sábado, 23 de enero de 2010

Haití después del terremoto: entre la miseria y la ocupación militar

La catástrofe humanitaria en Haíti continúa mientras que el gobierno haitiano ha declarado terminado el plazo de búsqueda de sobrevivientes de la última réplica que sacudió el país hace escasos dos días. A esta altura las estimaciones del gobierno ascienden a 111 mil muertos. Se han rescatado a 132 personas en las duras labores de rescate de sobrevivientes por parte de equipod venidos de distintos países, entre los que figuran Cuba, Venezuela, México, España. En concepto de ayuda humanitaria la cuestión permanece más problemático por la condición de ocupación de la poca infraestructura presente para su distribución, principalmente el aeropuerto internacional de Puerto Príncipe en manos del ejército de los EE.UU. por acuerdo con el gobierno de Haití.

Hay muchos incógnitas acerca del proceder de los EE.UU., en cuanto a su rol predominante de 16 000 soldados en el país, por razones aparentemente humanitarias. Además de la presencia IV flota, que actualmente mantiene los mares territoriales haitianos sellados, para evitar la salida masiva de haitianas por la mar hacia sus costas. El régimen de restricción que se ha impuesto a los ciudadanos haitianos para trasladarse. Ni hablar de la práctica imposibilidad para los haitianos de conseguir papeles para viajar al exterior. Las colas en los consulados y en las oficinas de emisión de pasaportes son evidentemente largusímas, recordando tantos otros epidsodios, como la crisis económica de Argentina en 2001 y en Uruguay en el 2002.

Mientras que la comida es sumamente escasa, entra también la cuestión de que la ayuda que de entrada tiene tantísimos obstáculos para llegar a los necesitados, el ejérito de los EE.UU. reniega el permiso a los aviones cargados de ayuda a aterrizar en el aeropuerto de Puerto Príncipe. También se han expulsado a los periodístas de esta zona haciendo la cobertura de los sucesos un tanto más dificultoso. Las enfermedades proliferan, la malaria, el tifus, la cólera, etc, en condiciones higiénicas muy malas. En términos generales se puede decir que Haití se encuentra en un nivel de pobreza comparable con muchos países subsaharianos.

La presencia de facto del ejército de EE.UU. ha convertdo a este país caribeño en un país bajo ocupación, que sin contar con el aval de la ONU, si se toma desde esa organización como una situación admitida y hecho consumado. Al contrario el secretario de la Naciones Unidas Ban Ki Moon se ha pronunciado pidiendo 3500 efectivos de cascos azules para Haití. A partir de ahora y por un tiempo indefinido el ejército estadounidense podrá disponer y mandar de forma indiscutida con el beneplácito de un gobierno títere de René Préval.

La suerte de los haitianos cuenta de hecho poco, pues la conferencia de donantes internacionales para Haití, que se reunirán el 25 en Montréal, Canada, decidirán una vez más la suerte de este país condenado a sufrir las consecuencias del cambio climático. Los haitianos que apenas disponen de recursos naturales no han contribuido apenas en las emisiones de CO2 que ahora amenazan nuestra continuidad en este planeta, pagan la factura de esta forma.

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