sábado, 19 de abril de 2008

PEMEX- una privatización fast track

La hora urge de cerrar filas contra el acto que se va a consumir delante de nuestras miradas pasivas. La paraestatal Pemex pronto quedará como un capítulo más en la historia oficial del país, de la cual se le ensalazará e idealizará su transición que tuvo para convertirse al fin y al cabo en privada bajo la administración de Felipe Calderón.

Viendo este escenario no resulta raro que el PAN vuelva una vez más a difamar el movimiento de defensa del petróleo y a la resistencia civil, haciendo recurso de la más vil ofensa a una persona, ya de forma repetida, en contra de López Obrador. Ahora resulta que se le compara sin argumento más que con Mussolini, Hitler y AMLO. A cualquier persona mínimamente crítica, sea simpatizante o no de dicho político, le provocaría aberración recurrir a algo tan bajo e insultante para lograr un fín político impopular.

El PAN no puede pretender que sus hazañas se consuman sobre el escenario con la mirada complasciente de la población encantada porque porfín se llegará a las aguas profundas para sacar "nuestro tesoro", en colaboración de otras empresas. Sea entredicho en que consiste esa colabrocaión, asociación, pues nunca se hace referencia a la naturaleza jurídica de este trato. Es más, al igual que en otros países latinoamericanos, sea en Bolivia la YBPF, en Venezuela la PDVSA, no se puede pasar por encima su carácter paraestatal. Evidentemente no por ello será ni rentable ni transparente al grado que uno quisiera, y de hecho rara vez lo es. Pero esto no le quita importancia a que Pemex no es una mina inagotable para un proyecto de país, donde el sistema partidísta y federal está basado en sacarle el mayor jugo a esta paraestatal, que hasta en las precarias condiciones donde se desempeña, logra una rentabilidad envidiable en todos los sentidos. De ahí a que pretendan que pueda reinvertir tan solo el 30% de sus ganancias, que es lo que queda después de pagar los impuestos a Hacienda,y seguir ese modelo a perpetuidad.

Si Pemex sigue en pie se debe más que nada a la convicción de sus t
trabajadores, más que a la buena gestión por parte del gobierno en turno.Se necesita nueva liquidez, mayor transparencia como eficiencia y una gestión de deudas que ha tenido que contraer para seguir funcionando. Hace años que no se hacen nuevas exploraciones, y se sigue apostando a los viejos yacimientos mientras que satisfagan las necesidades circunstanciales. Eso no es un modelo que se pueda sostener a perpetuidad. Habrá que aligerar ante todo la carga fiscal sobre Pemex, darle un respiro, para que entonces pueda recuperar una política de nuevas exploraciones ausente hace un tiempo. O acaso Muriño no se le habrá ocurrido antes que quizás sea algo desproporcionada la carga impositiva sobre ella?

Todo termina siendo un pretexto para consumar la privatización. Años de saqueo, de mal manejo, de abuso sobre sus beneficios, y de malversiones al estilo PEMEXGATE. Que nadie se mienta a si mismo y crea que tal como está ahora sea viable, pero es justificado preguntarse, si acaso no se quiere que lo sea. Calderón lleva desde el sexenio de Fox al mando del sector energético, por lo que se lo conoce lo bastante bien como para no ver ahora la oportunidad de su carrera política para darle el golpe de gracia,el mismo que han esquivado otros gobiernos anteriores, por no caer en desgracia ante la opinión popular.

Viendo en consecuencia el nivel de descontento que está actualmente en el aire en México, todo es factible. Aquí se trata de un movimiento pacífico, lo cual da por sentado que cualquier intento de criminalización quedará en vano. Si alguien es criminal aquí será Muriño y no el pueblo alzado. Que nadie se pierda en falsas apariencias que nos quieren distraer y dividir, el último recurso que queda en casos de crisis mayor, como lo que hay actualmente en las calles de México. La resistencia tiene que hacer lo que tenga en su poder para hacerles la vida imposible a todos aquellos que pretendan enriquecerse abiertamente de la riqueza que yace en el territorio mexicano. Esto puede que haya sido práctica anteriormente, y lamentablemente no hay memoria histórica para recordarlo.

El movimiento de la defensa del petróleo tiene el deber de volver a un modelo de país, donde los beneficios de una industria nacional se repartan equitativamente, y sin con ello hacer de ella una empresa que cause pérdidas. Juntos se puede lograr frenar cualquier enmienda, haciendo la presión necesaria. Solamente juntos, pues de lo contrario este sexenio será el que terminó con la realidad de la que tantos mexicanos eramos tan orgullosos, que nuestro petróleo sea ante todo mexicano.

No hay comentarios: