Este viernes 21 de marzo la crisis de Ucrania pasa
una vez más por ambos frentes con más insistencia. Mientras que el presidente
Putin firma la incorporación definitiva ya ratificada por la Cámara Baja de la
Federación, de Crimea y de la Ciudad de Sebastopol. Al mismo tiempo en
Bruselas, Bélgica la Unión Europea (UE) reunida con una delegación ucraniana
presidida por el primer ministro Arseni Yatseniuk firmaron los capítulos políticos del Acuerdo
de Asociación de la UE con Ucrania. En virtud de ellos se pretende no sólo
estrechar las relaciones en todos los niveles entre el ente supranacional y la
nación centroeuropea. Por ello ambos bandos están acelerando sus respectivos
espacios, mientras que desde el punto comercial las sanciones comienzan a tomar
forma con una velocidad vertiginosa, donde tanto Moscú, como también, Londres,
Berlín o Washington han no sólo elevado el tono, sino que aplicado sanciones
concretas tanto a individuos de las altas esferas políticas o comerciales de la
nación afectada, sino intereses económicos y financieros en general.
La
guerra de palabras ha comenzado, donde ninguno de los dos parece ceder terreno,
ni los europeos que esperan una normalización
de la situación ucraniana, y de lo contrario aplican el ostracismo
internacional a Rusia, al resurgir de las cenizas el entonces extinto G7,
excluyendo a Rusia de las naciones más industrializadas e influyentes del
mundo. No se celebrará por ende la reunión de Sochi programada para el junio
del año en curso, ni tampoco se volverá a convocar más reuniones G8. Todo le
contrario en un encuentro internacional programado la semana venidera en los
Países Bajos, se hará un mini-cumbre entre los miembros del G7, para determinar
las acciones por emprender en cuanto a la situación en Ucrania y toda posible
consecuencia para sancionar a Rusia por sus acciones. Con la visita del
Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon a Moscú donde se reunió
con Vladimir Putin, para sacar adelante esta impasse diplomática, Ban busca
romper esta espiral de eventos, a la vez que estará visitando Kiev, donde
también sostendrá reuniones con los principales líderes ucranianos, con la
esperanza de sacar un acuerdo in extremis, que pueda al menos servir de base
para una futura reconciliación ucraniano-rusa. Observadores de la ONU serán
enviados a la península de Crimea para observar el respeto a los derechos
humanos, y sobre todo los de las minorías ahí presentes, según consta un
comunicado de la entidad supranacional.
Políticos
como el ministro de relaciones exteriores alemán Frank-Walter Steinmeier,
quienes tradicionalmente han sido favorables para una normalización con Moscú,
al menos durante el tiempo que Schroeder fue Canciller, ahora se ven inmersos
en una guerra cada vez más agresiva de comunicados y contracomunicados, que vienen
a alimentar ésta interesantísima partida de ajedrez que hasta no ha dado a saber quién realmente está
en ventaja y quien no. Las medidas emprendidas por la administración Obama,
contra oficiales y altos funcionarios del gobierno ruso, junto a empresarios, y
naturalmente sus fondos en EE.UU., han llevado en reciprocidad a Rusia a hacer lo propio con nueve individuos de nacionalidad estadounidense,
entre los que figuran John Boehner, y John McCain a entrar en Rusia y la
nulidad de todo visado o régimen migratorio previamente existente. Por lo que concierne
la UE, otras 12 personas han sido objeto de sanciones en suelo comunitario, en
dónde no podrán volver, ni acceder a sus bienes muebles e inmuebles que fueron
congelados.
Lo
que menos se dice es que se está jugando de verdad en este clima de máxima
tensión, el comercio internacional, pero también los acuerdos existentes entre
empresas de la UE que tienen empresas tipo joint
venture en Rusia, tanto en el sector gasífero, como en general empresas alemanas,
francesas o inglesas o ee.uu. que tienen
intereses que salvaguardar en esta contienda, que por ahora se mantiene
estrictamente en el sentido político, no económico. El día que Renault,
Peugeot, la Deutsche Bank, Mc Donald´s o la British Petrolium vean sus haberes
congelados, al igual que los de los afectados rusos en el extranjero, irán a
las puertas de sus respectivas cancillerías o gobiernos a reclamarles
responsabilidad de haber perdido oportunidades de intercambio internacional.
Sancionar
una economía como la rusa puede tener importantes repercusiones en el
abastecimiento de gas y petróleo, la mayor empresa en el mundo de ese sector,
la Gazprom, puede en cualquier momento tomar la decisión de interrumpir el
flujo de gas tanto a Ucrania, que por cierto ha dejado de pagar sus cuentas
corrientes, y se estaría buscando esta situación, donde perdería el régimen
preferencial del que ha estado gozando en virtud de un acuerdo hecho entre las entes
de gas de Ucrania y Rusia bajo la presidencia de Yanukovich. Lejos de buscar el
diálogo en este sentido, para la permanencia de las buenas relaciones
comerciales, se está buscando en Bruselas la posibilidad de diversificar la
importación de tales insumos, sea de Noruega, pero también desde los EE.UU. que
recientemente fueron descubriendo zonas enteras con Gas sacado por el método
del fracking, que se ha dicho que es potencialmente peligroso en muchos
sentidos, según estudios hechos, y algunos seísmos que fueron provocados ad hoc
a su implementación.
Además
está la complicación inherente de crear
una red independiente de suministro de Rusia, algo que por ahora parece muy
poco factible, tanto para la UE, o Alemania en particular, ni para Ucrania
misma, que depende de forma masiva del gas para su funcionamiento, y que hasta
ahora no ha sido interrumpido, pese a la deuda acumulada ante Gazprom de hasta
11 mil millones de dólares a día de hoy. Una tal acción, que conlleva poner en
riesgo importantes inversiones, posiblemente congeladas por parte del ejecutivo
ruso, sería tan fatal para los mismos impulsores de las sanciones, como para la
economía rusa en sí.
Esta
impasse hace que las relaciones dentro de la Comunidad de Estados
Independientes se fortalezca en consecuencia, comunidad que dicho sea de paso
ha perdido de forma unilateral a uno de sus miembros, Ucrania, recientemente.
China, las economías BRIC, ALBA, Brasil, Cuba, Mercosur o CARICOM, son tantos mercados
potenciales donde Moscú tiene una importante
presencia, y podría reforzar en la medida que sus mercados tradicionales en
Europa occidental se les estarían cerrando temporalmente.
Cuando
dentro de la misma UE hay voces más cautas que otras, entre las que está Italia
o Alemania, otros como los franceses están elevando la voz para medidas aún más
contundentes. En EE.UU. Barack Obama no duda en agregar cada día un poco más de
aceite al fuego, con mayores sanciones que dicen estarían respaldadas tanto por
la mal llamada comunidad internacional
y por el gobierno interino de Kiev. Ahora que la adhesión parece no solo un
hecho consumado, y que Putin firmara su definitiva implementación hoy, da a
entender el espíritu de las relaciones en el concierto de naciones actualmente,
el aislar, el sancionar, el desconocer un proceder, el que ésta misma fue capaz
de dar por válido en el 2008 con el caso de la República de Kosovo. No salimos
de los términos inicialmente puestos, nadie quiere negociar, y aquí estamos
yendo directo contra el muro, mientras que nadie pise al freno en algún
momento, rompiéndose cada día un poco más los múltiples lazos diplomáticos,
comerciales y en general las relaciones entre Rusia y las principales
cancillerías occidentales y la estadounidense.
Este
clima que algunos han calificado de propio de la guerra fría no debería por lo
tanto sorprender a nadie, en la medida que la OTAN sigue siendo una digna
representante de esta época, aún en pie y en plena actividad. El reforzamiento
de las bases ee.uu. en los países bálticos, en Polonia y en Rumania,
fronterizos a Rusia, el cerco militar a la nación euroasiática parece más que evidente
al observador. La posible entrada de Ucrania a esta organización militar, y la
adquisición de equipo militar para su defensa son uno de los objetivos del
primer ministro Arseni Yatseniuk y del presidente ad interim Alexander Turchinov, a la vez que una creación de
milicias voluntarias para la defensa de la nación frente al ruso está siendo
llevada a pasos forzados.
Esta
partida de ajedrez a nivel internacional no ha terminado, y antes de que se
vean las consecuencias inmediatas y más duraderas, seremos testigos de cómo dos
grandes pesos de la diplomacia internacional están poniendo en el juego todos
sus recursos, sin consideración alguna de un acuerdo por muy mínimo que sea. El
verdadero perdedor siendo una vez más
los pueblos afectados, tanto del lado de los sancionados, en Rusia, o de los
ucranianos que están siendo el objeto de la contienda misma, pagando tal vez la
factura real de estos juegos de la Realpolitik.
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