sábado, 5 de noviembre de 2011

La anulación del referendum en Grecia o la conformación de un gobierno de "unidad" bajo los auspicios de la Troika

En Cannes se vivieron horas de incertidumbre por la polémica creada por el primer ministro de Grecia Giorgos Papandreu, quien el lunes convocó de forma sorpresiva un referendum sobre el rescate acordado para el rescate del país el pasado 27 octubre. En efecto tras sobrevivir en el voto de confianza en el parlamento griego con 153 sobre 298, se retractó sobre lo dicho sobre el referendum, ante la voluntad del líder de la oposición Antoni Samaras de formar un gobierno de unidad, el cual evitaría en efecto la celebración tanto del referendum, como de las elecciones generales anticipadas.

Las cancillerías de Berlín y París rápidamente demostraron su rotundo rechazo de someter sus planes a la opinión pública griega, que con cierta probabilidad lo hubiese rechazado con amplia mayoría, lo cual incluso daba la posibilidad de salir del euro para volver al drachma, puesto que de salir el no, todos los canales financieros serían cortados, creando la condición perfecta para una bancarrota asegurada. Sencillamente demasiado dinero ha sido puesto en el país, como para que ahora se considere la posibilidad de escuchar a los griegos. Más que salvar a los griegos, Alemania y Francia se estarían salvando de su propio fracaso.

El nuevo gobierno de "unidad",el cual sin duda alguna hará con recelo lo "recomendado" por la Troika (FMI, Banco Central Europeo, Banco Mundial), se hará cargo más temprano que tarde, de hacer llegar a los acreedores sus dividendos, antes de tomar en cuenta las necesidades de la población, que ya tocada por la desaceleración y el encarecimiento de la vida, consecuencia de los recortes, que han amputado una importante parte de los presupuestos de las economías familiares comúnes helenas.

Las huelgas y protestas que se están produciendo con una cierta constancia desde al menos la caída de Kostas Karamanlis, y que en la actualidad siguen poniendo en jaque las entradas del mismo parlamento y de la plaza céntrica de Syntagma en Atenas. En términos reales las ocupaciones varios ministerios por los mismos empleados, y los enfrentamiento entre manifestantes y policía antidisturbios ha dejado numerosos heridos. La seriedad que puede inspirar el, gobierno de Giorgos Papandreu. Sus compromisos con los acreedores parecen por momentos tan importantes, o incluso más, que las voces que se oyen desde la sala plenaria del parlamento, mientras que la policía mantiene en pie un orden, el cual parece ser rechazado por una gran mayoría de la sociedad. Si no son los taxistas, los trabajadores de los puertos, los empleados púnblicos, los estudiantes, los universitarios, o hasta las amas de casas o los pensionistas que se vuelcan a la calle en protesta de las medidas del gobierno, son actualmente pocos los sectores que se beneficien verdaderamente por estar ligados al poder inmediato que puede ofrecer el secretario del partido socialista PASOK, y que por lo tanto lo defiendan a capa y espada.

Ahora que se vió con todo decoro el populismo llevado por el todavía primer ministro, la credibilidad que le pueda quedar a las instituciones e instancias gubernamentales estará un tanto más minada. Las condiciones para un choque de clases cada vez más agudo en Grecia, que tendrá que reventar tarde o temprano. A la vez la vulnerabilidad del eslabón más débil de la unión monetaria seguirá vigente hasta nuevo orden. El status-quo se ha salvado por un margen pequeño, y los que pagaron la factura fueron una vez los más griegos, para que Francia y Alemania sigan siendo los capitanes a bordo del barco común europeo. La pregunta es ahora: ¿Hasta cuando?

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