martes, 22 de marzo de 2011

La operación Odisea del Amanecer o el comienzo de la guerra civil internacionalizada

El viernes pasado finalmente los países líderes de Europa tomaron una iniciativa. No sin antes lograr la votación de la resolución 1973 votada en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas como respaldo. Una coalición internacional formada por ahora del Reino Unido Francia y EE.UU., que han comenzado desde el viernes 18 de marzo la aplicación de una zona de exclusión aérea en Libia. Esta medida que hasta su puesta en práctica parecía la única solución para parar el masacre de civiles libios rebeldes al coronel Ghadafi. Esta medida que llevan a cabo en parte las fuerzas aéreas francesas ha procedido a nuetralizar la capacidad de las fuerzas libias, poniendo fuera de uso una parte de sus aviones y bases logísticas terrestres. En consecuencia el avance del ejército libio sobre Benghazi fue detenido in extremis, salvaguardando la existencia de las fuerzas rebeldes en Cyrenáica.

Mientras que la semana pasada la demanda de la Liga Árabe estaba a favor de la implementación de dicha medida, ahora se ha retractado de esa postura. Cabe resaltar la manera que Arabia Saodíta fue una de las voces más favorables, a la vez que logró convencer otras cancillérías árabes a votar a favor de la resolución en las Naciones Unidas. Visiblemente los saodíes se han arrepentido de ello, pues no sólo su imagen en el mundo árabe quedo dañada por la medida. El precedente de la entrada efectiva de la Coalición internacional en Libia marca un punto clave en el desarrollo de la rebelión que pronto toma formas de guerra civil internacionalizada. La retirada de las fuerzas de Ghadafi hacía Adjabidja a 140 km de Benghazi y los bombardeos de los franceses británicos y ee.uu. en varios sitios, desde Trípoli misma, pasando por Misurata y el actual frente de Adjabija dan idea de una etapa de la guerra, que pasará por una presencia enemiga en el espacio aéreo libio, y el bombardeamiento de sitios estratégicos desde el aire. En todo caso la resolución no autoriza a las fuerzas aliadas de entrar en el país con tropas de ocupación.

La socieda libia se encuentra dividida entre los partidarios de Ghadafi y rebeldes hacía el Coronel. La convivencia de ambos grupos uno al lado del otr, en todo el país, incluiendo Bengazi,considerado el bastión de la rebelión, cuando en las semanas pasadas dicha ciudad estaba aún enteramente en el control del guía. En una situación en permanente cambio, donde la superioridad militar ha cambiado de bando en dos ocasiones, es cada vez más difícil entender el desenlace actual, El tabú ha caído, y Libia pasa a ser de facto un país intervenido militarmente. Lo más seguro es que habiendo logrado el primer propósito con una cierta legitimidad conferida con la resolución de las Naciones Unidas. La posibilidad de que en algún momento opten por la intervención en tierra queda un poco más cercana a la realidad. Los argumentos esgrimidos por representantes de la izquierda latinoamericana, que han sido críticos con la actitud injerencionista de Occidente en Libia, advirtiendo una intervención de carácter económico en el país se está haciendo cada vez más realista. El presidente venezolano Hugo Chávez demostró su pragmatísmo político al proponer negociar con el régimen del coronel, cuando todas las cancillerías occidentales se habían puesto de acuerdo de aíslar al tirano libio. Nadie tomó en serio sus intenciones, y por lo visto la opción de la intervención militar fue considerada la más apta. La imprevisibilidad de la duración de la misión, como la ambigüedad de su alcanze, hacen parecer esta resolución más bien como un cheque en blanco para las tres potencias invadoras.

La naturaleza de las relaciones internacionales, con una esfera de influencia mediterránea de EE.UU. mediante su aliado y satélite Israél, vigente desde los inicios de la guerra fría, ha hecho que la existencia y seguridad del estado hebréo sean las líneas directrices para la región entera. El régimen libio representa en sí un modelo del tiempo de la guerra fría, que ha sobrevivido los cambios ulteriores a la caída del muro del Berlín. En los tiempos del bajo imperioestadounidense, se ve cada vez más que el fín justifica la causa, y como se hacen notar grietas cada vez mayores en los tejidos del poder ee.uu. La administración Obama, la cual hademostrado ser muy atenta a las preocupaciones del estado hebréo, no ha sido ni de lejos tanconsecuente como se había propuesto recién electa, en la resolución de los conflictos de Medio Oriente. La evidente contradicción, que en un inicio se basaba en el laxismo en presionar al estado zionista frente a los abusos cometidos contra territorios y poblaciones palestinas, tanto en Gaza como en Cisjordania, dan a entender que no existe una real voluntad de romper con el esquema del apoyo incondicional hacía Tel Aviv. Ahora con el precedente de la imposición de la zona de exclusión aérea, se abre un nuevo frente en la guerra interna de Libia, ahora internacionalizada. De llegar a aplicar una táctica de llegar de a poco a un guerra en aire y tierra, mar, seríamos testigos del comienzo del nueva área de entrenamiento militar en Medio Oriente para Occidente. Los trazos de la nueva era árabe se están comenzando a hacer visibles. En ella con toda evidencia, el intervencionismo ee.uu. se transformará una vez más, para permanecer cueste lo que cueste en las aguas mediterráneas orientales, para controlar el comercio del petróleo internacional, y ante todo, preservando la tan necesaria seguridad del estado de Israel.

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