miércoles, 26 de enero de 2011

La caída del primer ministro de Líbano Saad Hariri o la convulsión general del status-quo post 1967

El tren de acontecimientos no parece detenerse en el mundo árabe desde el estallido de la revolución tunecina. La llama de la esperanza de hecho se propago entre otro, en Egipto y Argelia. Sin embargo en términos generales se puede ver un hecho sin precedente aun mayor en el Libano, con la caida del primer ministro Saad Hariri y la nominacion por el presidente libanés Souleyman a un chiita candidato del Partido de Dios, el Hezbollah, Najib Mikati a primer ministro.

Con esta caída de de Saad Hariri del poder ejecutivo se rompe por primera vez la idea de que los gobiernos de Líbano son necesariamente pro-occidentales, pues al menos desde los gobiernos de Fouad Siniora y de Saad Hariri el partido anti-sirio y pro-occidental se ve desbancado y relegado a la oposición, al menos en el supuesto caso de que no sea integrado en la coalición de gobierno de Najib Mikati. El líder del Hezbolah, Hassan Nasrallah ha hecho unas declaraciones en la prensa libanesa, que su partido no tiene la intención de usurpar ni el poder ni derrocar el estado. Lo cierto es que el retirarle el apoyo al la coalición gobernante de Saad Hariri, le asentó un serio golpe, que puso al primer ministro en minoría, y en un gobierno demisionario, hasta la creación de un nuevo gobierno, suyo o de otro político encargado de formarlo.

La crisis política interna que vive el Líbano con el asesinato aún sin resolver del padre del ex-primer ministro, también en su tiempo al mando de ejecutivo libanés, Rafik Hariri en 2004. La investigación en el marco de las Naciones Unidas para aclarar los culpables, tendían ante todo a una pista en el régimen de Damasco, y en segundo lugar en el Partido de Dios. Sin refutar o confirmar nada, Saad Hariri dejó mucho tiempo este asunto estancado, pero la presión mediática lo hizo sencillamente imposible, y es en tal contexto que el Hezbolah decide retirarse de la coalición. El nombramiento de Mikati sin embargo pone a la República en manos de un cercano a Nasrallah, lo cual hace sonar alarmas en todas las chancillerías occidentales, acostumbradas a tratar con un gobierno moderado a colaborador. Estamos hablando de Francia, que recibe en los inicios del siglo XX el mandato sobre Siria y Líbano, al término de la descomposición del imperio otomano. La neta división de ambos territorios se había de hecho consumado durante el mandato francés, y no existía como tal, siendo Líbano parte formal de una misma wilaya del imperio otomano. Además que se encargó de crear una mezcla en el escenario religioso con al introducción de los drusos y maronitas, para entonces convertir a ese pequeño país, en un mosáico imposible de gobernar sin un consenso de todas las fuerzas, y en definitiva,evitar que el país se pueda incorporar en parte entera en el ámbito árabe.

Es el Quay d´Orsay, quien ahora en palabras de la ministra de relaciones exteriores, Michelle Alliot-Marie está preocupada por que el nuevo ejecutivo respecte los acuerdos internacionales que firmó, además de protegerse " de toda injerencia exterior". Dicho en palabras más claras, el primer ministro Mikati es probablemente más simpatizante de Damasco o Teherán o del Hamás en Gaza, que de París o Washington. En el momento en que el país del cedro le cominenza a dar la espalda a los "consejos" que pueda recibir de París, estas relaciones se convierten en injerencia, cuando vienen de EE.UU. o Francia, no lo son. Las palabras de Hillary Clinton, que ponían en duda la continuidad de las relaciones bilaterales entre Beyrouth y Washington. o es que más que EE.UU., Israél tiene buenas razones para preocuparse de su "seguridad nacional", con un vecino que de pronto se pasa al bando de los contrarios a él y a su valedor, EE.UU. Con un mundo árabe en plena convulsión, ante la inmediatez de los cambios del status-quo, que parecía eterno a ojos de Tel-Aviv, ahora todo esta por determinarse en función de la permanencia o no de regímenes, como la reorientación que puedan tener nuevos gobiernos en Egipto, o en Líbano.

En 2006 Israel entró por última vez en Líbano y no fue un éxito para un ejército un tanto superior en efectivos, como en armamento. La retirada de ahí sin haber logrado nada más que la destrucción de la infraestructura en el país vecino, fue una victoria para la resistencia de Hezbollah, que entonces se vió en la gloria a cara de la población libanesa, al menos la del sur, que siendo expuesta a la frontera y a incursiones periódicas sobre el río Litani.

Entretanto con el poder en Egipto que se encuentra en un momento de suma debilidad ante la ola de protestas sin precedente desde los 30 años en poder de Mubarak, que demandan nada menos que la dimisión del presidente egipcio, pueden poner en duda otro flanco securitario de Israel. En realidad Mubabarak ha colaborado en todos los niveles con Israel, incluso reconociéndolo diplomáticamente. No obstante de querer ser un líder en ámbito (pan)-árabe, abre y cierra la frontera de Rafah hacia la Franja de Gaza en función de la situación interna de ese territorio, en autonomía de facto desde 2007.

Túnez, pionera de toda esta ola de renovación del mundo árabe, ve como su propia revolución quiere ser diluida por un gobierno provisional bajo el antiguo primer ministro Gannouchi. El poder se encuentra firmemente en las manos de los poderosos, pese al exilio del ex-presidente y ahora prófugo a la justicia, Zine Al Abidine Ben Ali. La ola de huelga convocada en la segunda ciudad de Túnez, Sfax estaba decidida a poner presión extra para la dimisión del gobierno interino, mientras que otro sector, mucho menos numeroso de manifestantes se decía favorable al gobierno, y pedía que cesaran las protestas, para dejar a este obrar en la normalidad. La UGTT (Unión General de Trabajadores Tunecinos)no parece querer rendirse a la resignación de una continuación del régimen caído, mientras que con toda evidencia la comunidad internacional no ve con malos ojos la instalación de un poder moderado en los confines del mediterráneo, y en la puertas de la Unión Europea.

Ante una incertidumbre total, con un renacimiento de los pueblos árabes sobre sus (malos) gobiernos desde Marruecos hasta Jordania, Israel tiene todo para temer, pues podrá corromper al régimen que sea necesario para asegurarse los diferentes flancos del "estado cruzado", pero una masa de pueblos en revuelta son absolutamente incontenibles. El lector se encuentra frente a una serie de nuevas realidades, que a primera vista no son evidentes, y que además están en permanente evolución a la hora que estoy escribiendo. La hora a venido a poner en prueba todas las tésis del pasado, que pregonizaban que el mundo árabe esta lleno de dictadores, que la Liga Árabe no es más que una arena de sultanes mandando sobre sus pueblos ignorantes. Incluso se creía que el status-quo post-1967 era practicamente eterno e inamovible.

A esta hora tiemblan los oligarcas árabes, a la vez que los israelítas en su estado cruzado. Los postulados e influencias occidentales que han predominado por tantísimo tiempo, probablemente han terminado por perjudicar absolutamente a todos los sectores de la sociedad, hasta la más acomodada en varios países como en Túnez, y por lo visto también en Egipto. En esta perspectiva es que en algún momento podremos hablar talvez, inshala, que los pueblos árabes reencuentren su equilibrio, efectivamente termine la injerencia permanente en la región por EE.UU. y Europa occidental, y finalmente que no en los términos actuales, sino en unos muchos más favorables e igualitarios, se termine por resolver el conflicto israelíta-palestino, viejo de décadas. Es quizá un sueño, pero que en estas horas histórica esta tomando mucho más forma que en cualquier momento en el pasado.

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