martes, 11 de noviembre de 2008

La seguridad democrática de Uribe o el fin de la época dorada del Uribismo

Cuando todo mundo mira hacia el norte, es normal que otros se aprovechen de la distracción generalizada para seguir con una impunidad que antes llamaba la atención, pero que ha quedado en segundo plano debido a las elecciones en otros países. Este es el caso del Gobierno de Colombia, que está viviendo tiempos muy turbulentos. Entre los periódicos casos de evidencia de nexos con la parapolítica, que tradicionalmente el presidente téflón, Álvaro Uribe Vélez queda exonerado por magia,le tocó un primo hermano mismo del mandatario, Mario Uribe Vélez, de responder por causas parecidas, pero el acusado pensaba refugiarse bajo asilo político en Costa Rica, lo cual le fue rotundamente rechazado por este país centroamericano. Su arresto fue inminente y quedó en evidencia que el círculo más íntimo del presidente colombiano también parece tener nexos bastante estrechos con los paramilitares,y con el narcotráfico.

Recientemente hubo una acción por parte del ejército contra unos indígenas que se estaban manifestando y que sufrieron las consecuencias en su propia piel. Este acontecimiento llegó hasta las más altas esferas, y el mismo presidente Uribe tuvo que reconocer que hubo un uso desproporcional de fuerza contra este grupo indígena por parte del ejército. La destitución del general Mario Montoya constituye un duro golpe en el historial de bajas del gobierno de Uribe.

Para Uribe ahora mismo es un tiempo de gran incertidumbre,pues su conflicto abierto con Caracas y con Quito lo aislan en un mar de gobiernos progresístas de Suramérica. Para dentro está claro que el segundo mandato es claramente ilegítimo y se obtuvo mediante soborno de congresístas. El proyecto de la seguridad democrática está siendo más un lastre que una salida al conflicto armado. Si se toma en cuenta la política de confrontación contra las FARC, a la vez que cualquier rechazo a la negociación. Este tema se encuentra ya ampliamente discutido en artículos previos sobre Uribe Vélez, aunque vale remarcar de que forma hay grupos armados de una ideología determinada que son socios extraoficiales del gobierno y otros que son los enemigos públicos que sirven para tapar todas las ineficiencias del ejército colombiano, a pesar del masivo apoyo militar que recibe desde Washington. Cabe hacerse la pregunta de oro. ¿Que piensa el presidente electo Obama hacer frente a Alvaro Uribe? Seguir con el lema de "business as usual" o cambio de estatus quo, con ello forzando la caída de la estrella Uribe, por su propio peso de implicaciones personales en acontecimientos muy controvertidos en los dos mandatos que tiene asignados en teoría.

Ahora que Ingrid Betancourt está en libertad y que ha dejado de ser el capricho personal de Nicolas Sarkozy, ¿cual es la razón por la que sigue la confrontación ideológica? Las FARC están aún en pie aunque muy debilitadas por bajas muy significativas de gente de la alta cúpula, Raúl Reyes, Iván Ríos, el mismo Marulanda, se les han escapado varios rehenes de alto nivel, con la operación jaque que puso en entredicho el respeto que merece la prensa internacional como es TELESUR por parte del gobierno colombiano. El canje humanitario ya está por dado que se ha enterrado. No sirve a la causa uribista, pues deja claro que estos guerrilleros tienen que estar en pie de igualdad en las negociaciones.

Independientemente de los nuevos lineamientos que salgan del nuevo inquilino de la Casa Blanca, Uribe tendrá que repensar la estrategia por seguir, respecto a los grupos indígenas que se están manifestando cada vez con más insistencia, y que le gobierno no piensa tomar en cuenta. Si pierde el apoyo exterior en concepto militar, toda su ideología de la seguridad democrática se le derrumbaría. Y además en apuros constitucionales hacia su propia persona, como las acusaciones pendientes de los partidos en poder, todos acusados de nexos con el paramilitarismo, en cuanto salga a la luz, posiblemente Álvaro Uribe en persona tendrá que buscar asilo político en algún país amigo a su causa, corriendo el riesgo de no obtenerla como le pasó a su primo hermano. Si de algo sirve un cambio de administración de los EE.UU. es que ponen en evidencia la dependencia de algunos gobiernos adictos a las ayudas exteriores. Será hora que deje de lado ese tono arrogante y esa forma de despectiva de callar al oponente. Tendrá que rendir cuentas al pueblo colombiano,al que condenó a una década nefasta en todos los niveles. Tendrá que reconocer la existencia d millones de movilizados en el mismo territorio nacional, y ya quisieramos ver como ingresa a la cárcel por los crímenes de lesa humanidad que ha perpetrado contra las comunidades indígenas, que se encuentran enfrentadas a un ejército armado por los mismos EE.UU. contra estos armados con piedras y palos.

El cambio es posible en Colombia. Hay formas de liquidar el problema de las guerrillas, hasta de los paramilitares y de las redes clandestinas de suministro de armas. Para eso hay derribar un importante muro que se hace llamar impunidad. La justicia está obstaculizada a la vez que más de un observador ha hecho llamados importantes diciendo que en Colombia se violan los derechos humanos más básicos a ciertas comunidades indígenas. Hasta ahora siempre había quien protegiera a Uribe,pero a este como a Uribe mismo se le terminará acabando el mandato consitucional. Entonces quizás la justicia podrá sacar a la luz los crímenes de una década de seguridad democrática por parte del actual presidente y su mafia.

¡Arriba el pueblo colombiano!
¡Abajo con el paramilitarismo y el narcogobierno!
¡Fuera el mal gobierno!

Hasta la victoria siempre..
Venceremos.

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