sábado, 12 de noviembre de 2011

La rápida implantación de nuevos gobiernos técnócratas en Italia y Grecia o la injerencia financiera del eje franco-alemán

El día de hoy podría ser el último del saliente gobierno de Silvio Berlusconi. Tras haberse reunido con Mario Monti y con los dirigentes de la oposición, el traspaso de poderes estaría muy cerca de concretizarse en el Palazzo Chigi, mientras que las leyes de estabilidad promulgadas por Bruselas están en camino de ser aprobadas de forma maratónica. En Grecia este cambio se produjo con una gran rápidez con el nuevo gobierno de Lucas Papademos, antiguo vice-presidente del Banco Central Europeo durante la presidencia Jean-Claude Trinchet. El nuevo gobierno de Unidad, formado por los grandes partidos, el Nea Demokratia, el PASOK y el partido de extrema derecha LAOS, han logrado poner en pie una mayoría aplastante, liderados por un tecnócrata por excelencia, quien promete llevar a cabo las reformas necesarias para estabilizar su país dentro de la zona euro en la mejor doctrina neoliberal.

Esta reordenación exprés sin duda da la idea de la extrema necesidad de los mercados de tener "tranquilidad" en los gobiernos, de que honorarán sus deudas adquiridas. Se han registrado en las más importantes bolsas de valores del subcontinente europeo, Londres, Milan, Frankfurt, Paris altibajos que son casi montañas rusas, a raíz de la convocación de un referendum griego sobre los acuerdos de deuda. Esta palabra sería algo si no impronunciable, incluso impensable de la boca de Monti o Papademos. En resumen hemos pasado a coexisitir con dos países mediterráneos, que en un caso estaba en manos del empresario septagenuario multimillonario y corrupto Silvio Berlusconi. En el otro caso gobernaba primero por el primer ministro Kostas Karamanlis, que abiertamente falsificó las cuentas públicas en complicidad del entonces presidente del Banco Central heleno Papdemos, y que entró al euro haciendo trampa, seguido de un gobierno socialista bajo el ya dimitido Giorgos Papandreu.

Esa es la forma de castigar a los deshonestos banqueros como Papademos en la mentalidad de la pareja MERKOZY (Merkel más Sarkozy), quienes en el último encuentro del G20 en Cannes, Francia, han puesto en evidencia la extrema urgencia de poner en orden la casa en vistas de las presencias de mandatarios internacionales bien conscientes de las fisuras existentes en el bloque del euro en sus eslabones más débiles, que actualmente son Grecia e Italia entre otros más. Juntándose entonces el posible referendum griego como una de las últimas medidas llevadas a cabo por Giorgos Papandreu, como también la caída de la credibilidad del gobierno de Berlusconi en el ámbito financiero, la presión ejercida sobre Merkozy fue más que evidente. Es por ello en consecuencia salieron súbitamente soluciones políticas donde no las habría,para recuperar la confianza de los mercados, o de quien se esconda detrás de esa cortina de humo.

El gran proyecto franco-alemán es en concreto llevar la unión monetaria a un nivel aún mayor. La gobernanza financiera del bloque de euro desde una misma sede, con una misma emisión de deuda, con una misma política arancelaria. Esto en primer instancia esconde un proyecto de expansión económica franco-alemán, que prentende subyugar con el pretexto del euro la soberanía de los demás países de menor peso económico. No obstante ésta expansión esconder una creciente debilidad interna, la cual obliga a garantizar más que nunca la inversiones y el patrimonio en riesgo, como puede ser perfectamente el caso griego. Sin duda alguna es demasiado el interés que depende de la economía helena, como para que su soberana voluntad pueda ser tomada en cuenta, en el caso de contradecirse con los intereses que priman en Frankfurt. La hipóttesis misma de que se creen dos euros a diferentes velocidades parece ser cada vez más real, viendo el estancamiento de las periferías de la zona euro, como tambén del corazón mismo que no son un secreto para nadie.

En tiempos tan difíciles hay que poner a tecnócratas que salven lo que queda por salvar. Esto mismo es lo que se hizo en Italia y Grecia. Si ésta fuera la forma de realizarse el gobierno financiero de Schäuble, habrá que ver en el futuro como cada crisis política en algún país puede ser el móvil perfecto para asegurarse que los peones puestos en cada capital suban al poder con toda la forma protocolaria de una democracia. Esto también se podría denominar injerencia en asuntos internos de un país soberano por parte de otro, en este caso Alemania o Francia. Una vez más vemos que hay países más soberanos que otros, que el euro está por encima de todo sacrificio temporal de uno u otro país y sobre todo, encima de la soberanía popular inherente a cada país soberano.

Por ahora el frente se ha estabilizado, los nuevos gobiernos gozarán por un tiempo de su aura de nuevo venido. Pero pronto se verá si los tecnócratas realmetne son los más indicados para defender los intereses de un pueblo que en teoría representarían. Esto a la larga es más una bomba de tiempo que una solución,pues cuando los pueblos reclamen lo que les corresponde legítimamente, se verá si sus apoyos reales están en el país que gobiernan o en Bruselas, París o Berlín.

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