La gira de Mahmoud Ahmadinejad por América Latina en
todo caso habrá tenido su efecto mediático. El presidente iraní está de visita
en la región donde irá a Venezuela, Ecuador, Nicaragua y Cuba. El evidente interés geoestratégico
que conlleva no sería menor, si no lo confirmaran las cancillerías occidentales
y estadounidenses, las cuales ejercieron presiones poco indirectas a los países
anfitriones. En declaraciones recientes de parte de la portavoz del Departamento
de Estado Victoria Nuland a los países anfitriones “que hagan todo lo que sea posible para recordarle al
régimen iraní de que el camino que han tomado en su diálogo nuclear con la
comunidad internacional es erróneo".
La prensa occidental por su lado se ha empeñado a recalcar
la aparente soledad del gobernante persa, como de etiquetar a sus aliados como
dictadores incapaces de provocar cualquier inflexión a las fuertes presiones, a
las que es sometido el régimen islámico, cuando pesa una amenaza de embargo de
compra-venta de petróleo iraní por parte de la Unión Europea en vista, a la vez
que la administración Obama tiene planeado pasos muy similares. En tiempos
donde acechan aires de intervención militar predeterminada por parte de las
principales naciones de la mal llamada “comunidad internacional” una
interrupción tan drástica, provocaría un choque petrolero, ésta vez impulsado
por los occidentales mismos. Para la economía iraní misma sería a su vez
catastrófico, al depender en gran medida de la venta de crudo, para llegar a
divisas esenciales a su subsistencia. Debido a una acumulación paulatina de
sanciones vigentes contra la economía iraní, muchas materias primas están
extremadamente encarecidas. Un veto contra el Banco central de Irán por parte
de EE.UU. y otras naciones europeas ya parece estar provocando una caída del
curso del rial iraní, que oficialmente estaría a 11,.000 riales un dólar, pero
que en la calle se está dando incluso a 17.000.
Pese a que Dilma Roussef no dio continuidad a la posición
privilegiada con Teherán como en los tiempos de Lula da Silva, a efectos
comerciales y estratégicos hay muchos convenios firmados entre ambas naciones,
además de un franco incremento del comercio irano-brasileño. El círculo más íntimo
de los aliados de Irán es sin duda el ALBA, y en primer lugar la alianza con
Venezuela. Aunque esta alianza pueda incluso parecer contranatura, pues un
régimen socialista por ende ateísta, se alía con uno islámico. Son más las diferencias
que existen entre Chávez y Ahmadinejad que las similitudes, y sin embargo ambos
son lugartenientes de una importante reserva de hidrocarburos y ambos tienen
una cierta enemistad con Washington.
Es en este contexto que se deben de ver las posiciones de
los periódicos occidentales, los cuales incapaces de admitir la más mínima
grieta en su certitud sobre la voluntad de Irán de armarse, en momentos como
estos, imposibilitados de callar tanto
al iraní, como impedir la visita misma, demuestran su impotencia presionando al
huésped. Estos tintes de guerra fría no dejan de remitirnos a los tiempos más
obscuros, cuando los EE.UU. derribaron a un avión comercial iraní en la
cercanía del estrecho de Ormuz al parecer “por accidente” en el año 1988.
Los críticos de Irán están ahora mismo en un momento de
gran incertidumbre, a la vez que las recientes fricciones debido a los
ejercicios militares iraníes en Ormuz dan fe de que cada vez menos se está
descartando la posibilidad de un enfrentamiento armado entre Irán y EE.UU. ¿Será
la administración Obama capaz de sacar un nuevo frente militar antes de
pretender relegirse? Lo que se puede constatar es mucha tensión y poco diálogo.
Sin tener tampoco un argumento plenamente válido occidente acusa a Irán de
querer acceder a la bomba atómica sin mucho éxito, pues hasta no poder
demostrar de forma plausible la carrera armamentística iraní, no se puede
tampoco prohibir algo que de forma civil y pacífico no estaría prohibido según
el Tratado de No Proliferación.
Aquí se trata de mucho más que de mero derecho
internacional y de su cumplimiento. Se está buscando un pretexto para llevar
la situación al máximo de tensión, tanto
con Irán como desde siempre con la izquierda progresista, y efectivamente se
está injiriendo en asunto internos de estos países en pos de la seguridad
propia, dejando en entredicho todo estado de derecho. ¿O acaso Londres Washington
o París serían generalmente muy abiertos a recibir consejos de sus otros países
al respecto de quien debería o no recibir en su propia casa?
Ahora con la toma de posesión del tercer mandato
presidencial de Daniel Ortega previsto en breves días, asistirá a su vez el
presidente iraní. Habrá que ver como esto podrá mejorar las relaciones de Irán,
y al menos habrá sido un paseo que no habrá pasado desapercibido para Mahmoud
Ahmadinejad.
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