lunes, 23 de enero de 2012

La Liga Árabe en vías de instrumentalización para la conquista de Siria o la imposición de un embargo de petróleo iraní en la Unión Europea

Las tensiones entre los occidentales y sus archienemigos de  turno se intensifican un poco más. Mientras que en Damasco la Liga Árabe prolonga su misión de observación en el país mesopotámico, desde su asamblea general hay voces críticas, que demandan la dimisión del presidente Al-Assad y por consecuente la preparación para un gobierno de unión, mientras que su vicepresidente tome las riendas hasta la formación de un nuevo poder después de elecciones presidenciales y legislativas anticipadas. Este proyecto de ruta presentado por el ministro de relaciones exteriores de Qatar Hamad ibn Jassem Al-Thani, fue recibido con un rechazo formal por parte del ejecutivo sirio, quien denunció que estas medidas eran una injerencia encubierta y que el presidente constitucional no dimitiría. La oposición siria bajo el liderazgo de Burhan Ghalioum criticó de nuevo que no entablaría diálogo con el régimen sin que el presidente se retire del poder antes.  ´

En Irán por su lado la lucha sigue en varios frentes contra el régimen islámico. En primer lugar el portaviones estadounidense pasó sin incidente por el estrecho de Ormuz, acompañado por un portaviones francés y otro buque de guerra británico. La presencia de tres fuerzas armadas en operación en conjunto por aguas iraníes habrá sido un viaje de riesgo, aunque los portavoces del pentágono han denominado lo sucedido como “operación habitual” de patrullaje del Golfo Pérsico con un regreso programado al puerto de base de la Quinta Flota en el archipiélago de Bahréin. Las autoridades iraníes no opusieron  resistencia al tránsito, que en repetidas veces fue objeto de amenazas por parte del ejecutivo iraní y  estadounidense en las semanas pasadas.

Por el otro lado las sanciones más recientes sobre la economía persa fueron decretadas por EE.UU. y la Unión Europea. En el primer caso un bloque de sanciones contra el Banco Central de Irán fue levantado, mientras que la Unión Europea prevé un embargo sobre la compra de petróleo iraní para el mes de julio 2012. La tentativa de Londres, Paris y Berlín por imponerlo de inmediato fue un fracaso, cuando economías como Grecia dependen más que otros de sus exportaciones de barriles iraníes. Un total de 20% representa para Irán la pérdida de estas exportaciones a corto plazo. Sin embargo habría que ver cual será la estrategia empleada por los europeos para diversificar al grado necesario la compra en mercados alternos. Irán apuesta con razón a nuevos socios comerciales. China es su primer socio comercial después de la UE. Los nuevos tratados comerciales firmados en la gira latinoamericana tal vez se presentarán como la opción más fiable. Sin embargo entre las crecientes limitaciones del Banco Central Iraní, quien ha visto varias cuentas suyas congeladas en Europa y en EE.UU., la duda es ante todo la forma que se planea para enfrentar esta nueva coyuntura que se puede deslumbrar para verano. Las tensiones en ambos casos crecen de forma exponencial, además que la perspectiva de un enfrentamiento bélico se hace cada vez más real. Además si se toma en cuenta el clima de recesión mundial, toda guerra viene muy bien para disipar las críticas internas de los países beligerantes.

Con la espada de Damocles sobre el posible cierre del Estrecho de Ormuz, que por ahora no fue implementado, hay una cierta distensión general, no se produjo ningún choque, por más mínimo que fuese, entre las dos naciones en el ámbito militar por ahora. La guerra se juega ahora por el mundo económico. Las sanciones para Irán son el previo aviso a éste, de que las medidas preventivas tomadas por el momento no se asemejan a lo que podría pasar una vez que el respeto mutuo se haya  roto definitivamente, y veamos en ambos contrincantes una guerra naval o terrestre. En ambos casos los móviles de la misma son tan evidentes, que los argumentos aparentes no son más que meros pretextos, para ir allanando el terreno para la hora de la verdad.
 
En el caso sirio habrá que ver el resultado de las delegaciones de la Liga Árabe, la cual parece tener una lucha interna entre los halcones como actualmente Qatar o Arabia Saudita contra el miembro que fue suspendido hasta nuevo orden, Siria, blanco de las tensiones regionales y bajo la presión de dentro y de fuera a la vez. Si las actividades del Ejército Libre Sirio (ELS), donde se agrupan los soldados desertores no cesan y los ingresos de armas clandestinas al país no son controlados, Damasco difícilmente podrá recuperar la calma y la paz interior, pues no es ya el ejército regular el que provoca la violencia, sino los soldados desertores del ELS que provocan el caos, que es respondido por el ejército, quién a su vez tuvo sus bajas en todos estos meses de conflicto. Los que se llevan balas de ambos lados son los civiles, que con o sin implicación, seguidas veces son las víctimas colaterales. Culpar únicamente al gobierno sirio de estas bajas, es desconocer el panorama completo, donde se desdibuja una lucha patrocinada por el exterior para  renovar un régimen, que en el pasado ha sabido hacer contra-peso a la hegemonía británico-estadounidense,  la cual parece aún dominar la región de Medio Oriente.

Se puede decir con un poco de generalización que estamos frente a un escenario a la “libia”, que sin embargo fue detenido por ahora por el veto de Rusia en el Consejo de Seguridad. De no haberse dado lo último, ya habría una misión oficial que legitimaría la intervención en Siria. La Liga Árabe es el elemento clave, pues sus miembros más reaccionarios quisieran verla colaborar con la ONU para la implementación de una fuerza multinacional en el país mesopotámico, sin ver que esto contradice no sólo la carta de la Liga Árabe o incluso la de las Naciones Unidas.  Por ahora la Liga Árabe ha sabido mediar la situación y de hecho no ha entregado los resultados tan ansiados por las potencias occidentales, que esperaban tachar el régimen de toda clase de acusaciones inventadas sobre la marcha, sino que éstos se vieron frustrados por ver que una aparente normalidad rige en el país que difícilmente podría justificar tal intervención. Si no fuera por la presencia de los soldados desertores que periódicamente ponen en jaque la situación de seguridad interna tan frágil.


En ambos sitios se juegan muchos intereses, y ante todo la “paz americana”. Si Londres, París o Washington se juegan la guerra caliente en zonas de alta importancia geo-estratégica, también pondrán en desequilibrio la economía mundial, la cual se podría ver afectada, al menos en el caso iraní. Este escenario parecía más el de la plena guerra fría, si no es que ahora mismo estamos en pleno siglo XXI. Al parecer algunas cosas no han cambiado desde entonces en el juego de la política internacional.

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