miércoles, 2 de abril de 2008

La revolución democrática en Zimbabwe


La euforía entre los ciudadanos del Zimbabwe ante los resultados de las elecciones del sabado 29 de marzo, aún siendo tardíos no puede ser menor. Desde la independencia del país el único presidente que ha conocido la joven nación fue Robert Mugabe, quien ahora con sus 84 años ha sufrido su primer derrota electoral en sus 28 años de gobierno. Su partido Zanu PF ya ha perdido oficialmente la mayoría absoluta en el parlamento. El Partido del Cambio Democrático (MDC) encabezado por Morgan Tsvangirai ha robado también la reelección a Mugabe. Según las leyes electorales del Zimbabwe, el candidato tiene que alcanzar el 51% para ser elejido en primer vuelta presidente por el electorado. Resulta que Mugabe alcanzó el 43% y Tsvangirai el 48%. Ninguno califica por lo mismo en primer vuelta al mínimo de 51%. Habrá que convocar para una segunda vuelta por lo mismo.

El estado de la economía zimbabwense es un caso único en el mundo en todos los aspectos. Es el único país donde sin tener una guerra interna o externa presente la economía se este hundiendo en un grado de una hiper inflación alrededor del 150 000 %. A esta altura hay un desempleo del 80% de la población, y un deficit de abastecimiento de alimentos sin precedentes. La razón por la cual aún subsiste es la ayuda in extremis que recibe de otros países africanos, Libia, Sudáfrica entre otros. En las décadas de gobierno unipersonal de Mugabe un país exportador de trigo se ha convertido en el más deficitario de todos.

Un cambio de mando es más que necesario, viendo el fracaso que supone la línea oficialista. En ella se recuría a expropiar los terratenientes blancos para después repartirlo en la población campesina negra carente de tierra. El problema no es en sí el procedimiento, sino que a raíz de ello el nivel de producción se vió en descenso premanente que actualmente ha alcanzado niveles inimaginables. El país está en ruina, y si en un caso hipotético Tsvangirai llegara a la presidencia, su labor será muy difícil de reparar los daños infligidos por la administración saliente.

Por ahora lo que se puede decir con certeza es que la democracia ha demostrado su poder de cambiar una realidad que no se podía sostener mucho más tiempo sin un ncambio de líderes. Es de suponer que la expectativa que se creará a Tsvangirai no se podrá cumplir en un mandato ni en dos. Sus retos son inmensos, La moneda nacional devaluada está a un nivel del subsuelo y probablemente necesitaría en caso de ganar la presidencia la ayuda de países aliados para lograr las metas que se proponga para sanar la precaria economía nacional.

Aún falta una instancia más para ello, y por más que Mugabe este debilitado, no se rendirá sin antes ofrecer combate. Efectivamente tiene pocos aliados y cada día se encuentra más aislado él como su paritdo Zanu PF. Es de esperar que la avalancha electoral no se detendrá tampoco, pero tiene que demostrar su capacidad de dar el golpe de gracia al régimen decadente de Robert Mugabe.

La desilución reinante en el Zanu PF está en niveles altísimos. El líder carismático de los años 80 se ha revertido en el peor fracaso de todo el continente africano descolonizado. Su popularidad es efímera y su discurso el mismo desde siempre. Mugabe predica un camino en el cual el argumento más fuerte es la expulsión de las empresas occidentales. Sin embargo eso ya ocurrió en su gran mayoría y pocos son los que aún se encuentran en suelo zimbabwense. No ha sabido salir adelante con los medios existente en el país, al contrario se ha metido en un crisis económica fruto de sus propios gobiernos precedentes. De ello poco tienen que ver los culpables citados por el Zanu PF. También ha oprimido duramente toda disidencia con métodos poco ortodoxos que han alarmado hasta los propios simpatizantes. Es un gran logro del MDC haber sobrevivido a ello y aún más haber acaparado tantos votos, en condiciones precarias, donde la transparencia de las elecciones ha sido repetidas veces dudosa. El MDC tendrá que demostrar un liderazgo y una madurez en las condiciones que se encuentra la población, y no perder la confianza que se le ha otorgado en esta histórica ocasión que fueron la elecciones donde empató con el partido oficialista, y ganar la segunda vuelta con mayoría.

El camino está abierto al pueblo del Zimbabwe para salir del abismo en el que se encuentra. Su fortaleza de haber soportado casi tres décadas de mal gobierno es digna de reconocerse. Con un nuevo liderazgo más abierto a la crítica y respetuoso con su propia población,la nación que desde su independencia suscito tanta admiración y respeto por parte del mundo entero, podrá recobrar el emprendimiento hacía un Zimbabwe próspero e igualitario. Dejará de ser un país gobernado por un déspota que ya muy pocos apoyaban y que estaba aislado internacionalmente. La esperanza por un cambio se ha materializado en un acto de revolución democrática y digno de tomarse de ejemplo por otros pueblos oprimidos del mundo.

Que viva el pueblo de Zimbabwe...
Que muera el mal gobierno........

1 comentario:

Anónimo dijo...

que suerte que tengo asceso a tus articulos,me ponen al dia de las injusticias mundiales,no dejes de escribir por favor,sabes cada vez lo haces mejor y con menos faltas.