lunes, 31 de enero de 2011

La lenta descomposición del régimen Mubarak o el advenimiento de la revolución egipcia

La crisis institucional en Egipto sigue su curso este fin de semana pasado con nuevos acontecimientos violentos en todo el país. La autoridad del presidente Hosni Mubarak siendo contestada en las calles por manifestantes, que reunidos en la plaza de la Liberación (Tahir) proclamando pancartas de Nasser como también del Che Guevara. La policía que fue hasta ahora la lanza de hierro del régimen para imponer el toque de queda, ha cedido por el ejército, que desde el aire tierra pretende mantener un orden, que cuesta cada vez más mantener, incluso en apariencia.

La juventud egipcia ya no teme a la represión, que es llevada a cabo con gases lacrimógenos y con tiros al aire de balas reales. De hecho en este lapso de tiempo se han contabilizado al menos 100 muertes y cientos de heridos. Los mensajes del gobierno convencen cada vez menos a una población ansiosa de un cambio de régimen, donde la proclama más fuerte sigue siendo la demisión de Mubarak simple y llanamente. La oposición antiguamente tan dividida comienza a organizarse en el interior como en el exterior. La llegada de Mohamed El Baradei, antiguo secretario de la Agencia Internacional de Energía atómica (IAEA) se encuentra en arresto domiciliario y neutralizado políticamente por los medios de comunicación. La cadena quatarí Al-Jazeera ha sido suspendida de todas actividades de cobertura en el país, a la vez que el cerco cibernético se mantiene a la vez que las restricciones sobre las redes de comunicación telefónicas. El bloqueo de las redes sociales cierran estas medidas restrictivas que pretenden evitar que esta ola de sublevación tome forma, algo que con toda evidencia ha fracasado.

Las chancillerías occidentales han hecho un llamado internacional en conjunto desde Berlín, Paris y Londres, donde se pide al régimen que se haga paso a una transición democrática. El presidente francés quien participó a la cumbre de la Unión Africana en calidad de representante pro-tempore del G8 y G20 ha declarado por su lado, que Egipto ya no puede gobernar como en el pasado, dado que desde la revolución de Túnez están surgiendo nuevas corrientes en las sociedades árabes, que exigen a su vez una adaptación de los regímenes existentes. En otras palabras ha sacado sus conclusiones de la revolución tunecina, según la cual es más táctico mantenerse al lado de los pueblos, que de las oligarquías gobernantes y corruptas puestas en lugar por occidente mismo en el pasado.

Es que la posición geoestratégica de Egipto no la hace igual que Túnez por ejemplo. El control sobre el canal de Suez, que es el cordón umbilical del comercio internacional y mediterráneo, a su vez que Egipto como vecino de Israel, y por lo tanto uno de los pocos regímenes que tienen relaciones diplomáticas con el estado hebreo, es una pieza clave para el mal llamado proceso de paz palestino-israelí. La Franja de Gaza ha cerrado el fin de semana pasado sus fronteras con Egipto en un acto altamente simbólico, pues de lo común, es a Gaza que se le cierra la frontera con el poblado egipcio de Rafah, ahora parece que Rafah se ha convertido en problemática para Gaza.

La administración Obama tiene como todos los gobiernos estadounidenses una posición privilegiada en este país. Dada su posición de receptor de ayudas militares estadounidenses importantes, segundo en cantidad después de Israel, Mubarak siempre fue un fiel representante de la hegemonía estadounidense en el Mediterráneo oriental y en Medio Oriente. Si bien Hillary Clinton busca no parecer favorecer un régimen tan impopular, siempre si se quiere mantenerse como tal en un hipotético gobierno post-Mubarak. Sea el ejército que tome las riendas del país en el interim, puesto que la actual constitución egipcia es un tanto presidencialista y poco inclinada a prever o implementar un vicepresidente, o un presidente interino salido de la clientela del presidente derrocado, no van a dejar nunca que la hermandad musulmana o cualquier agrupación con fines nacionalistas y soberanistas tome el control del país, y que por consecuencia de una vuelta a toda la geopolítica de Medio Oriente.

Israel por su lado ha declarado en voy del gobierno de Netanyahu, que buscarán ante todo preservar la paz imperante desde la guerra de 1967. Lo que pretenden es que el status-quo salido de la guerra de los seis días. Después de décadas de estancamiento de dicho proceso de paz, que en realidad ha sido el pretexto ideal para imponer un estado en guerra perpetua en Israel, podría estar en riesgo, si se formara una nueva alianza entre un Egipto revolucionario, un Líbano en manos de Hezbollah, y Siria, tradicionalmente más favorable a Moscú que a Washington.Incluso Irán ha emitido una opinión sobre estos eventos, en la voz del ministerio de relaciones exteriores, que se ha declarado del lado del pueblo egipcio, por ende contra el régimen de Mubarak.
Solo Arabia Saodita se ha puesto del lado de Mubarak, asegurándole todo su apoyo incondicional, como era ya de entrada sobreentendido por razones geoestratégicas.

Mientras que el turismo se detiene por la nueva inseguridad en el país, y que los turistas estadounidenses y europeos se trasladan con urgencia fuera de Egipto. La persistencia de las protestas, pese a todos los toques de queda demuestran el poder en momento de debilidad nunca antes vista. Incluso un cambio de gabinete en el gobierno de Mubarak han cambiado poco la opinión que suscita en el calle, que exige su renuncia sin más. Los esloganes de "Dégage Mubarak", en alusión con la revolución tunecina, demuestran la determinación inquebrantable de la revolución que se está produciendo a diario sobre las calles de Cairo, Suez o Alejandría.

La palabra "transición política" está en boca de muchos comunicados oficiales de países occidentales, que ya entreven la posibilidad de un cambio efectivo de los poderes de facto en la zona. También está en boca de un pueblo egipcio, que cansado de treinta años de lo que ya se denomina "dictadura" de Mubarak, dan fe de que más temprano que tarde alguna válvula tendrá que reventar en este país clave de Medio Oriente. Inshalah que este nuevo poder sea realmente representativo del pueblo egipcio, y no una vez más un mero títere de las fuerzas hegemónicas de Medio Oriente.

No hay comentarios: