martes, 8 de abril de 2008

A apagar el fuego del imperialismo

La llama olímpica viaja por el mundo propagando el mensaje de paz que este año es la insignia de lo Juegos Olímpicos (JO) en China. Es curioso ver como esa llama encuentra tanta adversidad a su paso. Se ha intentado apagarla con extintores en Londres, y más de una vez se le ha intentado quitar al atleta de turno por parte de manifestantes presentes en todas partes donde pase.

La escolta china alrededor del portador es algo insólito, siendo la primera vez que un fuego ha sucitado tanto odio por parte de la población en general. Habrá que ver de forma se produce el paso del fuego por el Himalaya, techo del mundo, en el Tibet. El 10 de marzo en sí no tenía mucho que ver con las los JO realmente, sino es el día de conmemoración del levantamiento tibetano del año 1950. Ahora con el fuego a la vista, la población del Tibet se enfrentará cara a cara con la materialización más clara de su ocupación por parte de la China Popular. La solidaridad que ha encontrado en el mundo entero es sin igual, dejando a todos en el dilema moral que suponen los JO en China.

El tema del boicot que tanto resuena no es tan fácil de abordar, considerando lo que implica para los atletas, los cuales han apostado su carrera entera para ese único evento.No atenderlo significa para ellos un freno en su carrera profesional muy duro.También es interesante considerar el aspecto que toma el tema de la libertad de expresión de los mismos. Formalmente no están autorizados a emitir opinión política o personal, puesto que eso mismo lo firmaron para participar en los JO. Los JO no deben tomar tintes político, sino solamente deportivos Eso resulta difícil en un país como lo es China. Nadie quiere prescindir de estar presentes. Eso si queda la opción del boicot político. Simplemente no presentarse a todo aquel acto político que pretenda darle un toque de normalidad al evento.

Para el común de la gente este dilema no entra, pues ya son varios eventos, donde se ha demostrado el interes económico por encima del espíritu olímpico. En Atenas 2004 al menos no había un trasfondo político tan importante. El gobierno de Pekín no considera en ningún momento hacer un paso para el diálogo con el Dalai Lama. Al contrario, la represión cultural contra los monjes es implacable. También ha quedado patente que los tibetanos no están solos. Los iugures, chinos musulmanes también la sufren. Se criminaliza toda protesta en el exterior. La ciudad de San Francisco ha hecho un paso muy simbólico al permitir toda libertad de expresión cuando pasé el fuego olímpico por ella.

Es un hecho que un boicot general no es factible. Puede que si en el plano político el boicot sea general, quede como la opción más los gobiernos. Para los atletas no está prohibido respaldar su apoyo al pueblo tibetano. Y para todos los demás que no entramos en ninguna de las dos categorías anteriores,podemos tomar la postura que más nos parezca. Definitivamente todo aquel que condena el imperialismo en el mundo, y pretende ser coherente con su pensamiento tiene que saber que lo que sucede en el Tibet es una anexión y un genocidio culural, similar a la masacre de Tianmen de 1989. La China Popular es un régimen represivo que no merece el respeto y el honor que se
le ha concedido en el 2001, y si en ese entonces no se condenó la práctica represiva, ahora no es muy diferente.

Reitero mi solidaridad y apoyo al pueblo tibetano, como acuso a Pekín de usar un cerco mediático sobre los tibetanos. Boicot a la legitimización de una anexión imperialista. No por ello se sacrificará a los JO mismos, pero está claro que fue un error designar a China para hospedarlos.

Extinguemos la llama del imperialismo
Condenemos el genocidio cultural del Tibet
Que muera el mal gobierno....

1 comentario:

Anónimo dijo...

has rescatado muy senciblemente la parte humana de estos JO tan conflictivos, hablo de cuando mencionas a los atletas de diferentes paises que han estado preparandose tanto tiempo para este evento, pues es destacable el no perder del todo la objetividad del asunto en su globalidad.