jueves, 20 de octubre de 2011

La muerte de Ghadafi o el fin de la guerra de "liberación" de Libia

El día de hoy murió Muammar Ghadafi en la ciudad de Sirte. El difunto líder murió en la misma ciudad donde vió la luz hace 69 años. Su muerte ha salido a la prensa con todo el peso de la actual propaganda pro-CNT, y al menos una parte de los libios están en festejos, mientras que los -ahora si- últimos bastiones en los barrios de "Dolar" y "Nr 2" que permanecen contrarios al Consejo de Transición se están desmoronando. La guerra de "liberación" de Libia ha llegado en efecto a un punto final, donde la resistencia de Ghadafi cede ya por desgaste y por falta de margen de maniobra. Lo cierto es que la vía que escogió el difunto líder fue la resistencia hasta el último cartucho, llegando hasta la muerte como mártir.

En resumida la justicia se dió por mano propia, y no se le dió la posibilidad a la Corte Penal Internacional de interceder o incluso intentar impartir un mínimo de estado de derecho, cuando pesaba sobre él un mandato internacional de arresto. No se quizo o no se permitió, y en todo caso se quizo eliminar la posibilidad de celebración de un juicio en forma y derecho, que pudiese conllevar a incriminar al mismo CNT por crímenes de guerra. Desde la caída de Trípoli el paradero de Ghadafi se convirtió en un mito con potencial del tipo de Bin Laden o Saddam Hussein. Sin embargo el CNT ha hecho lo imposible para evitar este destino.

Se decían en la prensa muchas hipótesis de posibles países donde hubiera huido, entre los que figuran Venezuela o Niger. La familia de Muammar que sobrevivió a la guerra estando ya en el exilio en Argel, sólo le quedaban pocos allegados en la etapa final de su vida. Durante estos seis meses fue testigo de un progresivo y prolongado desgaste de su poder. La defección de la comunidad internacional y la dimisión de su cuerpo diplomático como de sus ministro, fue el comienzo de su descenso al infierno. Luego vino la Resolución nr 1973 que abrió la brecha a la intervención militar de Francia como primera nación beligerante. El duo David Cameron-Nicolas Sarkozy se comenzó a concretizar, a organizar conferencias internacionales, donde se repudiara al dirigente públicamente. Luego vino la particular gesto de parte de Francia de reconocer formalmente al CNT como representante legítimo del pueblo libio. El CNT se ganó antes el respeto en la arena internacional, que en su tierra. Fue de a poco que se fue tejiendo toda una red que fuera reduciendo el margen de maniobra de Ghadafi en la medida que el argumento de la pretendida comunidad internacional, que en efecto se pudo reducir a Francia, el Reino Unido y EE.UU.

En especial Italia fue el caso particular que hizo bascular la conyunctura. De una aparente relación especial entre Silvio Berlusconi y Muammar Ghadafi, después de haber firmado un tratado de restitución de la deuda histórica colonial, el mismo presidente del consejo de Italia aliado con la Lega del Norte, le dió la espalda de facto con la permisión de utilizar sus bases militares del sur del país para la operación de la OTAN. Desde la ambigüedad de la alianza contranatura del gobierno italiano, donde la Lega sostenía un posición contraria al PDL en la intervención en Libia, sin por ello romper con la coalición. El paso decisivo fue la declaración de guerra de Berlusconi a Ghadafi, con ello proporcionando una unidad de fachada en la OTAN, en una zona vecina de las aguas territoriales libias.

De una propuesta de resolución en el Consejo de Seguridad por parte de EE.UU: que portó el número 1973, se pasó a implementar una zona de exclusión aérea en la nación africana. Sin decirlo, su propósito fue desde un principio una acción ad personam contra el líder libio. En la letra suponía proteger la población civil de todo abuso de las fuerzas de orden. No obstante dicha fuerza preventiva fue dirigida esencialmente a todos los seguidores de Ghadafi y en beneficio del CNT. Esto no quiere decir que por equivocación muriera justamente población civil, que estaba siendo el objeto de la operación. Al incumplir la clausula que prohibe la presencia en tierra de fuerzas extranjeras en suelo libio. En un principio Francia intentó aparentar cumplirlo, pero a semejanza de Vietnam, se envió a consejeros militares a los rebeldes insubordinados de Beghazi. También se procedió a armar esta organización con pretensiones hegemónicas y primer interesado en ver la cabeza del líder caer en su propio beneficio. Es así como ex-colaboradores enteraron en el seno de la CNT.

Con la caída de Trípoli a finales de agosto, la resistencia se fue quedando cada vez más reducida hasta el punto en que se redujo a dos ciudades, Bani Walid y Sirte. Bani Walid cayó el 17 de ocutbre en manos de la CNT y además se fue cerrando el sitio de Sirte. Inevitablemente el repliege de las fuerzas restantes de Sirte a su vez se vieron con cada vez menos terreno, hasta el punto actual, donde sólo quedan bolsas de resistencia por "pacificar".

La cabeza del rey ha caído, y con él, la suerte de todos sus allegados. Los que supieron pasarse al bando correcto ah0ra serán los encargados de impartir su justicia. Los demás están muertos, se han rendido o están en el exilio. La NATO podrá pronto replegarse y concentrase plenamente a la futura operación en el mediterráneo oriental. Con un Consejo de transición en pleno pleito interno, y con un retraso que se está haciendo evidente en la implementación de los principios supuestamente democráticos, no han sido aún capaces de controlar todas sus fuerzas locales ni de crear estructuras para el futuro estado, que contrario al carácter laico como fue desde 1969 hasta 2011, que a partir de ahora se basará en la sharia.

Para matar al rey, tuvieron que aliarse con el diablo, en este caso con las formaci0nes de Al-Qaeda local, como con islamistas fundamentalistas, que son en el fondo los enemigos de todo estado laico. Ahora que el nuevo régimen se ha implantado, habrá que comprobar si las apuestas de ese juego irán al pueblo libio, o al contrario se convertirán en un colonia más de occidente, que será la proveedora de gas y petróleo barato para Europa, despojando de paso a los libios de su principal recurso natural. Los nuevos hombres fuertes se han sometido a los designos de París y Londres. Ahora que ya no está el gato, los ratones están de fiesta, al menos hasta que vean que el nuevo gato venido puede ser incluso peor, que el que se fue.

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