domingo, 2 de marzo de 2008

Medvedev, el hombre más poderoso de Rusia ahora como presidente

Vladimir Putín se salió con la suya. En la elecciones convocadas este domingo su sucesor designado Dimitri Medvedev arrasó con un porcentaje cercano al 70% del electorado ruso. Siguiendo el guión establecido por el presidente saliente y probable futuro primer ministro el nuevo gobierno será más de lo mismo. Una oligarquía petrolera influyente en todas las esferas de poder del país. Con una participación del 60% y una presencia más simbólica que real de 25 observadores para el segundo país más grande en superfície del mundo,es un hecho que todo estaba planificado de antemano. Los partidos liberales excluídos de la contienda desde el inicio y los candidatos menores que se presentaron eran solamente la decoración de una sucesión dinástica de Putín.

En este nuevo mandato no hay sorpresas que esperar.El presidente Medevedev, también presidente de la Gazprom, mayor empresa petrolera, el poderío ruso se va incrementar aún más. Ya han habido amenazas al suministro Ucraína, ese vecino tan poco colaborador con las directrices moscovitas. En la política internacional esto implica a su vez que en la creciente tensión en la ONU como en la OTAN respecto a la independencia uniilateral de Kosovo seguirá su curso actual.

La cuestión pendiente es aún la aceptación que recibirá Medvedev en la arena internacional. Los gobiernos europeos muy preocupados por su dependencia energética hacia Rusia poco podrán alegar, teniendo en cuenta que Medvedev ahora no solo tiene en sus manos los hilos de Gazprom sino también de la diplomacia rusa. Esto lo convierte en un hombre muy poderoso para fuera como en Rusis misma. Incluso no es de dudar que intente en primer instancia colaborar con el Primer Ministro Putín, pero que lo elimine quedándose como el hombre más influyente en su nación. El tiempo aclará estas cuestiones.

Por lo pronto el hecho se consumió tal y como se planificó. Solo alguién aún más influyente que el mismo Medvedev podrá desbancarlo en cuatro años. Y el círculo vicioso del poder sigue su ritmo.

No hay comentarios: