en cualquier momento,
lo cual no permite una paz real, sino más bien aparente.
Por lo mismo el retiro parcial de las fuerzas francesas
responde a diversos factores a tomar en
cuenta. Primero es el del costo político que implica la justificación de
la intervención, cuando su imagen anti-sarkoziana le quería tintes de
diferentes, en estos aspectos se comienza a parecérsele cada vez más. El costo
económico tampoco es menos, pues éste podría ascender a 95 millones de dólares
actualmente, y con las finanzas tan delicadas como en el momento parece ser el
caso de la economía francesa en particular, y la de la zona euro en general,
recortar en gastos es prioritario. Cabe preguntarse, si en el caso, porqué se
intervino en primer lugar, cuando las finanzas no responden a las necesidades
de la empresa. La implantación de una fuerza de la ONU cambia sensiblemente el
mapa de la situación, o al menos es lo que se pretende, cuando dice que
iniciará el 1 de julio, y sólo cuando la situación de seguridad lo permita.
Esta condición sine qua none, es fiel
reflejo de la incertidumbre que reina, incluso en la asamblea general de las
Naciones Unidas, pues nadie es capaz de responder con certeza, si estas
condiciones se darán en tiempo y espacio, y de la composición, al menos que se tomen las
fuerzas panafricanas, y se conviertan por arte de magia en cascos azules en
misión por la MINUSMA.
En cuanto a lo real, independientemente de las insignias, la
región tiene una grave problema humanitario, la cantidad de refugiados malíes,
séase como desplazados internos, o como refugiados en países vecinos se cuentan
en miles, La economía no se restablece enteramente en el norte del país, por
mientras no se haya restablecido el imperio de la ley, hasta en el desierto,
donde aún permanece el enemigo recluido. Por lo tanto la paz no volverá a Mali
a base de balas, ni de cascos azules por sí mismos. Ésta tendrá que ser un
diálogo inter-malí, el cual contemple a todas las partes involucradas. No obstante
hasta la capitulación final de lo que queda del Estado autoproclamado de
Azawad, o de sus fracciones, disidentes dispersados en el desierto en pie de
guerra, no habrá normalidad para los malíes. La guerra de desgaste comenzó en
el norte, que necesitará la permanencia mediadores
de paz, para ser evitada, hasta
el día que la guerra vuelva a a sacudir al desierto del Sahara.
No hay comentarios:
Publicar un comentario